Sin mirar atrás – Filipenses 3:12-14

Hoy es el último día del año. Muchos de nosotros esperamos con ansias el fin de este año, se preparan celebraciones realmente engrande. Hay quienes preparan esta celebración con mucha anticipación con el fin de disfrutar al máximo. Hay muchas tradiciones diferentes en cuanto a cómo celebrar la entrada del año nuevo unas más supersticiosas que otras y todas con el fin de atraer la buena suerte, prosperidad y salud.

También, hoy -último día del año- es un día que se suelen hacer «propósitos» o «resoluciones» y «deseos» para el nuevo año.

En este día siempre nos tomamos aunque sea un momento para reflexionar sobre dónde nuestra vida, lo que hemos hecho, nuestra situación actual y lo que deseamos que sea en el futuro.

En el fondo, sabemos que hay muchísimas cosas que no están bajo nuestro control pero también sabemos que nuestras actitudes y acciones tienen un efecto en la dirección que toma nuestra vida.

¿Qué encontramos en las Escrituras acerca de esto?

Hoy vamos a reflexionar un poco sobre lo que podemos leer en Filipenses 3:12-14

12 No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. 13 Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, 14 prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.

Pablo está describiendo aquí el proceso por el que estaba pasando en ese momento.

Y creo que es un proceso por el que tal vez debemos pasar todos los días, pero hoy -por ser la víspera de Año Nuevo- es un excelente día para hacerlo.

Lo primero que hace Pablo es admitir que aún no ha alcanzado la perfección.

Es necesario entender que Dios conoce perfectamente, y mucho mejor que nosotros, todos nuestros defectos.

Dios no aprueba nuestro pecado y sabe qué efecto tiene el pecado en nuestras vidas; por eso que envió a Su Hijo al mundo para redimirnos.

A lo mejor no estés exactamente como quisieras o como te lo habías propuesto el año pasado. A la mayoría de nosotros nos pasa lo mismo. Aún las personas que han tenido grandes logros tienden a pensar que todo podría haber sido mejor. Nunca creemos estar exactamente donde queríamos estar.

Y aquí viene la parte más importante.

Pablo dice: «pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás…»

Este es un pensamiento clave. Pablo está diciendo que no puede haber una mejora sustancial en su vida hasta que olvide lo que queda atrás. Lo que él está diciendo es que debe ser perdonado, y olvidar lo que queda atrás antes de poder seguir adelante.

Esto significa pasar por pasar por el proceso de verdadero arrepentimiento. Necesitamos poner nuestras faltas ante la cruz de Jesús y descubrir que allí están perdonadas y olvidadas. Dios castigó a Jesús por nuestros pecados y hoy ya no los recuerda.

Si Dios ha perdonado y olvidado nuestros pecados, ¿por qué seguimos cargándolos? Todo lo que hacen es arrastrarnos hacia atrás y hacernos sentir que nada puede cambiar en nuestras vidas. O peor aún, que nosotros mismos podemos cambiar nuestras vidas.

Detengámonos por un momento y reflexionemos sobre este año que termina.

Quizá hay muchas cosas que hemos hecho mal. Para poder dejarlas atrás tenemos que traerlas a los pies de Jesús y ser libres de esa carga para poder seguir adelante.

¿Realmente has “olvidado lo que queda atrás”? Si es así, entonces continúa con la instrucción de Pablo.

Pablo dice que ahora que ha olvidado lo que queda atrás, «…y extendiéndome a lo que está delante».

La imagen aquí es la de un corredor que se esfuerza por llegar a la meta.

Al mirar hacia adelante, Pablo nos dice que no nos dejemos arrastrar por el tiempo, sino que nos esforcemos por alcanzar aquello para lo que hemos sido llamados por Dios. Es imposible mirar hacia atrás y al mismo tiempo avanzar si tropezarnos.

Ahora que hemos dejado ir el peso muerto del pasado, podemos avanzar y esforzarnos por estar más firmemente arraigados en la Palabra de Dios este nuevo año. Eso es lo que Pablo coloca en primer lugar en su lista y creo que nosotros también deberíamos hacerlo.

Recordemos poner las cosas espirituales en primer lugar. Jesús dice:

Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Mateo 6:33

Termino repitiendo el pasaje de hoy de Filipenses 3:12-14, y es mi oración, que estas palabras te guíen en tu proceso de reflexión en este día y en el nuevo año que está por iniciar.

12 No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. 13 Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, 14 prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.

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