
INSCRITOS – Hechos 13:44-52
Meditación bíblica sobre Hechos 13:44-52 por Alfonso Abascal
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México
Seguimos con el estudio del Libro de los Hechos. Hemos avanzado en el mensaje de Pablo y Bernabé en la región de Antioquía, en donde ellos han dado a conocer la promesa hecha a sus padres, que es la enorme bendición del perdón de pecados y la justificación por medio de la fe en Jesucristo.
Y fue tal su interés por conocer más, que nuevamente los invitaron a regresar en el siguiente día de reposo para que siguieran hablando, algo que les llenó de celos a algunos judíos. Así, ahora, Pablo nuevamente hablará y concluirá su mensaje, y para esto daremos lectura a Hechos 13:44-52. Dice así:
El siguiente día de reposo se juntó casi toda la ciudad para oír la palabra de Dios. Pero viendo los judíos la muchedumbre, se llenaron de celos, y rebatían lo que Pablo decía, contradiciendo y blasfemando. Entonces Pablo y Bernabé, hablando con denuedo, dijeron: A vosotros a la verdad era necesario que se os hablase primero la palabra de Dios; mas puesto que la desecháis, y no os juzgáis dignos de la vida eterna, he aquí, nos volvemos a los gentiles. Porque así nos ha mandado el Señor, diciendo: Te he puesto para luz de los gentiles, A fin de que seas para salvación hasta lo último de la tierra. Los gentiles, oyendo esto, se regocijaban y glorificaban la palabra del Señor, y creyeron todos los que estaban ordenados para vida eterna. Y la palabra del Señor se difundía por toda aquella provincia. Pero los judíos instigaron a mujeres piadosas y distinguidas, y a los principales de la ciudad, y levantaron persecución contra Pablo y Bernabé, y los expulsaron de sus límites. Ellos entonces, sacudiendo contra ellos el polvo de sus pies, llegaron a Iconio. Y los discípulos estaban llenos de gozo y del Espíritu Santo.
En estos versículos queda muy claro la gran envidia que sintieron los judíos al ver que prácticamente toda la ciudad se había reunido para escuchar la palabra de Dios, algo que ellos jamás habían logrado, algo que como ya dijimos los llenó de envidia, al grado que los llevó a blasfemar el nombre de Dios.
Si ya de por sí la envidia es mala, cuánto más la blasfemia, y esto fue lo que llevó a Pablo y a Bernabé a volverse a los gentiles.
Asimismo, es interesante notar que aquellos que no creyeron, ellos mismos no se consideraban dignos de la vida eterna.
Por otra parte, la actitud del apóstol Pablo siempre fue la de llevar el mensaje primeramente al judío.
Sin embargo, en Antioquía quedó bien claro el rechazo al mensaje de las Buenas Nuevas del Evangelio. Así que, por tal rechazo, Pablo cita lo que profetizó Isaías 42:6 y 49:6, diciendo,
“Te he puesto por luz a los gentiles a fin de que seas por salvación hasta lo último de la tierra”
Fueron entonces los gentiles, y no los judíos, que llenos de gozo glorificaron a Dios. Y en el verso 48 nos dice algo más, y no menos importante, y es que Dios tiene a Sus escogidos. La frase que se traduce “ordenados para la vida eterna”, que quiere decir “inscritos”.
Esto identifica a los miembros del pueblo de Dios que tienen sus nombres escritos en el Libro de la Vida. Este capítulo 13 nos deja con maravillosas Buenas Nuevas, no sólo Dios cumplió la promesa de un Salvador; con Él nos dio el perdón de pecados y la justificación por fe, y todavía más.
Nuestros nombres están inscritos en el Libro de la Vida. Y todo esto no por mérito propio, sólo por la gracia de Dios.