Nadie puede venir a mí – Juan 6:44

Meditación bíblica sobre Juan 6:44 por el Pbro. Pedro Arcos Sánchez
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México

Vamos a meditar el evangelio de Juan capítulo 6 el verso 44. Voy a darle lectura,

Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo le resucitaré en el día postrero.

El evangelio de San Juan es uno de los cuatro evangelios del Nuevo Testamento. Juan fue escrito probablemente a finales del siglo I d.C., y el autor es conocido como el apóstol Juan.

El capítulo 6 del Evangelio de Juan, describe la multiplicación de los panes y los peces y así como el discurso de Jesús sobre el pan de vida.

El versículo 65 del capítulo 6 del Evangelio de Juan dice,

… ninguno puede venir a mí, si no le fuere dado del Padre.

y este verso se encuentra en el contexto del discurso de Jesús sobre el pan de vida en el que enfatiza la importancia de creer en él para tener vida eterna.

Este versículo destaca la soberanía de Dios en la salvación. Jesús enfatiza que nadie puede venir a él por su propia iniciativa, sino que es necesario que el Padre – Dios el Padre- lo traiga hacia Él, y eso es muy importante mis queridos hermanos.

Nadie puede venir a Dios si el Dios Padre no nos busca, no nos trae, y esto subraya la importancia de la gracia divina en la salvación.

Podemos reconocer que Dios es soberano en todas las cosas incluyendo en nuestra salvación.

Podemos depender de la gracia de Dios para acercarnos a él y recibir la salvación. Podemos cultivar una actitud de humildad y gratitud hacia Dios por su gracia y amor. La meditación de San Juan 6:44 nos recuerda, mis queridos hermanos, la importancia del de la gracia divina en nuestra salvación.

Al reconocer la soberanía de Dios y depender de su gracia, podemos acercarnos a él y recibir la vida eterna.

Es muy importante, mis queridos hermanos y amigos, porque a veces pensamos que nosotros somos los que buscamos a Dios, somos los que nos acercamos a Dios. La Biblia dice:  «Ninguno puede venir a mí si el Padre que me vio no le trajere.»

El que nos trae a Dios -el que nos trae hacia el Padre- es Dios mismo el que nos trae para que busquemos a nuestro Dios   

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