María y José: dos creyentes usados por Dios – Lucas 1:26-38

Meditación bíblica sobre Lucas 1:26-38 por el Hno. Alfonso Abascal
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México

Amigos, hermanos, les saludo en el amor de Cristo a nombre de la Iglesia Nacional presbiteriana Berith, en la Ciudad de México.

La semana pasada estuvimos hablando de la profecía de Miqueas, en donde Dios anuncia dónde habría de nacer el Señor de Israel, el Mesías, y cómo también Dios puede usar a hombres incrédulos, en este caso a un emperador llamado Augusto César, que 700 años después promulga un edicto que llevaría a José y a María a Belén, dando cumplimiento así a la voluntad de Dios.

Hoy hablaremos de María y José, dos creyentes usados por Dios, y para esto daremos lectura a Lucas 1 del versículo 26 al 38, dice así:

26 Al sexto mes el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, 27 a una virgen desposada con un varón que se llamaba José, de la casa de David; y el nombre de la virgen era María. 28 Y entrando el ángel en donde ella estaba, dijo: ¡Salve, muy favorecida! El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres. 29 Mas ella, cuando le vio, se turbó por sus palabras, y pensaba qué salutación sería esta. 30 Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios. 31 Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS. 32 Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; 33 y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin. 34 Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será esto? pues no conozco varón. 35 Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios. 36 Y he aquí tu parienta Elisabet, ella también ha concebido hijo en su vejez; y este es el sexto mes para ella, la que llamaban estéril; 37 porque nada hay imposible para Dios. 38 Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra. Y el ángel se fue de su presencia.

Ahora también daré lectura a Mateo 1 del 18 al 25, dice:

18 El nacimiento de Jesucristo fue así: Estando desposada María su madre con José, antes que se juntasen, se halló que había concebido del Espíritu Santo. 19 José su marido, como era justo, y no quería infamarla, quiso dejarla secretamente. 20 Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es. 21 Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS,[a] porque él salvará a su pueblo de sus pecados. 22 Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el Señor por medio del profeta, cuando dijo:

23 He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo,

Y llamarás su nombre Emanuel,

que traducido es: Dios con nosotros.

24 Y despertando José del sueño, hizo como el ángel del Señor le había mandado, y recibió a su mujer. 25 Pero no la conoció hasta que dio a luz a su hijo primogénito; y le puso por nombre JESÚS.

María y José al leer estos dos relatos pensamos en quiénes eran María y José ¿decimos eran personas importantes como Augusto César? la realidad es que no. Lo que sabemos de ellos por el evangelio de Mateo capítulo 1 versos del 1 al 16, dice que eran de la familia o genealogía de Jesús, iniciando por Abraham Isaac y Jacob y más adelante en el verso 6, llegando a David, y finalmente en el verso 16 a Jacob, padre de José, marido de María.

No cabe duda de que en la genealogía de Jesús hay personajes importantes como Abraham, Isaac y Jacob, después David, y finalmente vemos a María y José.

Se podría decir de ellos que eran personas comunes. Entonces nos preguntamos ¿en dónde está lo importante o trascendente? Bueno, lo trascendente de esto está en lo que Dios puede hacer en este caso con María y José, que creían en Dios y que confiando en aquello que les fue anunciado obedecieron a Dios.

En Mateo 1:19 dice que José quiso dejarla secretamente pero un ángel del Señor le apareció en sueños diciendo que recibiera a María como su mujer porque en ella había sido engendrado por el poder del Espíritu Santo a Jesús, El Salvador. Algo que ya había sido anunciado por el profeta Isaías:

Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel. Isaías 7:14

 Así, José creyó en lo que el ángel le dijo y recibió a María como su mujer.

María, por su parte, recibió la noticia de parte de Dios a través del ángel Gabriel. Lucas 2:26 dice que María había hallado gracia delante de Dios y concebirá por medio del Espíritu Santo y que de ella nacería el hijo de Dios. La respuesta de María es contundente en principio, María se reconoce como la sierva del Señor y todo lo que Dios había dispuesto.

Dice ella que así se ha hecho. En estas dos narrativas -ambos María y José- creyeron en lo que les fue anunciado por el ángel y fueron un paso más adelante, obedecieron y se sometieron cumpliendo así la completa voluntad de Dios.

Vale la pena mencionar que comúnmente solemos pensar que Dios no se fijaría en alguien como tú o como yo para una tarea o comisión tan importante. Sin embargo, si pensamos en María y José, ambos eran como muchas de las personas que hay hoy en día. Meditemos en esto: a María no le importó lo que pudieran decir de ella, pues podrían señalarla como una mujer adúltera. Recordemos que ellos todavía no se habían casado, solo estaban comprometidos y en el caso de José ¿cómo era posible que él se casara con una mujer así?

Para ellos lo único importante fue cumplir la voluntad de Dios.

Termino con tres preguntas a manera de reflexión personal

¿qué tanto permitimos que Dios nos use?

¿qué tanto nos afecta lo que digan de nosotros como creyentes? Y, en este sentido ¿qué tanto hacemos o dejamos de hacer para cumplir la voluntad de Dios? me despido.

Mi nombre es Alfonso Abascal. Bendiciones y hasta la próxima 

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