No provoquéis a ira a vuestros hijos – Efesios 6:1-4

Meditación sobre Efesios 6:1-4 por el A.I. Marcos Mercado E.
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México

Muy buenos días, doy muchísimas gracias a Dios porque hoy nos permite poner nuestra atención en el versículo 4 del capítulo 6 del libro de los Efesios, pero antes voy a leer de los versículos 1 al 4 que dicen de la siguiente manera

1 Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo.
2 Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa;
3 para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra.
4 Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor.

En el libro de Génesis encontramos que los hijos son un regalo y una bendición de Dios. Y el Salmo 127:3-5 dice: «He aquí, herencia de Jehová son los hijos; cosa de estima el fruto del vientre, Como saetas en mano del valiente, así son los hijos habidos en la juventud. Bienaventurado el hombre que llenó su aljaba de ellos”.

Y ahora este pasaje de Efesios 6 nos habla de la relación entre padres e hijos y por ello los últimos jueves pusimos nuestra atención en los versículos 1 al 3 que nos hablan de los dos mandamientos a los hijos que son 1) obedezcan a sus padres y 2) honren a sus padres y ahora el versículo 4 nos habla de dos responsabilidades de los padres que son: 1) No provocar a ira a nuestros hijos y 2) Criarlos en disciplina y amonestación del Señor

Y lo que nos dice es que ciertamente los padres debemos hacer un ejercicio correcto de la autoridad pero que debemos tener cuidado de que no sea un ejercicio caprichoso de la autoridad, con exigencias que irritan y descorazonan a los hijos

INTRODUCCIÓN

William Barclay escribió que en el primer siglo cuando se escribió el libro de los Efesios el padre romano tenía un poder absoluto en la familia y ejercía una autoridad soberana sobre todos los miembros de esta.

Y con este poder el padre podía vender a sus hijos como esclavos; hacerlos trabajar en sus campos hasta con cadenas; y podía disponer de la ley a su antojo y de acuerdo con la ley romana, tenía poder sobre la vida y la muerte no solo de sus esclavos sino de todos los que vivían bajo su techo. sin tener que rendir cuentas a nadie.”

Y por ello la expresión vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos sugiere que existía un patrón repetitivo y continuo de un trato con los hijos que provocaba el enojo y resentimientos profundos que tarde o temprano explotaban en forma de violencia externa.

Ahora bien, en Colosenses 3:21 encontramos el mismo mandato con una ligera diferencia de palabras y dice: “Padres, no exasperéis a vuestros hijos”, lo que significa: “No los amarguéis, no los irritéis, o no los hagáis enojar”.

Y la palabra “pateres” que se utiliza en el texto original en griego, que se traduce como padres” incluye tanto a los padres como a las “madres” (Hebreos 11:23)

Ahora bien, tanto Hendricksen como John MacArthur mencionan algunas formas en las que los padres pueden llegar a ser culpables de provocar a ira a sus hijos las cuales en resumen son las siguientes:

1 Los padres pueden provocar a ira a sus hijos por sobreprotegerlos. Lo cual se debe a que hay padres, y también madres, que tienen mucho miedo de que a los hijos les pueda suceder algo, por lo que los cubren con barreras protectoras

Y esta actitud sobreprotectora ocasiona tres consecuencias: 1) falta de confianza en los niños 2) enojo y 3) un estado de molestia y enojo cuando se comparan a sí mismos con otros niños que no reciben este tratamiento especial.

2 Otra causa que provoca los hijos a ira es el favoritismo. Es decir, cuando el padre o la madre le dan un trato preferencial a alguno de sus hijos, como, por ejemplo, Isaac prefirió a Esaú antes que a Jacob y Rebeca prefirió a Jacob (Gn. 25:28). Lo que ocasionó un problema de odio que persiste hasta hoy en día entre judíos y árabes

También cuando los padres comparan a sus hijos a unos con otros, y sobre todo en presencia de ellos, esto puede ser devastador para el hijo menos favorecido o con menor talento, lo cual provoca que se resienta, se aísle y se amargue.

3 Hay hijos con ira por el desaliento que han sufrido cuando sus padres en vez de alentarlos para lograr sus ilusiones, planes y proyectos que tienen para el futuro, les dicen que son incapaces de logarlos.

4 Una cuarta forma en que se puede provocar a ira a los hijos es cuando con excesiva insistencia los empujan para que logren metas, más allá de los límites razonables, lo que ocasiona que un hijo pueda sentirse tan presionado para tener éxito que prácticamente queda devastado cuando se da cuenta de que nada que haga o pueda hacer es suficiente para agradar a sus padres.

