Alabad y adorad a Dios – Salmo 100
Meditación bíblica sobre Salmo 100 por el Hno. Alfonso Abascal
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México
Hoy hablaremos brevemente del Salmo 100, que es un salmo de alabanza y que nos lleva a reflexionar de cómo debemos acercarnos a nuestro Dios para alabarle, así como para adorar, dice así:
Cantad alegres a Dios, habitantes de toda la tierra.
Servid a Jehová con alegría;
Venid ante su presencia con regocijo.
Reconoced que Jehová es Dios;
Él nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos;
Pueblo suyo somos, y ovejas de su prado.
Entrad por sus puertas con acción de gracias,
Por sus atrios con alabanza;
Alabadle, bendecid su nombre.
Porque Jehová es bueno; para siempre es su misericordia,
Y su verdad por todas las generaciones.
Y su verdad por todas las generaciones. En principio es interesante notar que el salmista no solo está llamando al pueblo de Israel; el llamado es a todos los habitantes de la tierra. Esto nos lleva a pensar en la responsabilidad del pueblo de Israel de dar a conocer a todos los gentiles al Dios vivo y verdadero, es decir, a aquellos que no eran judíos.
Así en el versículo 1 también se nos llama a venir a Dios cantando con alegría y en el versículo 2 nos invita a servirle, también con alegría, no quejándose con orgullo, o ingratitud, todo lo contario, dispuesto a servirle y a servir, pues el servicio lleva a la adoración y el servicio es verdadera adoración.
Ahora bien, si cantamos en el Espíritu y con entendimiento este canto llega hasta el cielo, a la presencia de Dios, más adelante en el versículo 3 confesamos abiertamente quien es Dios y damos testimonio del obrar de Dios “Él nos hizo y no nosotros a nosotros mismos”.
Sabemos que somos parte de su pueblo y que Él es nuestro Pastor.
Después nos dice que entremos por sus puertas con gratitud alabándole y bendiciendo su nombre.
Resulta fundamental tener una clara conciencia de quién es Dios y quienes somos nosotros, pues de lo contrario no estaremos adorando con integridad de corazón.
Como hijos de Dios debemos marcar la diferencia en este mundo pues al conocer su Palabra de verdad, experimentaremos cuán bueno y misericordioso es Él; así, nos gozamos en el Señor, servimos en el Señor, y vivimos agradecidos al Señor.