HAMBRE Y SED

Los que realmente desean algo generalmente revelan su deseo. Es casi imposible mantener en secreto un ferviente deseo. Son muy pocos los que logran hacerlo. Los que realmente quieren algo, algo que desean con todo su ser, no se sientan pasivamente, calmadamente a esperar. Más bien sus actitudes y actividades están orientadas a satisfacerlo y declaran en tonos claros lo que desean.
El hambre y sed son algunos deseos del tipo que prontamente se hacen patentes, sobre todo la sed. El que tiene sed encuentra todo su comportamiento y su conducta afectados por ella. Se aguanta un poco más el hambre, pero aquel que realmente quiere comer, y le urge comer, hace patente su deseo. Los que viven con esta persona y tienen frecuente contacto sabrán de este absorbente deseo.
Esto lo aplicó Jesús a nosotros de la siguiente manera. Él habló de hambre y sed de justicia, es decir, de los que tienen un ardiente deseo para la justicia. Obviamente el que tiene tal deseo por la justicia. Obviamente el que tiene tal deseo evita todo lo que vea opuesto a la justicia. Al mismo tiempo, se orientará hacia todo lo que la promueva. La forma de portarse de aquel que tenga el deseo anunciará este deseo a todos los que tengan contacto con él. Vamos a analizarlo. Hay ciertas actividades y prácticas en la vida que muy abiertamente están opuestas a Dios y su justicia.
Todos lo sabemos, no hay duda Sabemos que estas cosas son malas; sabemos que son nefastas, pecaminosas, detestables y dañinas. Sabemos también que tener hambre y sed de justicia implica evitar estas cosas y oponernos a ellas. Tenemos que rehuir de ellas como lo haríamos de una peligrosa infección. Pero, estamos fascinados con ellas; tienen una atracción fatal para nosotros y no sabemos resistirlas. Tener hambre y sed de justicia implica evadirlas como lo haríamos con una plaga.
Pero, no todo es negativo. Tener hambre y sed de justicia implica una nueva consciencia de nuestros deseos la cual exige que en lugar de una pasiva espera, un “a ver si llegan”, sea una activa búsqueda y un esfuerzo para satisfacer esta hambre y sed. La sed incluye un activo rebusco de agua y un enérgico esfuerzo por alcanzarla. Así es el hambre y sed de justicia. Bienaventurado lo que tienen hambre y sed de justicia; porque ellos serán saciados (Mateo 5:6).

Iglesia Nacional Presbiteriana Berith, Pbro. Gerald Nyenhuis, publicado originalmente el 26 de noviembre de 2006

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