Así también los maridos deben amar a sus mujeres – Efesios 5:28
Muy buenos días, doy muchas gracias a Dios porque nos permite llegar a nuestra septuagésima séptima meditación sobre el libro de los Efesios y hoy vamos a poner nuestra atención en el versículo 28 del capítulo 5, pero antes voy a leer los versículos 18, 21 y 25 a 28 que dicen de la siguiente manera:
18 No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu,
21 Sometiéndoos unos a otros en el temor de Dios.
25 Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella,
26 para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra,
27 a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha.
28 Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama.
INTRODUCCIÓN
Ya dije anteriormente que uno de los resultados de la llenura del Espíritu Santo es el del versículo 21 que dice Sometiéndoos unos a otros en el temor de Dios. lo cual a su vez determina nuestras relaciones con nuestros semejantes y en particular con los más cercanos que son los que están en nuestro hogar es decir con nuestra esposa y nuestros hijos,
John Stott dijo que, al hablar de la responsabilidad del marido, en este pasaje encontramos dos analogías para mostrar como deber ser el amor de un esposo por su esposa y la primera tiene que ver con el sacrificio amoroso que Cristo hizo al dar su vida por la Iglesia y la segunda analogía tiene que ver con el cuidado amoroso de Cristo por su propio cuerpo, que es la iglesia.
En la primera analogía, los maridos tenemos la orden de amar con un amor que llegue al sacrificio voluntario, y que, además, al hacerlo así, ayudemos a nuestra esposa en el progreso de su santificación, y esto ¡Indudablemente es una gran responsabilidad! ya que los esposos debemos amar a nuestras esposas por lo que ellas son y hemos de amarlas hasta el punto de ayudarlas a ser lo que deben ser.
Pero además en el versículo 28 en el que vamos a poner nuestra atención se nos da otra razón por la que los maridos deben amar a nuestra esposa y dice:
28 Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama.
Y la analogía ahora es que la esposa es el cuerpo de su marido, como la Iglesia es el cuerpo de Cristo; y esto corresponde a las enseñanzas del Antiguo Testamento que dicen que el marido y la mujer son “una sola carne”, por lo que aquí dice que el que ama a su propia esposa, a sí mismo se ama, puesto que, la esposa y el esposo, forman una íntima unidad.
FF Bruce dijo que este argumento de que el que ama a su mujer, a sí mismo se ama: no es un altruismo del amor de un hombre por su esposa, ya que, desde el punto de vista bíblico, la esposa y la familia son una extensión de la propia personalidad del esposo.
Por ello, es que cuando un esposo trata con violencia a su esposa esto causa mucho daño tanto a la personalidad de la esposa como a la personalidad del esposo.
John MacArthur escribió que amar como Cristo ama no depende en lo más mínimo de lo que la esposa sea en sí misma, o merezca, sino que depende totalmente de lo que nosotros somos en Cristo.
A un esposo no se le manda que ame a su esposa por lo que ella es o no es sino que tiene la orden de amarla porque la voluntad de Dios es que la ame.
Y aunque la intención de Dios es que el esposo también admire a su esposa y sea atraído hacia ella por su belleza, encanto, amabilidad, afabilidad y por todas sus cualidades o virtudes positivas.
Y aunque todas estas cosas son de gran bendición y deleite en la vida matrimonial, no son el vínculo más importante del matrimonio. Ya que con el paso de los años y sobre todo en la edad senil, todas estas características atractivas y aun las virtudes de la esposa, disminuyen notablemente y él esposo tiene la misma obligación de amarla.
De hecho, en ese momento la obligación del esposo es todavía mayor porque la necesidad que ella tiene del poder sanador y restaurador del amor abnegado de su esposo también es mayor, y aquí la Biblia nos dice que esa, es la clase de amor que Cristo tiene por su iglesia y por lo tanto es la clase de amor que se nos pide a los esposos.
John MacArthur dijo que la realidad es que donde existe una necesidad, el amor actúa, sin tomar en cuenta si la persona que lo recibe es digna o lo merece
y aquí se nos pide que amemos como Dios ama, es decir con un amor que es incondicional, un amor que hace todo lo que sea necesario, que no calcula costos ni méritos, que crece y ayuda, dirige, enseña, advierte o anima.
Y si la esposa necesita algo se lo da, sin importar que su ayuda sea recibida o rechazada, apreciada o menospreciada, ya que el amor continúa dando mientras la necesidad exista.
Y Jesús mismo dijo “Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado. Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos.”
Y esto me recuerda a dos esposos que aprecio mucho y que cada uno de ellos cuidó con un amor muy especial a su esposa durante los largos años que estuvieron luchando con todas sus fuerzas, contra el cáncer, soportando las quimioterapias, hasta que Dios se las llevó a su presencia y me consta que fueron años en que mostraron este amor, que Dios nos ordena y cumplieron con lo que Eclesiastés 4:9-10 dice: Mejores son dos que uno; … 10 Porque si cayeren, el uno levantará a su compañero; pero ¡ay del solo! que cuando cayere, no habrá segundo que lo levante.
Y el cristiano que ama de esta manera no lo hace porque la persona le resulte atractiva, sino porque está amando como Dios ama y además porque tiene el amor que Dios le ha dado como dice:.
Romanos 5:5 dice: porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.
CONCLUYO con 5 observaciones:
- El esposo que ama a su esposa solamente debido a su atractivo físico, o por su carácter y temperamento agradables que con los años desaparece, no la está amando como Cristo amó a la iglesia, que dio su vida por la iglesia a pesar de todos sus pecados, errores y defectos.
- El esposo que ama a su esposa por lo que ella pueda darle, ama como el mundo ama y no como Cristo ama,
- El esposo que ama a su esposa como Cristo ama a su iglesia da todo lo que tiene por su esposa, incluso hasta su vida.
- Un esposo que está dispuesto a sacrificar su vida por su esposa, estará dispuesto a hacer sacrificios menores por ella y poner a un lado sus propios gustos, deseos, opiniones, preferencias y bienestar, con tal de agradarla y satisfacer y llenar sus necesidades.
- Un esposo que ama a su esposa está dispuesto a morir al ego a fin de vivir para su esposa, ya que eso es lo que exige la clase de amor que tiene Cristo.
John MacArthur dijo:
“La verdadera espiritualidad de un líder de la iglesia no se mide mejor por la forma en que dirige una reunión de diáconos o ancianos, o por su participación en la Escuela Dominical o por la manera como predica desde el púlpito, sino por la manera como trata a su esposa e hijos en la casa, cuando nadie más lo está observando.”
Ya que en ningún otro lugar se pone a prueba mejor nuestra relación con Dios como en la relación que llevarnos con nuestra familia. El hombre que actúa en su papel como dirigente espiritual en la iglesia pero que carece de amor y cuidado en su hogar, es culpable de un grave fraude espiritual.
Termino repitiendo el versículo en el que pusimos nuestra atención:
Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama.
Y si este versículo dice. El que ama a su mujer, así mismo se ama, entonces yo les digo a los maridos: “Hazte un favor ¡ama a tu mujer!”