Quítense de vosotros toda amargura, ira, y… – Efesios 4:31

Meditación sobre Efesios 4:31 por el A.I. Marcos Mercado E.
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México

Muy buenos días, como cada jueves me da mucho gusto enviarles un muy cordial saludo y doy gracias a Dios porque el día de hoy nos permite poner nuestra atención en el versículo 31 del capítulo 4 del libro de los Efesios y antes voy a leer los versículos del 29 al 31 que dicen de la siguiente manera:

29 Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes.

30 Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención.

31 Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia.

Desde el versículo 17 de este capítulo 4 de Efesios el tema de las exhortaciones ha sido “Despojaos del viejo hombre. Renovaos. Vestíos del nuevo hombre”.

Y esta renovación implica un cambio completo, básico, una separación del mundo al cual antes habíamos servido, y una adhesión a Cristo, como nuestro Señor y Salvador a quien hemos recibido y confesado.

Y aunque los jueves anteriores ya hablamos del mandato a los creyentes de que no salgan palabras corrompidas de nuestra boca, ahora la Biblia nuevamente considera los pecados de la lengua

Y este versículo menciona seis calificativos característicos del viejo hombre que a su vez son actitudes o acciones desagradables, que deben ser erradicadas por completo de los miembros de la familia de Dios que son:

1.- Quítense de vosotros toda amargura
2.- Quítese todo enojo,
3.- Quítese toda cólera e ira
4.- Quítese toda gritería
5.- Quítese toda maledicencia y
6.- Quítese toda malicia

Y los invito para que brevemente consideremos cada una de estas seis acciones y la primera acción dice:

1.- Quítense de vosotros Toda amargura

En el texto original en griego la palabra que se utiliza es pikria y se traduce como amargura y también puede significar tener un espíritu y un lenguaje agrios, y ¿saben qué? no hay nada más triste que las personas que tienen una visión negativa y cínica de la vida.

Armitage Robinson citando a Aristóteles definió a una persona amargada como la que tiene “un espíritu amargado y resentido y se niega a reconciliarse”.

Ahora bien, ¿De dónde viene la amargura?

Cuando una persona no quiere perdonar a alguien, se produce en ella un resentimiento y el resentimiento produce amargura.

Y por ello el primer paso para evitar la amargura es el perdón, y Dios nos ordena claramente en la Biblia que perdonemos y al respecto, cuando el apóstol Pedro le preguntó a nuestro Señor Jesucristo ¿cuántas veces debía perdonar? ¿Qué le contestó el Señor?

Mateo 18:21 Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? 22 Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete.

Y fíjense bien, que cuando alguien no quiere perdonar enfrenta tres consecuencias, agravantes o problemas o muy serios:

1.- el Señor Jesús dijo en Matero 6:15

“más si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas”

O sea, Dios no le perdonará a esta persona sus ofensas que seguramente son muchas más que las que ella ha recibido

Hebreos 12:15 dice: Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados

Y este versículo también nos advierte tres cosas respecto a la amargura: 1.-Por ella algunos pueden dejar de alcanzar la gracia de Dios 2.- la raíz de amargura puede estorbar y ser un lastre, una carga que algunos ya no pueden soportar y 3.- Muchos pueden ser contaminados

Y una consecuencia importante de no perdonar, es que el más afectado es el que no perdona debido a que la persona que provocó la ofensa, quizás ya hasta olvidó el incidente, pero el resentido se encuentra amargado, a veces por muchos años o toda su vida y su amargura le afecta no solo a él sino también a los que le rodean principalmente a su familia

La amargura también provoca que una persona tenga la lengua aguda como una flecha, y afilada como una navaja.

Y como la amargura guarda resentimiento contra su prójimo, cuando tiene la oportunidad, le ofende perdiendo los estribos con palabras que muerden o hieren.

Y es muy fácil detectar y notar si existe amargura en una persona ya que cuando habla de la persona que lo ofendió, lo hace con resentimiento y amargura

Ahora bien, Después de ordenarnos que dejemos la amargura, en segundo lugar, se nos ordena a los que somos miembros de la familia de Dios

2.- Quítese de vosotros todo enojo,

la Real Academia Española define El enojo como: Movimiento del ánimo que suscita ira contra alguien.

Y nuestro Señor Jesucristo en contraposición al enojo, en el Sermón del Monte dijo:

Mateo 5:5 Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad

Y Proverbios 16:32 dice: Mejor es el que tarda en airarse que el fuerte; Y el que se enseñorea de su espíritu, que el que toma una ciudad

Ahora bien, el enojo, provoca la ira y por ello la tercera exhortación que encontramos para nosotros en este versículo de la Palabra de Dios es:

3.-quítese de vosotros toda ira y cólera las cuales son obviamente similares ya que la cólera denota un arrebato apasionado y la ira una hostilidad más asentada y sombría.

Y aún más en cuarto lugar, en este versículo Dios también nos ordena:

4.-Quítese de vosotros toda gritería

Y esta acción describe a la gente que se excita, alza su voz en una pelea y comienza a gritarle a los demás

La gritería es el resultado de todo lo anterior, de la amargura, del enojo, de la ira o cólera o furia acumulada y es la explosión violenta de una persona que fuera de sí comienza a gritar a otros con una fuerte pasión de antagonismo que expresa por medio del tumultuoso estallido, y para ello utiliza palabras ofensivas e inadecuadas debido a la indignación que domina a la persona, ya que su corazón ruge como un horno que arde.

Y Mateo 5:21, 22, nos indica que la gritería puede ser equivalente a un homicidio potencial y dice:21 Oísteis que fue dicho a los antiguos: No matarás; y cualquiera que matare será culpable de juicio. 22 Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio; y cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será culpable ante el concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego.

Ahora bien, en quinto lugar, este versículo nos dice que los creyentes también debemos dejar

5.- La maledicencia o calumnia

La palabra que se utiliza en el texto original en griego es blasphémia que se traduce como maledicencia y su significado tiene que ver con hablar mal de los otros, especialmente por detrás, y por lo tanto difamar y aun destruir su reputación.

Por lo que aquí se nos ordena que no usemos un lenguaje ofensivo, ya sea contra Dios o en contra del prójimo.

Y finalmente la sexta y última recomendación de esta lista sobre el mal uso de la lengua dice quítense de vosotros toda malicia”.

Y la malicia se refiere a la mala voluntad, que no solo desea, sino que trama el mal en contra de la gente.

Y la malicia no es meramente una “travesura” sino que, es una inclinación perversa del pensamiento, con una disposición maligna o vil que se deleita en ocasionar daño para herir al prójimo.

Porque la malicia contiene todo lo que ya dijimos antes es decir rencor almacenado, con amargura, enojo, ira, descontrolada indignación, arrebatos de ira, que lleva inclusive a peleas públicas con gritería y maledicencia y burlas calumniadoras

CONCLUYO

Para los creyentes en Cristo que somos integrantes de la familia de Dios, no hay lugar en absoluto para estas seis cosas desagradables; por lo que deben ser totalmente rechazadas y abandonadas, ya que los que los practican tales cosas, están dando un claro testimonio de que no son Hijos de Dios y que son como la cizaña en medio del trigo y a ellos se refirió nuestro Señor Jesucristo cuando dijo en Mateo 7:16 “Por sus frutos los conoceréis “ y en Mateo 7:21 No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos

Termino repitiendo lo que la Palabra de Dios claramente nos manda y exhorta en Efesios 4:31:

31 Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia.

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