Hay libertad – Esclavos o libres – Romanos 6:20-22

Meditación bíblica sobre Romanos 6:20-22 por el A.I. Saulo Murguía A.
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México

He estado visitando diversas iglesias cristianas y hay una palabra que frecuente surge y llama a atención. Esa palabra es «libertad«.
Lo que me llama mucho la atención es que se usa la palabra con diversas connotaciones o énfasis.
En algunos casos enfatizan la libertad para danzar y cosas de esa tipo, algo muy relacionado con dar rienda suelta a las emociones, algo así como «no te reprimas… puedes gritar o bailar o lo que sea, nadie te va a criticar»; otras veces se refieren a que han sido libres de las ataduras de alguna adicción o vicio; otros celebran su libertad de alguna condición de sus mente, como depresión, sentimientos de culpa, temores, manías y obsesiones.
Algo más interesante aun en que raramente relacionan esto con la Escritura. Se usan frases como «da libertad al espíritu«, o «en Cristo hay libertad«, o «libre de las ataduras» de esto o de aquello.
Pero, en la mayoría de esto casos, al usar este término no hacen mención del pecado y se refieren al tipo de libertad que ellos tiene en mente, no necesariamente a la libertad de la que habla la Escritura.

Voy a leer el pasaje de hoy. Como siempre, les sugiero leer todo el capitulo para que no sean palabras o frases aisladas o sacadas de contexto.

En esta ocasión, voy leer la version Nueva Traducción Viviente para que sea mas fácil de entender,

Romanos 6:20-22
Cuando eran esclavos del pecado, estaban libres de la obligación de hacer lo correcto. 21 ¿Y cuál fue la consecuencia? Que ahora están avergonzados de las cosas que solían hacer, cosas que terminan en la condenación eterna; 22 pero ahora quedaron libres del poder del pecado y se han hecho esclavos de Dios. Ahora hacen las cosas que llevan a la santidad y que dan como resultado la vida eterna.

En estos versículos, el apóstol Pablo usa -como lo hace frecuentemente en sus cartas- una metáfora para retratar la vida cristiana. Esa metáfora es la esclavitud.
De hecho, Pablo, al iniciar esta epístola (Romanos 1:1) se describe a si mismo de la siguiente manera:
«Yo, Pablo, esclavo de Cristo Jesús y elegido por Dios para ser apóstol y enviado a predicar su Buena Noticia, escribo esta carta.»

Al ver con detenimiento el pasaje de hoy (Romanos 6:20-22), vemos que hay una transición en la vida de un creyente en el momento de la conversión, y pasa de un tipo de esclavitud a otro.

Antes de nuestra conversión, éramos esclavos del pecado. Cuando nacimos de nuevo, nos convertimos en esclavos de Dios, ahora obedientes a un nuevo amo.
No hay un solo momento en la vida en que no seamos esclavos.
No hay un punto intermedio entre estas dos esclavitudes.

Cuando, por gracia de Dios, nacimos de nuevo, fuimos liberados de la prisión del pecado, Dios nos sacó de la esclavitud del pecado. Pero inmediatamente, fuimos llevados a una nueva esclavitud. Esclavitud de la justicia de Dios, de una vida recta delante de Dios.

Hay una enseñanza peligrosa que dice que puedes ser liberado de tu esclavitud al pecado cuando te conviertes en cristiano, pero que no te conviertes en un esclavo de Jesucristo. Y que simplemente, eres libre.

En otras palabras, ellos dicen que puedes creer en Jesús como Salvador, y no someterte a Él como Señor.
Pensan que cuando te conviertes a Jesucristo, todavía puedes seguir viviendo como se te antoje sin tener que obedecer a Dios.
Y la única diferencia sería que ahora te has hecho acreedor a todas las «promesas de Dios»; es decir, ahora Dios te debe estas promesas; estas pueden ser prosperidad, salud, reconocimiento de los demás, etc.

Según esta enseñanza, luego en algún momento de tu vida -posiblemente en algunos años- podrías llegar a dedicar tu vida a Cristo.
En ese punto empezarías a tomar en serio a Dios y decidirías reconocer a Jesús como Señor de tu vida. Y finalmente, le entregarías tu vida a Él y entonces, ahora sí, te conviertirías en Su esclavo.

Como si esta fuera una segunda obra de gracia, un segundo nivel de relación con Dios.

Esta forma de pensar es completamente errónea, porque está en la clara contradicción con la enseñanza de las Escrituras.

En el pasaje de hoy podemos ver que en el momento en que te conviertes a Cristo, eres liberado de una esclavitud e inmediatamente eres introducido en una nueva esclavitud para ser un esclavo del Señor Jesucristo.

En estos tres versículos en Romanos 6:20-22 podemos ver lo siguiente:

vv 20-21 – se refieren al esclavo que éramos antes de Cristo. Habla de nuestro pasado, nuestra vida previa a la conversión.
v 22 – se refiere al esclavo que ahora somos. Habla de nuestra nueva vida en Cristo. Hay un marcado contraste entre estas dos esclavitudes a dos amos diferentes.

En el versículo Romanos 6:20, Pablo da la explicación de lo que dijo en el versículo anterior Romanos 6:19 cuando escribió:
«En el pasado, se dejaron esclavizar por la impureza y el desenfreno, lo cual los hundió aún más en el pecado. Ahora deben entregarse como esclavos a la vida recta para llegar a ser santos.»

Aunque éramos esclavos del pecado, ya no estamos bajo tal esclavitud. Como creyentes, ahora somos esclavos de Dios y de la justicia.

Pablo afirma aquí que necesitas vivir la realidad que ya ha ocurrido en tu vida.

Ser esclavo de Cristo, no es una mala noticia. Por el contrario, esa es la buena noticia.

Jesús nos liberó del pecado, pero no para que siguiéramos viviendo en él. Ningún creyente es libre de vivir como quiera. Si es así, es una señal segura de que una persona todavía está en esclavitud al pecado.

Jesús nos compró en la cruz, y ahora le pertenecemos. Por derecho de Su propiedad, Él ahora nos ha comprado para ser Sus esclavos.

Es una gran noticia saber que es maravilloso es ser Su esclavo, porque Jesús, como nuestro Señor, nuestro Amo, se preocupa por nosotros, suple nuestras necesidades, vive dentro de nosotros, nos provee, dirige y guía nuestra vida.

Seguiremos hablando sobre este pasaje

Para ver la segunda parte de esta serie:
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