OCTUBRE: MES DE BERITH
En el último domingo de octubre de 1980, la iglesia se organizó, escogiendo en el acto su nombre Berith. Se escogió este nombre, por mayoría, a sabiendas de que la palabra Berith, en hebreo, quería decir pacto. Tenemos la consciencia de que somos una Iglesia del Pacto. Y, entendiendo lo que es el Pacto de Gracia. Este pacto, que es el hilo conductor y unificador de la Biblia, es el fundamento sólido y seguro de nuestra iglesia.
El mismo domingo, el último del mes de octubre, es el domingo cuando la mayoría de las iglesias protestantes celebra el Día de la Reforma en memoria de la Reforma Religiosa del siglo XVI.
Cuando nos organizamos en iglesia, lo hicimos conscientes de que la doctrina del pacto es una de las doctrinas básicas de la reforma religiosa del siglo XVI. Más que la fecha de nuestra organización, el nombre Berith y la afirmación de la doctrina que el nombre significa nos identifican como una Iglesia Reformada.
Todo esto quiere decir que nos identificamos por nuestro nombre, ya que el nombre es una indicación de quienes somos. El nombre anuncia nuestra identidad. Este anuncio es doble: para nosotros y para los demás. Es muy importante para nosotros mismos, ya que es una expresión de nuestra propia consciencia; por este nombre sabemos quiénes somos. Somos el pueblo del pacto.
El pacto es la solemne promesa de Dios con que Él mismo se liga con nosotros. La promesa es de ser nuestro Dios y el Dios de nuestros hijos. No hicimos a Dios nuestro Dios; Él Mismo se identificó como nuestro Dios. Lo conocemos y sabemos quién es por su propia auto-identificación.
La promesa tiene que ver con una salvación del ser humano, perdido en el pecado y rebeldía, por medio de una actividad de Dios mismo. Esta actividad incluye toda la historia en función de la realización de lo prometido, a fin de que llegara al mundo el Salvador. Controlada por Dios, la historia misma llega a ser un elemento esencial en la salvación del pueblo de Dios. Hemos de entender esta historia como la providencia de Dios.
Por esta providencia, y en el plan de Dios, la salvación se efectúa por medio de la fe, que es un don de Dios. El hombre, por medio de la fe, es justificado (hecho justo) en la presencia de Dios. De allí, una de las doctrinas esenciales proclamadas en la época de la Reforma. La doctrina de la justificación por medio de la fe llega a ser, entonces, como bandera de la iglesia reformada.
Esta doctrina tiene su base en la doctrina del pacto, o sea Berith. Vemos entonces que la iglesia del pacto (Berith) es una iglesia reformada, ya que proclama las doctrinas de la Reforma. Su seguridad está en la obra de Dios, realizada por Dios, de acuerdo con la promesa de Dios, dando a su pueblo la justificación por medio de la fe. Esto es lo que celebramos en octubre, el mes de Berith.
Gerald Nyenhuis H. | Originalmente publicado el 5 de octubre de 2014 en| Boletín Buen Óleo