La gracia de Dios y la esperanza viva (1) – 1 Pedro 1:1-2

Meditación bíblica sobre 1 Pedro 1:1-2 por el Hno. Alfonso Abascal
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México

Hoy, y Dios mediante, en las siguientes semanas estaremos estudiando la primera carta del apóstol Pedro. No siempre será versículo por versículo, sin embargo lo que buscaremos destacar es el tema central que es: La gracia de Dios y la esperanza viva. Usaremos la biblia de estudio “Vidas transformadas”.

Hay un antiguo refrán que dice “Mientras haya vida habrá esperanza”, y este refrán tiene algo de verdad pero ninguna certeza de garantía, pues no es precisamente el hecho de la vida lo que determina la esperanza, es la fe de la vida.

El creyente en Jesucristo tiene una esperanza -una esperanza viva- porque su fe y esperanza están en Dios y en Jesucristo, quien es su esperanza viva; este es el tema principal de esta carta.

Asimismo también hablaremos de la salvación, una vida santa y en armonía, sumisión a las autoridades, a los maestros, en el hogar y en la iglesia. Siendo todo lo anterior una forma de reflejar a Cristo y dar gloria a Dios, y en esta sumisión y reflejar a Cristo, podremos ver como Dios obrará su propósito en nuestras vidas, lo que resultará en una vida transformada; y este tipo de vida es un ejemplo que sin duda llama la atención en este mundo.

Ahora daremos lectura a 1 Pedro 1:1-12, que dice:

1 Pedro, apóstol de Jesucristo, a los expatriados de la dispersión en el Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia, elegidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu, para obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo: Gracia y paz os sean multiplicadas.

Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos, para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros, que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero. En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo, a quien amáis sin haberle visto, en quien creyendo, aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso; obteniendo el fin de vuestra fe, que es la salvación de vuestras almas.

10 Los profetas que profetizaron de la gracia destinada a vosotros, inquirieron y diligentemente indagaron acerca de esta salvación, 11 escudriñando qué persona y qué tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos, el cual anunciaba de antemano los sufrimientos de Cristo, y las glorias que vendrían tras ellos. 12 A estos se les reveló que no para sí mismos, sino para nosotros, administraban las cosas que ahora os son anunciadas por los que os han predicado el evangelio por el Espíritu Santo enviado del cielo; cosas en las cuales anhelan mirar los ángeles.

Iniciaremos hablando de los dos primeros versículos: Pedro se presenta como apóstol, es decir, alguien que es enviado por Jesús a los expatriados, y que habían sido dispersados fuera de Jerusalén, lo que nos sugiere que esta carta solo fuera para Judíos, también había algunos gentiles convertidos (no judíos que habían dejado atrás a sus dioses paganos).

Es importante mencionar que algunos tuvieron en poco el apostolado de Pedro, pues lo consideraban a él, y también a Juan, como hombres de muy poca preparación. Les llamaban “Hombres sin letras y del vulgo”, pues no eran considerados líderes religiosos, sin embargo no podemos subestimar la preparación de tres años con el Señor Jesús y minimizar la obra del Espíritu Santo.

Pedro, quien también era pescador, viene a hacer una perfecta ilustración de lo que dice 1 Corintios 1:26-30

Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, a fin de que nadie se jacte en su presencia. Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención;”.

Este era Pedro, un hombre que el Señor usó para decirnos que Dios nos escogió desde mucho antes, incluso antes de nacer, es decir que no se basó en algo que hubiéramos hecho o haríamos, pues ni siquiera existíamos.

La elección fue por pura gracia y amor, así nosotros no sabíamos nada hasta que nos fue revelado en su Palabra. Efesios 1:3-4, dice

Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él,”.

Entonces, antes de la fundación del mundo fuimos escogidos, así mismos apartados para un propósito, dice al final del versículo dos “para obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo” ¡Lo que ya en sí mismo es un privilegio! Hemos sido rociados con su preciosa sangre, la cual nos da el perdón, nos reconcilia con Dios, y ahora podemos tener nuevamente comunión con Dios El Padre, y todavía más; nos vuelve aptos para obedecer y no fue por algo que hubiéramos hecho, todo es obra de Dios y de su hijo Jesucristo.

El Señor nos prepara para ser un fiel testimonio y una esperanza viva.

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