ORACIÓN Y UNIDAD DE ESPÍRITU – Hechos 4: 31-32

La Unidad Espiritual y Poder de la Iglesia Primitiva
Meditación bíblica sobre Hechos 4: 31-32 por Alfonso Abascal
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México

Hoy hablaremos brevemente de los inicios de lo que conocemos como la Iglesia Primitiva, la que se formó pocos días después de la resurrección del Señor Jesús.

La Iglesia Primitiva y el Poder del Espíritu Santo

Una iglesia que oraba y mantenía su unidad en el espíritu. Así que daremos lectura a Hechos 4: 31-32:

“Después de haber orado, tembló el lugar en que estaban reunidos; todos fueron llenos del Espíritu Santo y proclamaban la palabra de Dios sin temor alguno. Todos los creyentes eran de un solo sentir y pensar. Nadie consideraba suya ninguna de sus posesiones, sino que las compartían.”

En el Libro de los Hechos podemos ver cómo Dios derramó de su espíritu en su iglesia, haciendo que personas sencillas y comunes lograran cosas extraordinarias.

En Hechos 2, el apóstol Pedro, lleno del Espíritu Santo, da un mensaje tan poderoso acerca de las buenas nuevas del reino de Jesucristo, que en aquel día (verso 41) dice que recibieron la palabra y fueron añadidos como tres mil personas.

Y más adelante, en el capítulo 4:4, se mencionan a cinco mil más.

Unidad en Medio de las Circunstancias Adversas

Esto de ningún modo agradaba a la clase política religiosa, saduceos, escribas, ancianos y sumos sacerdotes, todos estos enemigos de Jesús.

Y estos enemigos, viendo el denuedo con el que hablaban Pedro y Juan, así como las señales y prodigios que hacían, les amenazaron diciendo que no hablaran más acerca de Jesús.

Este pasaje nos muestra cómo los creyentes de la iglesia primitiva supieron mantener la unidad y, a pesar de las circunstancias, no oraron para que éstas cambiaran (verso 31), sino que pidieron a Dios que les diera poder para aprovechar de la mejor manera sus circunstancias, pidiendo dirección divina y no un escape.

Dios les dio el poder que necesitaban, y no sólo esto, les dio una verdadera unidad, lo que es extraordinario, pues la madurez de un cristiano se refleja cuando es capaz de amar a su hermano, mostrando un genuino deseo por sacrificarse y compartir unos con otros.

Sin embargo, resulta cada vez más común saber de cristianos que buscan hacer las cosas a su manera, y piensan que no es importante ser parte de una comunidad y estar bajo autoridad.

A sí mismos se engañan, pues incluso llegan a tener cierto grado de éxito, creyendo que es del agrado de Dios.

Pero Jesús es muy claro cuando dice, en Juan 13: 35:

“En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos por los otros”

El plan de Dios es perfecto y victorioso, y su iglesia habrá de mostrar su unidad de espíritu en un solo corazón y alma.

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