VIVIENDO LA FE CON AUTENTICIDAD – Colosenses 3:1-14

Meditación bíblica sobre Colosenses 3:1-14 por el A.I. Saulo Murguía A.
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México

En nuestra iglesia, celebramos con gozo las obras poderosas de Dios: cómo creó todo lo que existe, desde cada ser humano hasta las aves del cielo y los animales del campo; cómo juzgó a la humanidad mediante el diluvio; y cómo envió a su Hijo, Jesucristo, para ofrecernos salvación. Estos son algunas de las grandes obras de Dios que recordamos con reverencia.

También honramos los hechos gloriosos de Jesucristo: su nacimiento virginal, sus milagros de sanidad, la resurrección de personas como Lázaro, su sacrificio en la cruz, su resurrección triunfante y su ascensión al cielo.

El Nuevo Testamento narra las obras de los apóstoles, aquellos hombres que respondieron al Evangelio con entrega radical y transformación profunda. Pero hay una parte que solemos omitir: nuestra propia historia. ¿Qué diría tu capítulo en la narrativa de Dios? ¿Sería testimonio de una vida transformada o evidencia de una fe superficial?

Recuerdo una frase que confronta con fuerza:
“Si te juzgaran por ser cristiano, ¿habría pruebas suficientes para condenarte?”
Es tiempo de reflexionar. ¿Eres una persona renovada en Cristo o solo aparentas?

El apóstol Pablo nos llama a responder con autenticidad a la obra de salvación. Escribe:

“Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios.Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra.Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios.”
—Colosenses 3:1–3

¿Por qué fijar nuestra atención en lo celestial? Pablo responde con claridad:

“Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria.”
—Colosenses 3:4

La verdadera identidad en el Reino de Dios

Esta es la razón: no pertenecemos al mundo, sino al reino de Dios. Entonces, ¿por qué nos aferramos tanto a lo terrenal o actuamos como quienes aman el pecado?

Vestirse de amor: el vínculo perfecto

Pablo nos exhorta a vivir como verdaderos hijos de Dios:

“Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia;soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros.Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto. ”
—Colosenses 3:12–14

Obediencia que transforma el corazón

Esta es la verdadera obediencia: permitir que la paz de Dios gobierne nuestros corazones, que la Palabra de Cristo habite en nosotros con abundancia, y que todo lo que hagamos sea en el nombre del Señor Jesús, dando gracias al Padre.

Dejar atrás la vida terrenal

Vivir según los principios de Dios transforma nuestra vida y bendice a quienes nos rodean. Si buscas plenitud, comienza por renovar tu manera de ser. Deja atrás la vida terrenal y abraza tu identidad como ciudadano del Reino de Dios. Escucha y obedece a Dios.

Vivir como respuesta al amor de Dios

No estoy tratando de decir que busques ganar el favor de Dios haciendo méritos, el favor de Dios ya nos ha sido otorgado a los creyentes. Se trata de adoptar una nueva perspectiva: encontrar nuestro lugar en el reino de Dios.

Como cristianos, no vivimos para ganarnos el cielo, sino como respuesta al amor que Dios nos ha dado.

El propósito de las obras preparadas por Dios

Nuestro propósito es permitir que Dios actúe a través de nosotros para acercar a otros a la salvación en Cristo. Las obras que realizamos no nos pertenecen: han sido preparadas por Dios para cada uno. Comprender esto redefine nuestra relación con Él.

Misioneros auténticos: compartir el evangelio

¿Misioneros o impostores? todo creyente es, en esencia, misionero o impostor. No es posible amar a Jesús y guardar silencio sobre Él. No se trata solo de predicar: también de escribir, apoyar a quienes proclaman, compartir activamente el Evangelio.

¿Fe superficial o compromiso verdadero?

Quien afirma creer en Jesús pero no lo estima lo suficiente como para compartir su mensaje —sea con palabras, acciones, textos o cualquier medio— vive una fe superficial, no auténtica.

Comparte con tus amigos

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *