Una fe que funciona – Parte 2 – Santiago 2:14-26

Meditación bíblica sobre Santiago 2:14-26 por el A.I. Saulo Murguía A.
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México

En el video anterior vimos que, Santiago nos dice que hay dos señales prácticas que nos ayudan a determinar la autenticidad de nuestra fe.
El video anterior lo pueden ver aquí

Esas dos señales son:

  1. La fe genuina siempre se manifestará en el amor, y
  2. La fe genuina es obediente a Dios incluso ante el miedo

Y hablamos de la primera de estas señales.

  1. La fe genuina siempre se manifestará en el amor.

Dijimos que la fe auténtica no racionaliza ni espiritualiza cuando se enfrenta a una necesidad legítima.
Cuando hay una fe auténtica se manifiesta a traves de acciones concretas, que provienen del amor que reina en el corazón del creyente.

Hoy hablaremos de la segunda señal,

La fe genuina es obediente a Dios incluso ante el miedo.

En los versículos 21-25 Santiago se refiere a dos ejemplos muy interesantes de fe genuina.
En los versículos 21-24 se refiere a Abraham el patriarca.
Y en el versículo 25 se refiere a Rahab la prostituta.

Aquí hay un contraste muy interesante.

Abraham, el padre de los judíos. Rahab, una ramera gentil.
Abraham, un hombre de gran respeto. Rahab, una mujer insignificante.

Y, sin embargo, ambos demostraron la autenticidad de su fe por su obediencia ante una prueba terrible.

Santiago menciona primero a Abraham.
El versículo 21 dice:

“¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar?”

En el Antiguo Testamento, en Génesis 22, podemos leer el conmovedor relato de cuando Dios le ordenó a Abraham que sacrificara la vida de su hijo, Isaac. Abraham sabía que ser obediente a Dios en ese momento bien podría costarle todo lo que realmente amaba y apreciaba.

En los versículos 22-24, Santiago, al referirse a ese episodio en la vida de Abraham, dice:
“No ves que la fe actuó juntamente con sus obras, y que la fe se perfeccionó por las obras? Y se cumplió la Escritura que dice: Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia, y fue llamado amigo de Dios. Vosotros veis, pues, que el hombre es justificado por las obras, y no solamente por la fe.”

Santiago está señalando que como resultado de la obediencia de Abraham a Dios al ofrecer a Isaac, se demostró que la fe de Abraham era genuina.

Muchas personas a lo largo de los siglos se han sentido preocupadas por las palabras que Santiago usa aquí para aclarar este punto.
Aunque la Biblia enseña claramente que somos justificados solo por la fe, aquí Santiago dice textualmente que «el hombre es justificado por las obras, y no solamente por la fe”.

Esto a primera vista parece una contradicción.

Para entender esto correctamente es necesario que notemos que, Santiago y Pablo escriben desde dos perspectivas diferentes, a veces usan las mismas palabras para transmitir ideas diferentes.

Cuando Pablo habla de ser justificado, se refiere a lo que se llama justificación declarativa, es decir, ser declarado perdonado ante los ojos de Dios en el mismo momento en que se llega a la fe en Cristo.

Pero cuando Santiago usa aquí la palabra justificado, se refiere a lo que se llama justificación demostrativa, es decir, la demostración exterior de esa justicia interior.

Pablo estaba preocupado principalmente por los legalistas, aquellos que buscan ser reconciliados con Dios haciendo buenas obras.

Santiago, por otra parte, estaba preocupado principalmente por aquellos que esperaban ser declarados justos ante Dios, sin necesidad de hubiera ninguna evidencia de su fe. Aquellas personas que pensaban que con decir que creían era suficiente sin ninguna intención ni deseo de obedecer a Dios.

Pablo está luchando contra aquellos que buscan ser justificados por obras sin fe, mientras que Santiago está luchando contra aquellos que buscan ser justificados por fe sin obras.

Pablo mira la raíz de la salvación mientras Santiago mira el fruto.

En este pasaje, Santiago trata de mostrar que la fe de Abraham era auténtica, lo cual quedó demostrado cuando ofreció a su hijo Isaac, obedeciendo a Dios.

La Biblia enseña que Abraham en realidad había sido declarado justo por Dios.
Ese acontecimiento está registrado en Génesis 15:6
«Y creyó a Jehová, y le fue contado por justicia.»
y Santiago se refiere a él en el versículo 23.

Abraham había creído, le fue contado por justicia y unos treinta años después cuando Dios le pidió que ofreciera a su hijo Isaac, la autenticidad de su fe quedó evidente cuando Abraham respondió en obediencia al mandato de Dios.

Entonces, el punto principal que Santiago quiere que entendamos es que la justicia declarada de Abraham fue demostrada exteriormente por su obediencia a Dios, incluso frente a un gran temor.

Y en el versículo 25 se refiere a Rahab la prostituta.
De eso hablaremos la próxima semana.

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