Nuestra lucha no es contra sangre y carne – Efesios 6:12

Meditación sobre Efesios 6:12 por el A.I. Marcos Mercado E.
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México

Doy muchas gracias a Dios porque nos permite llegar a nuestra LXXXIX meditación sobre el libro de los Efesios y los invito para que hoy pongamos nuestra atención en la primera parte del versículo 12 del capítulo 6 pero antes voy a leer de los versículos 10 al 13 que dicen:

10 Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza.

11 Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo.

12 Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.

13 Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes.

Hace ocho días dijimos que la vida cristiana desde su inicio es una batalla; una guerra a gran escala en la cual, Dios bendice al nuevo creyente y el diablo lo ataca para que no agrade ni glorifique a Dios.

Y también dijimos que debido a esta guerra tenemos dos órdenes: 1) Fortalecernos en el Señor y en el poder de su fuerza y 2) Vestirnos de toda la armadura de Dios

Es decir, para librar esta batalla con éxito el cristiano debe hacer dos cosas: En primer lugar, reconocer que la fortaleza no proviene de sí mismo, sino que viene del Señor y al respecto tenemos dos mandatos:

Nuestro Señor Jesucristo nos dijo: en Juan. 15:4–5

4 Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.

y el Señor Jesús también dijo en Hechos 1;8: “pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra”

Y por eso en Efesios 5;18 se nos ordenó:” 18 sed llenos del Espíritu,  

Ahora bien, después de fortalecernos en el Señor, aquí se nos da otra orden extraordinaria que consiste en que nos equipemos utilizando como vestimenta un atuendo de armas completo, que llevan por nombre “toda la armadura de Dios”, porque es Dios quien las ha forjado y es Dios quien las da.

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Reflexiones sobre la Epístola a los Efesios

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