
¿Qué es la verdad? – Juan 8:31-32
Meditación bíblica sobre Juan 8:31-32 por el A.I. Saulo Murguía A.
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México
Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.
Juan 8:31-32
Jesús acababa de terminar un discurso en el templo donde dejaba claro que había una diferencia entre él y aquellos que le oían, diciendo:
«A donde yo voy, vosotros no podéis venir? Y les dijo: Vosotros sois de abajo, yo soy de arriba; vosotros sois de este mundo, yo no soy de este mundo. Por eso os dije que moriréis en vuestros pecados; porque si no creéis que yo soy, en vuestros pecados moriréis.» (Juan 8:22–24). Y así continúa hablando.
Al terminar Jesús ese mensaje, dice que «Hablando él estas cosas, muchos creyeron en él» (versículo 30).
Luego, en el versículo 31, Jesús comienza a hablar precisamente a aquellos que habían creído.
«Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.» – Juan 8:31-32
El versículo 31 dice: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos.
Ser discípulo de Jesús va más allá que una aceptación intelectual de lo que dice; aquellos que son «verdaderamente» seguidores de Cristo «permanecen» en Su Palabra, es decir, se aferran a ella.
Un discípulo no es ser creyente solamente. Un discípulo es un aprendiz.
Si un creyente está en la aprendiendo continuamente, entonces es un discípulo de Jesús. Sin embargo, si dejara de seguir a Cristo y de aprender más acerca de Él, seguiría siendo un creyente, pero ya no sería un discípulo.
Para ser un discípulo de Jesús, uno debe permanecer en Sus enseñanzas.
No solo es aceptar Sus enseñanzas -escritas en la Biblia- como verdad, sino también obedecerlas.
El versículo 32 comienza con: «y conoceréis la verdad». Ustedes conocerán la verdad.
Se dirige a aquellos que son verdaderos discípulos de Jesús.
Los verdaderos discípulos conocerán la verdad. Y no sólo eso, sino sus ojos se abren a una mayor comprensión de la verdad, como vemos en 1 Juan 5:20
«Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios, y la vida eterna.»
Es necesario notar que cuando dice «la verdad», usa el artículo definido «la», en griego τὴν (ton), al llevar el artículo definido indica que no es cualquier verdad sino «la» verdad.
Una verdad absoluta. Esto se contrapone a lo que muchos filósofos y pensadores han dicho.
¿Cómo sabemos que algo es verdad? ¿Qué es la verdad?
A través del tiempo muchos filósofos han formulado esta pregunta de diferentes maneras.
Los filósofos no se han puesto de acuerdo sobre este tema, ni siquiera sobre cómo describimos e identificamos la verdad sobre todo lo que nos rodea.
Cuando vemos lo que los filósofos llamaban verdad, podemos darnos cuenta que lo que hacen es plantear preguntas, y cuando hay una «respuesta», no pueden afirmar que su «respuesta» es realmente verdadera.
Veamos lo que algunos han dicho sobre la verdad:
Al parecer, hay una idea generalizada de que la verdad solo puede ser relativa.
El problema es, que si la verdad fuera relativa, podría ser al mismo tiempo verdad y mentira. Una absurda contradicción.
Entonces,
¿Cómo podemos encontrar la verdad?
La Biblia nos enseña que:
La verdad es lo que es consistente con la mente, la voluntad, el carácter, la gloria y el ser de Dios.
La verdad es lo que Dios nos llama a hacer y ser.
Dios es nuestro creador, y la verdad existe tal como Dios la creó.
Sin Dios, no hay verdad.
Dado que solo Dios es el creador de todas las cosas, solo Dios es el creador de toda verdad. Si una verdad es evidente por sí misma, la verdad existe siempre. Y para que eso suceda, es necesario que haya un creador de tal verdad.
Cuando hablamos de verdades que son evidentes, estamos hablando de verdades dadas por Dios.
Es imposible describir la verdad sin ese concepto.
Los filósofos a lo largo de los siglos han intentado explicar la verdad sin Dios y han fracasado.
Todo su concepto de la verdad se desmorona porque simplemente no tiene el concepto de Dios como centro.
Si no tomamos en cuenta a Dios, simplemente definiríamos la verdad en función de lo que queremos.
Entonces,
La verdad se convierte en “nuestra verdad”.
Lo que yo veo como verdad es “mi verdad”.
Lo que tu ves como verdad es “tu verdad”.
La verdad no es subjetiva, no se basa en lo que piensan los demás, es ontológica, es decir, es un hecho real y concreto.
La verdad está basada y fundada en la idea de que hay algo más que nosotros, algo que es correcto y bueno, algo que no cambia.
Dios es la fuente y autor de toda verdad.
Y la verdad nos ha sido dada en la Biblia.
Termino repitiendo las palabras escritas en el Salmo 119:160 (NVI)
La suma de tus palabras es la verdad;
tus justas leyes permanecen para siempre.