HACER LAS OBRAS DE DIOS

Personas como nosotros encontramos satisfacción en participar en grandes obras. Es muy posible que no podamos hacer grandes obras por nuestra cuenta; nos faltan recursos, dinero, talento, tiempo y oportunidad. Lo que podemos hacer es participar en grandes obras de otras personas, de otras organizaciones y/o empresas.
Cuando estas entidades logren sus metas y veamos realizadas sus metas nuestra participación en ellas nos llena de satisfacción.
De esta manera, las personas que trabajan, o han trabajado, en Visión Mundial, en Compañerismo estudiantil, en la cruzada profesional y estudiantil, en la sociedad bíblica, en la asociación pro-Evangelización del niño, en Milamex, en Kikoten, en CESIC, en Amextra, o en una gran variedad de otras organizaciones, sientan una satisfacción por su trabajo y por los logros que estas organizaciones han alcanzado.
Pasa lo mismo con lo que llamamos la vida secular. Las personas que trabajan en las grandes empresas o en el gobierno sienten, con todo derecho, una satisfacción por el éxito de su organización o dependencia. Me acuerdo, en años pasados, la satisfacción que sentía una persona por haber trabajado en la presidencia, aún durante una administración que no provocó mucha admiración. Y sentía esa satisfacción con toda justicia.
Las obras de Dios son la más grande y más noble empresa que hay. Extender el Reino de Dios no tiene igual entre todas las empresas del hombre.
Edificar la Iglesia está más allá de las ambiciones de los hombres, y salvar a las gentes de sus pecados es inconcebible fuera del contexto evangélico.
Pero nosotros podemos sentir la satisfacción de participar en las obras de Dios. Podemos extender el Reino su Hijo, y podemos participar en la edificación de la Iglesia, tanto como ser instrumento en la salvación de las gentes. Una manera de participar es ser activo en las actividades de la Iglesia, y de ofrendar.
Participar en la construcción de nuestro templo también es hacer las obras de Dios.

Iglesia Nacional Presbiteriana Berith, Boletín Buen Óleo, publicado originalmente el domingo 5 de Marzo de 1989.

Comparte con tus amigos