Jesús y el Nuevo Testamento – Lucas 6:12-13

Meditación bíblica sobre Lucas 6:12-13 por el A.I. Saulo Murguía A.
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México

Jesús creía que el Antiguo Testamento era la Palabra autorizada de Dios.
Hoy veremos en qué forma Jesús afirmó la autoridad del Nuevo Testamento como palabra inspirada, antes de que fuera escrito.

¿Cuál era el punto de vista de Jesús sobre el Nuevo Testamento?

Mientras Jesús aún estaba aquí en la tierra, hizo las siguientes promesas:

  1. Dijo que iba a dejar a sus discípulos. Les dijo que tenía mucho más que decirles, pero que vendría por segunda vez, después de un tiempo.
  2. Afirmó que, aunque se iba a ir, no los iba a dejar solos. Les iba a enviar el Espíritu Santo. El Espíritu Santo les recordaría todas las cosas que Jesús dijo e hizo. Es decir, les prometió que quedarían registradas todas las palabras y obras de Jesús que ellos había experimentado personalmente y que ellos serían encargados de eso.

Este pequeño grupo de discípulos iba a testificar acerca de Jesús porque habían estado con Él desde el comienzo de Su ministerio.
Además, el Espíritu Santo guiaría a estos discípulos a «toda la verdad» al predicar el mensaje de Jesús.
En Juan 16:13 les decía:
«Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad;»

Al dar estas promesas a sus discípulos, Jesús reconoce y legitima el Nuevo Testamento aun antes de que fuera escrito.
Podemos confiar plenamente en lo que dice el Nuevo Testamento porque nuestra confianza se basa en las promesas de Jesús.

En el Antiguo Testamento, Dios estaba activo en la redención y el juicio de Israel. Dios mismo levantaba profetas que interpretaban y registraban de manera precisa el mensaje de Dios para su pueblo.

Con el ministerio terrenal, la muerte y resurrección de Jesús, Dios seguía actuando para redimir y juzgar al mundo.

Entonces eso hacía necesario que hubiera hombres autorizados que interpretaran y escribieran todo eso para que las generaciones futuras (entre ellas al nuestra) pudieran recibir esa revelación suprema de Dios en Cristo Jesús.

El capítulo 6 del evangelio de Lucas nos relata que el Señor Jesús, después de haber estado toda la noche en oración, escogió y designó a los doce apóstoles para que fueran sus testigos y luego procedió a prepararlos y autorizarlos, así como Dios había escogido a los profetas en los días del Antiguo Testamento. En Lucas 6:12–13 dice:

«En aquellos días él fue al monte a orar, y pasó la noche orando a Dios. Y cuando era de día, llamó a sus discípulos, y escogió a doce de ellos, a los cuales también llamó apóstoles.»

Aquí podemos notar que Jesús, de entre un grupo de discípulos, que en griego es μαθητής mathetés (alumnos, aprendices), selecciona a doce, y a esos les llama apóstoles, que en griego es ἀπόστολος apóstolos (delegado; específicamente embajador del evangelio; oficialmente comisionado).
Les llamó así: Apóstoles.

Al estudiar el Nuevo Testamento vemos que, aunque había ‘mensajeros de las iglesias’ (en griego dice ἀπόστολοι ἐκκλησιῶν – apostoloi eklesión) que serían algo así como los misioneros en nuestra época (por ejemplo, 2 Corintios 8:23)

«En cuanto a Tito, es mi compañero y colaborador para con vosotros; y en cuanto a nuestros hermanos, son mensajeros de las iglesias (ἀπόστολοι ἐκκλησιῶν – apostoloi eklesión), y gloria de Cristo

Pero estos doce, eran los ‘apostoles de Jesucristo’ junto con Pablo, Santiago el hermano de Jesús, y tal vez uno o dos más.

Aunque todos hemos sido enviados al mundo en misión, y todo cristiano debiera estar involucrado en esa misión, el encargo de «apóstol» el Nuevo Testamento, no es un término que se aplica en general a todos los cristianos, sólo a ese pequeño grupo.

Pablo deliberadamente establece una distinción entre él y sus compañeros y colaboradores, leales y fieles como Timoteo, ellos no eran apóstoles. Les llamaba hermanos.

Comienza, por ejemplo, su Epístola a los Colosenses, diciendo: «Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, y el hermano Timoteo.». Entonces, aquí llama a Timoteo «hermano». Pero no era un apóstol de Cristo como Pablo. En realidad, todos los cristianos somos hermanos pero no apóstoles.

La palabra griega apostolos es el equivalente de la aramea shaliach שָלִיחַ‎, y shaliach en el judaísmo rabínico era una persona con un papel claramente definido: era un emisario o mensajero, con un mensaje específico.

Había un profundo respeto para una persona enviada como shaliach. Decían: «El enviado de una persona es ella misma.» En otras palabras, era un mensajero plenipotenciario, que hablaba con la autoridad de quien lo había comisionado, ya sea una persona o grupo.
Saulo de Tarso fue a las sinagogas de Damasco armado, dice la Escritura «con poderes y en comisión de los principales sacerdotes» (Hechos 26:12)
En ese momento, era un Shaliach de parte de los principales sacerdotes.
Cuando en Hechos 9, Pablo se encuentra con Jesús y es comisionado por él se convierte en un Shaliach / apóstol de Cristo a las naciones.

Es en este contexto, Jesús escogió a doce hombres y deliberadamente les dio esa misión. Los apóstoles serían sus representantes personales, dotados de su autoridad para hablar en su nombre.

Cuando los envió les dijo:

Mateo 10:40
«El que a vosotros recibe, a mí me recibe; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió.»

Y en Juan 13:20
«De cierto, de cierto os digo: El que recibe al que yo enviare, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió.»

Adicionalmente, estos hombres, comisionados por Jesús mismo, reunían las siguientes condiciones:

  1. Tenían un llamamiento y autorización personales de Jesús. Los doce habían vivido con Jesús. En el caso de Pablo, vemos en el relato que podemos leer en el libro de Hechos, que es directamente llamado por Jesús para llevar un mensaje a las naciones, era Shaliach / Apóstol para las naciones.
  2. Tenían una experiencia personal de Jesús. Dice en Marcos 3:14 «Y estableció a doce, para que estuviesen con él, y para enviarlos a predicar.» Tuvieron que estar con él para ser enviados a predicar el mensaje que habían aprendido de él.
  3. Tenían una inspiración extraordinaria del Espíritu Santo. En Juan 14:25-26 dice:
    «Os he dicho estas cosas estando con vosotros. Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho.»
  4. Tenían poder para hacer milagros. Vemos en Hechos 2:43 vemos:
    «Y sobrevino temor a toda persona; y muchas maravillas y señales eran hechas por los apóstoles»
    Luego podemos leer en 1 Corintios 15:8-9
    «Con todo, las señales de apóstol han sido hechas entre vosotros en toda paciencia, por señales, prodigios y milagros.»

Estas condiciones son únicas de esos hombres que trajeron para nosotros el Nuevo Testamento, directamente comisionados por Cristo Jesús para ello.

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