El llamado de Mateo y la incredulidad de Tomás – Lucas 20:24-29
Meditación bíblica sobre Lucas 20:24-29 por el Hno. Alfonso Abascal
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México
Hemos estado hablando de la forma en que Jesus trabaja en nosotros, nos lleva a reflexionar en la importancia de no hacer juicios basados en ideas preconcebidas como le pasó a Natanael, o lo que aprendió Felipe cuando permitimos que Dios obre mostrándonos soluciones extraordinarias, y haciendo que nuestra fe y confianza en Jesús crezca, y la relevancia como lo aprendió Pedro, de mantener una actitud de humildad como fiel siervo y no pecar de presunción.
Hoy iniciaremos con Mateo, quien también fue parte del círculo íntimo de Jesús, Mateo, también conocido como Levi, seguramente fue el que peor fama tenía, pues era recaudador de impuestos y judío, motivo por el cual era odiado por su propio pueblo.
Así hoy daremos lectura a Lucas 5:27-28, que dice:
Después de estas cosas salió, y vio a un publicano llamado Leví, sentado al banco de los tributos públicos, y le dijo: Sígueme. Y dejándolo todo, se levantó y le siguió.
Esta escena no es muy difícil de imaginar, ahí está mateo sentado en su mesa cobrando el tributo de la mercancía que por allí pasaba, así surgen algunas preguntas: ¿Por qué mateo tenía un trabajo así? Dado que los impuestos no eran muy claros ¿Mateo sacaba provecho de ello? La realidad es que no lo sabemos, el texto no menciona nada acerca de estas cosas, pero lo que sí sabemos es que Matero cuando Jesús le llama “dejándolo todo, se levantó y lo siguió”.
Para los escribas y fariseos, Mateo y otros de los seguidores de Jesús eran como pecadores condenados, recordemos las palabras de Jesús:
“Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores.” – Marcos 2:17
Jesus nos ve como pacientes espiritualmente enfermos, el pecado es como una enfermedad y requiere del tratamiento de Jesús para sanarnos.
Así una que vez que Jesus trata con nuestro pecado y que ve más allá de lo superficial, usa nuestras habilidades y experiencia que fueron transformadas de manera positiva para su ministerio, de este modo, sin Mateo, no tendríamos el sermón del monte y al menos 10 parábolas que sólo se registran en su evangelio.
Cuando Jesús lo llamó, Mateo dejó todo, todo menos su pluma.
Dios te llama y su llamado es irresistible, Él quiere que formes parte de su equipo, revalorizar tus habilidades y experiencias para que le sirvas dando mucho fruto.
Ahora hablemos de Tomás, quien también formó parte del círculo íntimo de Jesus. Ciertamente no tenemos mucha información, el pasaje más conocido lo encontramos en Juan 20:25, dice:
“Le dijeron, pues, los otros discípulos: Al Señor hemos visto. Él les dijo: Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré.”
Los otros discípulos ya habían visto a Jesús resucitado, mientras tanto Tomás pide ver las heridas de Jesús para identificarlo, heridas que eran la evidencia de que se había pagado el precio de nuestra salvación, y que el hombre ahora tenía paz con Dios.
Más adelante en los versículos 26 y 28 de este mismo capítulo dice que ocho días después apareció nuevamente a sus discípulos, y esta vez Tomás estaba con ellos, y Jesús le mostró sus manos y le dijo que materia su mano en su costado, que creyera, Tomás le dijo “¡Señor mío, y Dios mío!”, y en el versículo 29 Jesús le dice “Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron.”
Jesús supera todas tus expectativas y quiere darte una fe que te transforme y seas uno de los bienaventurados que no vieron, pero creyeron.