Los caminos de Dios, no los nuestros – Isaías 55:6-9

«Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová.» Isaías 55:8

Algunos creyentes suelen citar Isaías 55:8 cuando hay algún cambio en la vida al que no le encuentran alguna explicación que les parezca plausible.
Dicen algo como «Bueno, Dios tiene sus planes» y muchas veces lo dicen con cierto aire de resignación y a veces aun como si estuvieran desaprobando lo que Dios ha hecho. Como si dijéran: «Si esto dependiera de mí, lo habría hecho de otra forma» asumiendo que la forma correcta es la forma en que ellos lo hubieran hecho.

Pero vayamos a la Biblia.

Lectura: Isaías 55:6-9
Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano. Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar. Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos.

Acabamos de leer:
«Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar»

Nos dice que debemos dejar nuestra forma de pensar y actuar.

Después de esas palabras, nuestro versículo de hoy comienza con la palabra «porque».
Debemos volver al camino de Dios por una razón:
Porque la forma en que Dios hace las cosas es totalmente diferente la nuestra. Nuestra forma de actuar -nuestro camino- no es la correcta.

Y no sólo no es la forma correcta, nuestra forma de pensar es inicua y nuestras acciones impías.

Nosotros no actuamos con misericordia y perdón a las personas que nos hacen daño o nos ofenden. Tendemos a guardar rencor, albergar amargura y eventualmente ofenderlos a ellos.

Pero Dios actua en forma totalmente diferente. Dios dice: «Cuando peques, búscame y te perdonaré gratuitamente e inmediatamente. Sé que tu no piensas de esa manera y actuarías de manera diferente, lo piensas demasiado antes de perdonar, y cuando lo haces es a regañadientes.
Pero vuélvete a mi y te perdonaré».

¡Qué nueva forma de pensar!

Ahora es un buen momento para sorprendernos por la forma de pensar de Dios sobre el pecado y el perdón.

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