¿Qué hacer ante el rechazo? – Marcos 6:1-6

En la vida las cosas no siempre son como uno quisiera. En ocasiones las cosas son totalmente distintas a lo que hubiésemos querido o planeado.

Al Señor Jesús le pasó algo así cuando fue a visitar su tierra, es decir, Nazaret.

Marcos 6:1-6, dice así:

Salió Jesús de allí y vino a su tierra, y le seguían sus discípulos. Y llegado el día de reposo, comenzó a enseñar en la sinagoga; y muchos, oyéndole, se admiraban, y decían: ¿De dónde tiene este estas cosas? ¿Y qué sabiduría es esta que le es dada, y estos milagros que por sus manos son hechos? ¿No es este el carpintero, hijo de María, hermano de Jacobo, de José, de Judas y de Simón? ¿No están también aquí con nosotros sus hermanas? Y se escandalizaban de él. Mas Jesús les decía: No hay profeta sin honra sino en su propia tierra, y entre sus parientes, y en su casa. Y no pudo hacer allí ningún milagro, salvo que sanó a unos pocos enfermos, poniendo sobre ellos las manos. Y estaba asombrado de la incredulidad de ellos. Y recorría las aldeas de alrededor, enseñando.”.

Son muy reveladoras las palabras de Jesús cuando dice que no hay profeta en su propia tierra. ¿Qué es lo que está viviendo Jesús? Jesús ha sido menospreciado en su propia tierra. En Juan 7:5 dice que “ni aún sus hermanos creían en Él”.

Asimismo, la gente del lugar decía a manera de insulto (v3), ¿no es éste el carpintero, hijo de María? Y no porque el oficio de carpintero fuera mal visto. Los artesanos eran respetados y bien vistos. El insulto fue al llamarlo hijo de María, pues en esta época se identificaba a un hombre llamándolo como hijo de su padre y no de su madre.

Así que Jesús no sólo fue menospreciado en su sabiduría y conocimiento, también fue insultado y ni aún sus hermanos le reconocían. Verso 6 dice que Jesús se quedó asombrado por la incredulidad de ellos. Lo menospreciaron, lo insultaron, no creyeron en Él.

¿Alguna vez has estado en una situación semejante? Veamos qué fue lo que hizo Jesús. Como ya dijimos, Jesús se quedó asombrado por la incredulidad de ellos. No hizo milagros allí, sólo sanó a algunos pocos.

Y finalmente salió de allí y fue a las aldeas de alrededor. Jesús nunca se cuestionó por qué le trataron así. Incluso su propia familia.

Él hizo lo que tenía que hacer, seguir adelante y buscar quién sí quisiera ser enseñado en la palabra. Jesús no guardó rencor o mostró enojo, sólo asombro, y no permitió que esto lo distrajera o amargara. Jesús siguió adelante enseñando y sanando, no en su tierra, en otros lugares, en donde sí creían en Él y le esperaban con fe, sabiendo que Él haría grandes milagros.

Jesús nos enseña que ante el rechazo lo importante es seguir adelante, buscando enseñar y ministrar a otros. No te detengas ante el menosprecio o la incredulidad, como Jesús sigue adelante. Hasta aquí la reflexión del día de hoy.

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