ANIVERSARIOS Y MEMORIA

La memoria tiene una doble función: nos permite volver y vivir en el pasado y, más importante, nos permite que el pasado viva en nosotros. Las dos funciones son importantes. Y las dos son placenteras.
Son muchas las veces en que queremos revivir ciertos momentos. Queremos, como si fuese posible, volver a vivirlos. Son momentos a los que queremos volver: cuando nos casamos; cuando nacieron nuestros hijos, etc. Son momentos que cambiaron nuestra vida; los efectos están con nosotros, pero en la memoria queremos volver a ellos y revivirlos, y hacerlos presentes de nuevo.
Para eso hacemos aniversarios. Marcamos la fecha, hablamos con los parientes y amigos, y los invitamos a participar con nosotros. Ellos responden y nos ayudan a regresar al pasado; pues nos hacen preguntas, acerca de cómo fue el evento, y cómo nos vestimos, etc. Casi siempre son momentos de gozo y gratitud. En el aniversario es casi si pudiésemos borrar el tiempo y volver a disfrutar esos momentos. Por eso son importantes los aniversarios.
Si logramos recordarlos bien y volver a estos momentos, estos momentos se quedan con nosotros. Regresamos al presente y estos momentos regresan con nosotros. Ahí están; en nuestra memoria siguen vivos. En la memoria, el pasado vive con nosotros. Cuando celebramos nuestros aniversarios tomamos nuestros aniversarios tomamos posesión de nuestro pasado. Nos quedamos en el pasado (dicen que algunos viejos hacen esto, pero no es cierto) sino vivimos, con todo el pasado, en el presente. Aun cuando volvemos al pasado en nuestras memorias, siempre quedamos con un pie en el presente, nuestras memorias nos permiten llevar el pasado al presente.
Ahí, entonces, junto con nosotros, está nuestro pasado. El celebrar nuestros aniversarios facilita eso. Celebrarlos es una manera de hacer que nuestro pasado viva con nosotros, hoy en día y hasta el porvenir.
Es muy importante para nosotros, porque sabemos que el mismo Dios quien nos dio el pasado, quien nos da las memorias, es Él, que vive en el presente, y quién dirigió nuestro pasado. Él estuvo con nosotros todo este tiempo, y está con nosotros hoy. Esto lo llamamos su providencia, Los aniversarios, para los cristianos, son una celebración de paz providencia de nuestro Dios.

Iglesia Nacional Presbiteriana Berith, Pbro. Gerald Nyenhuis, publicado originalmente el domingo 24 de octubre 2010

Comparte con tus amigos