Y esto ha ocasionado que muchos hijos lleguen a situaciones de crisis emocionales graves, ya que por ejemplo una joven tuvo que ser internada en un hospital psiquiátrico debido a su tremenda frustración y la causa la expresó diciendo: No importa lo que yo haga ni aunque me esfuerce, lo más que pueda, ya que lo único que sé es que nunca voy a satisfacer a mi mamá».

Y es que cuando los padres son irrazonables en sus exigencias, los hijos se irritan sin medida

5 También se puede provocar a ira a los hijos al no reconocer el hecho de que el hijo está creciendo, y por tanto tiene derecho a tener ideas propias, y que nunca va a ser una copia exacta de su padre o de su madre para tener éxito en la vida.

6 Una sexta manera de provocar a ira a los hijos es cuando ellos sienten que no son amados y que no son de importancia para sus padres.

Y lo que ocasiona es que sienten que son un estorbo, que interfieren con los planes y la felicidad de sus padres, y se vuelven hijos resentidos y por ello el daño más grave y devastador que un niño puede experimentar es el de sentir que ha sido olvidado y abandonado por sus padres y que lo tratan casi como si no existiera.

Y por ello vale la pena resaltar dos hechos muy importantes:

  • Las estadísticas demuestran que la causa principal de que haya niños en hogares adoptivos no es el divorcio, la pobreza o la muerte de sus padres, sino el abandono de niños que no son amados, en centros de adopción
  • La mayoría de las familias que están en bancarrota emocional es por la falta de amor mutuo entre los integrantes de la familia.

7 Se puede provocar a ira a los hijos, cuando los padres se dirigen a ellos con palabras ásperas hirientes e incluso cuando hacen uso de la crueldad física. Y esto sucede cuando los padres abusan de su autoridad y fuerza superior y les aplican castigos físicos duros y severos,

Y los casos de niños golpeados son una tragedia cada vez mayor en la actualidad, e incluso algunos padres cristianos, en ocasiones reaccionan de manera excesiva y les pegan a sus hijos mucho más duro de lo que es necesario.

y aunque algunos padres han sido hasta castigados por la ley existen muchos casos que permanecen ocultos.

8 Otra forma de provocación viene corno resultado de no dejar que los niños crezcan a un ritmo normal, El regañarles de forma innecesaria por actuar de manera infantil a pesar de que ello es perfectamente normal e inofensivo, no solo no contribuye a su madurez, sino que impide la superación de sus actitudes infantiles.

9 Una forma más de airar a los hijos consiste en utilizar el amor como una herramienta de premio o castigos dándoles amor solo cuando se portan bien.

Hebreos 12:6 dice: ‘Porque el Señor al que ama, disciplina, Y azota a todo el que recibe por hijo’ Es decir, Dios disciplina a sus hijos con el mismo amor con que les bendice.

Debido a que para los padres es muy fácil castigar motivados por el enojo y el resentimiento, siempre deben asegurarse de que sus hijos sepan cuánto los aman cuando los disciplinan.

CONCLUYO

William Barclay dijo: “Muchos “jóvenes iracundos”, hostiles y violentos contra la sociedad aprendieron a ser violentos cuando eran niños principalmente por dos causas: 1) Vivieron en un hogar lleno de violencia y 2) Sus padres los provocaron a ira.

Para corregir esto, los padres tenemos en la Biblia que es la Palabra de Dios todas las verdades y pautas necesarias para instruir y disciplinar a nuestros hijos ya que la «disciplina en el Señor» es responsabilidad de los padres,

Proverbios 22:6 dice:  Instruye al niño en su camino, Y aun cuando fuere viejo no se apartará de él

Los hijos también tienen en la Biblia todo lo que necesitan para saber para relacionarse con sus padres y responder a su autoridad, ya que “la obediencia «en el Señor» es el deber del hijo.

Y lo que queda claro es que los padres están tan obligados a insistir en la obediencia, así como los hijos a prestarla.

Y algo muy pero muy importante es que por sobre todas las cosas, los padres tenemos la orden de amar a Dios con todo nuestro corazón, como se nos manda en Deuteronomio 6:5-9 que dice:

5 Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. 6 Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón;
7 y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes.
8 Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos;
9 y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas.

Y si no lo hacemos tenemos el gravísimo riego y la gran probabilidad de que un día despertemos y nos demos cuenta de que nuestros hijos e hijas ya se involucraron de manera inexplicable en las filosofías y prácticas inmorales y pecaminosas del mundo actual.

Termino repitiendo el texto bíblico en que basamos nuestra meditación;

4 Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor.

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Reflexiones sobre la Epístola a los Efesios

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