¿Qué haré para heredar la vida eterna? – Marcos 10:17-22
Meditación bíblica sobre Marcos 10:17-22 por Alfonso Abascal
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México
Hoy reflexionaremos sobre el pasaje del joven rico, en donde éste le hace una pregunta a Jesús y le dice ¿qué he de hacer para recibir la vida eterna? Sobre esto estará nuestra reflexión y daremos lectura a Marcos 10:17-22. Dice así:
“Al salir él para seguir su camino, vino uno corriendo, e hincando la rodilla delante de él, le preguntó: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna? Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno, sino solo uno, Dios. Los mandamientos sabes: No adulteres. No mates. No hurtes. No digas falso testimonio. No defraudes. Honra a tu padre y a tu madre. Él entonces, respondiendo, le dijo: Maestro, todo esto lo he guardado desde mi juventud. Entonces Jesús, mirándole, le amó, y le dijo: Una cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme, tomando tu cruz. Pero él, afligido por esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones.”
De todos los que vinieron a Jesús seguramente este hombre es el que se fue peor de lo que vino a pesar de tener mucho a su favor. Este hombre llega a Jesús con mucha prisa y en una actitud de reverencia y por Mateo y Lucas sabemos que este hombre ostentaba algún cargo como dirigente y era un hombre respetado con buenos modales y una conducta moral ejemplar y un deseo por las cosas espirituales que lo llevó a ir corriendo hasta Jesús y postrarse a sus pies.
En todos los aspectos era un joven ideal al punto que cuando Jesús le miró dice que le amó. Hasta aquí podríamos decir que todo está bien. Sin embargo este joven tenía una visión muy superficial pues él pensaba que podía hacer algo para ganar y merecer la vida eterna y esta era una creencia muy común en los días de Jesús y también lo es hoy.
Piensan que un día Dios hará un recuento de las buenas obras y de las malas obras y si resulta que las buenas obras son más entonces lograrán entrar al cielo. Nada más lejos de la realidad verdadera Jesús le amó porque ciertamente su comportamiento era el adecuado pues él guardaba parte de la ley. Este joven había hecho todo lo que le enseñaron pero él sentía un vacío y la respuesta de Jesús lo dejó desconcertado pues había mucho que dejar.
Jesús quería que el joven rico y todos los testigos que estaban ahí entendieran que nadie puede cumplir todos los mandamientos y no podemos escapar del pecado. Jesús sabía que para llegar a Dios no era cuestión de desprenderse de las cosas materiales sino de poner nuestra seguridad y confianza en Jesús pues ciertamente no hay que ser pobre y miserable para seguir a Jesús pero sí estar dispuesto a dejarlo todo para servirle. Jesús nos enseña que si tú crees que has hecho demasiado estás a tiempo de descansar de tanta carga y entregarla en sus manos y seguirlo con las manos vacías y que sea Jesús quien las llene con los tesoros del cielo.
Sólo Jesús puede aliviar tu carga y darte la salvación.