CERCA DE DIOS

A veces hablamos de nuestra comunión con Dios como estar «cerca de Dios». De hecho, uno de los himnos que cantamos reza así: «Cerca, más cerca, oh Dios de Ti», y hay otro semejante: «Cerca de ti, Señor.» Estos himnos dan por sentado que sabemos a qué nos referimos con las palabras «cerca de ti», y, a la vez, es algo que anhelamos.
Pero no es una cosa mística o misteriosa el mantenernos cerca de Dios. No necesitamos ejercicios raros ni complicados. Es bastante más fácil que ponernos a dieta, o guardar la línea yendo al gimnasio.
No tenemos que aprender contorsiones como en el yoga ni complicadas rutinas de meditación. Es tan sencillo, que quizá nuestra renuencia de cumplir con los requisitos se deba, más bien, a la falta de deseos sinceros de realmente estar cerca de Dios.
Lo primero y básico para estar cerca de Dios es escuchar su voz, o sea, leer la Biblia; unos cortos versículos en unos momentos, y largos trozos en otros.
Y es simplemente leer. Un enfoque disciplinado da mejores resultados. Es decir, desarrollar en nosotros el hábito de leer la Palabra de Dios. Una manera de hacerlo, con más facilidad, es comprar las grabaciones de la Biblia, (ahora toda la Biblia está disponible en compact disk), y luego escuchar la grabación leyendo junto con el locutor. Es sorprendente cuán rápido se pueden leer grandes trozos de la Biblia de esta manera. Si leemos la Biblia, de esta o de otra manera, escuchando su voz y oyendo su mensaje, siempre vamos a sentir a Dios muy cerca.
También tenemos que orar. Cada día hay múltiples ocasiones para expresar nuestra gratitud, no solo a la hora de comer. No siempre tenemos que pensar en cosas que pedir, pues Dios sabe mejor que nosotros lo que necesitamos. Podemos confiar en El que va a recordar y atender nuestras necesidades. No siempre estamos pidiendo a nuestros amigos, y, sin embargo, sentimos su cercanía hablando con ellos. Así es con Dios también. Y es fácil encontrar el tiempo: en el metro, o en el pesero (yo lo hago en el coche, en el tránsito) ya que son muchos los momentos en que tenemos que esperar, y no podemos hacer otra cosa.
Una actividad más, en la que no pensamos muchas veces, es estar en los cultos y en otras actividades de la iglesia. Cristo dijo que siempre iba a estar con su pueblo. Entonces, si estamos con su pueblo estamos con Dios. Ya sabemos, donde dos o tres están reunidos en su nombre, ahí está Él.
Entonces sabemos dónde está. Y si Él está ahí, con su pueblo, a nosotros nos conviene estar ahí también.
Una regular asistencia a los cultos, en la que el pueblo de Dios está reunido, es una manera excelente de estar «cerca de Dios». Estar con el pueblo de Dios es estar cerca de Dios.

Iglesia Nacional Presbiteriana Berith, Boletín Buen Óleo, publicado originalmente el domingo 26 de Julio de 2015.

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