LA FE COMO RESPUESTA
A pesar de que muchos nos exhortan a tener fe, la fe no es algo que podemos producir por acto de la voluntad. Desde el tiempo de Carlos Finney, por lo menos, se ha tomado la fe en el sentido de un acto voluntario. Los evangelistas profesionales, desde su tiempo (a fines del siglo 19), han manejado este concepto y han exhortado a la gente a decidir a tener fe, como si la fe fuese un producto de la voluntad. Pero este concepto de la naturaleza de la fe no es un concepto correcto; la fe no es un producto de la voluntad.
El pasaje bíblico que usamos mucho para encontrar el concepto bíblico de la fe es Romanos10:10-17, especialmente este último versículo, que dice: «la fe viene por el oir, y el oír por la Palabra de Dios». El contexto de este versículo es un pasaje que habla acerca de la necesidad de la predicación. Allí Pablo pregunta, en una pregunta retórica, «¿cómo oirán sin haber quien les predique?» (v. 14).
El ser humano es un ser que responde; en especial es un ser que responde a Dios ya que fue creado para conocer y responder a Él, es un aspecto de su naturaleza creada. Por eso, podemos afirmar, en un sentido amplio y profundo, que el ser humano por su creación es un ser que responde (y de ser responsable).
Nuestros ojos responden a la luz, los oídos al sonido, el sistema digestivo a la comida, nuestra actividad a estímulos y motivación. Respondemos a los gestos de otros, y también a sus palabras y tono de voz.
La fe también es una respuesta. La fe falsa, espuria, que toma el lugar de la verdadera y nos deja sin esperanza, decepcionados y engañados, es una respuesta a estímulos erróneos, o es una respuesta negativa a la correcta provocación. Lo único que puede producir la fe salvadora, la fe en Dios y su mensaje, la confianza en Cristo y su obra, es la Palabra de Dios. La única manera para entender correctamente la fe es saber que es una respuesta, la respuesta correcta es la respuesta positiva a la Palabra de Dios.
IGLESIA NACIONAL PRESBITERIANA BERITH, Publicado originalmente en BOLETIN BUEN ÓLEO, DOMINGO 14 JULIO DE 2002
