Diferentes realidades ante la seguridad de la salvación – 2 Pedro 1:10-11

Meditación bíblica sobre 2 Pedro 1:10-11 por el A.I. Fernando Acevedo P.
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México

            Empecemos el día de hoy dando lectura a nuestro pasaje, dice así:

 A lo largo de nuestra vida, nos hemos encontrado con todo tipo de personas. Hay personas que saben que el cielo no es su destino final, sino el infierno; y saben que no se salvarán de ese destino. También hay personas que no se encuentran seguras de que son salvas, y sin embargo irán al cielo. Están también, las que van a ir al cielo y están seguras de su salvación. Pero hay otro grupo más, las que están seguras de ir al cielo, pero en realidad, no entraran al reino de Dios.

El primer grupo del que vamos a comentar, son los que, a pesar de que saben que hacen lo malo, y saben que están en completa rebeldía contra Dios, siguen haciéndolo. Pero ¿Por qué saben que hacen lo malo? Porque Dios puso sus leyes en el corazón de los hombres desde su creación. Es por eso que, a través de sus conciencias, saben las consecuencias de su rebeldía y, por lo tanto, saben que irán al infierno. Pero esto no les importa. Están conscientes de ello y toman a la ligera, y hasta en tono de broma, su destino final. Son personas, que a pesar de que Dios se ha revelado a través de su creación, hacen lo malo y disfrutan haciéndolo. Así que, no les asusta el hecho de que, al morir, se encontrarán en las moradas eternas del infierno. En el libro de Romanos 1:18-20 dice:

 Muchas de estas personas, mientras tienen fuerzas, viven sin ningún temor y respeto hacia Dios y, sin embargo, cuando llegan a su final, buscan la forma de acercarse a Él, esperando encontrar alguna escapatoria de su destino, porque les llega cierto temor, debido a que su conciencia les grita que están en serios problemas. Pero para su desgracia, si no hay un arrepentimiento genuino, si no es un arrepentimiento que venga de una verdadera conversión, no se salvarán.

El segundo grupo, lo forman las personas que son salvas y están seguras de ello. Estas personas son aquellas que tienen una base sólida en las Escrituras y un testimonio en su interior, que viene del Espíritu Santo. Es por eso que este grupo tiene una completa seguridad que se encuentran bajo la gracia de Dios.

El tercer grupo, lo forman las personas que son salvas, pero no están seguras. Eso es precisamente a lo que Pedro les exhorta. Que deben esforzarse por hacer firme su vocación y elección. Muchos afirman, que es imposible que una persona esté en un estado de gracia y que no lo sepa. Para ellos, el estar en un estado de gracia implica el estar plenamente seguros de la salvación.

 Ahora bien, es importante tener en cuenta, que una persona que es regenerada no es una persona regenerada a medias, o bien es regenerada de manera instantánea y completa por el Espíritu Santo, o no lo es. De esta forma, la redención es aplicada completa y en el momento mismo de la conversión, por el poder regenerador de Dios. Pero eso no implica que estén seguras de ello.

El cuarto grupo, lo forman aquellos que no son salvos y, sin embargo, tienen la firme creencia que lo son. Estas personas se encuentran viviendo con la seguridad de que están en un estado de gracia y creen que van a entrar al reino de Dios, pero en el día final, Jesús las desconocerá y ordenará que se alejen de su presencia. Este es el tipo de personas más complicado de entender, porque caminan con la confianza de que son salvas.

 Cabe recordar, que la Iglesia visible de Dios, está formada por dos grupos, que son: el grupo de personas que son salvas; o sea la Iglesia invisible, y el grupo de personas que no lo son. Es decir, el grupo de personas que están bajo la gracia y las que no lo están.

 Es por eso importante identificar lo falso de lo verdadero y cuanto más conozcamos la diferencia, seremos capaces de entender el por qué es que tienen esa vana esperanza, y afirmar la nuestra. El Dr. Sproul comenta:

 Hay personas que caminan con la seguridad de su salvación, y dicha seguridad no es verdadera. Entonces, regresamos a la pregunta que nos hemos estado planteando desde la primera la meditación, ¿cómo puedo saber si mi seguridad es verdadera?

 En el correr de nuestra vida, tenemos altibajos emocionales; pasamos por problemas y tribulaciones que nos llevan a tener el sentimiento de que nuestra comunión con Dios se ha perdido, llevándonos a dudar de nuestra salvación. Por eso es que debemos de voltear a las Sagradas Escrituras, ya que ahí es donde encontraremos los elementos necesarios para adquirir la seguridad de que estamos bajo la gracia de Dios, y estar confiados y seguros de que, al creer en nuestro Señor Jesucristo, Él guardará nuestro depósito al final de los tiempos.

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