UN GRUPO DE ORACIÓN – Hechos 16:11-15

PODCAST:

Meditación bíblica sobre Hechos 16:11-15 por Alfonso Abascal
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México

La semana pasada estuvimos hablando de cómo Dios puede obrar cerrando puertas y abriendo otras, y esto siempre de acuerdo con su propósito. Y suele pasar que cuando se da esto no lo entendemos y hasta nos cuesta aceptarlo. Por eso es muy importante discernir cuál es la voluntad de Dios, notando que Él puede tener un plan diferente.

Ahora daremos lectura a Hechos 16:11-15

Zarpando, pues, de Troas, vinimos con rumbo directo a Samotracia, y el día siguiente a Neápolis; y de allí a Filipos, que es la primera ciudad de la provincia de Macedonia, y una colonia; y estuvimos en aquella ciudad algunos días. Y un día de reposo salimos fuera de la puerta, junto al río, donde solía hacerse la oración; y sentándonos, hablamos a las mujeres que se habían reunido. Entonces una mujer llamada Lidia, vendedora de púrpura, de la ciudad de Tiatira, que adoraba a Dios, estaba oyendo; y el Señor abrió el corazón de ella para que estuviese atenta a lo que Pablo decía. Y cuando fue bautizada, y su familia, nos rogó diciendo: Si habéis juzgado que yo sea fiel al Señor, entrad en mi casa, y posad. Y nos obligó a quedarnos.

Filipos era una colonia romana, donde, de modo estratégico, el emperador enviaba a vivir a militares jubilados, y que estas ciudades extranjeras fueran pro-romanas.

Buscando que los ciudadanos fueran leales a Roma y al emperador. Así que esta era Filipos. Por la lectura sabemos que no había sinagoga. Para una sinagoga se requiere de al menos diez hombres.

Seguramente la población judía era escasa, y a pesar de que Pablo en su sueño vio a un hombre que le llamaba, aquí vemos a Pablo hablando la palabra de Dios a un pequeño grupo de mujeres, y entre ellas Lidia, una vendedora de púrpura de Tiatira. Esta mujer era creyente en el Señor.

No era judía, pero se comportaba como judía. Dios le abrió su corazón y su entendimiento, obrando en su conversión. Recordemos que en la Biblia mente y corazón se entrelazan.

Algo también importante que mencionar es que cuando el Señor abrió el corazón de Lidia para su conversión, ella no estuvo en un estado pasivo. Lidia escuchó con atención la palabra, comprendiendo el mensaje de salvación. En Juan 5:24 dice:

El que oye mi palabra y cree al que me envió tiene vida eterna y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida.

Dios lo dispuso todo para que, al dar Pablo su testimonio de Jesucristo, Lidia creyera, se arrepintiera de sus pecados, encontrando el perdón y la salvación en Cristo junto con toda su familia.

En este pasaje, Pablo nos enseña que si para alguien un pequeño grupo podría parecer poco importante, no así para nuestro Dios. En este grupo, Lidia mostró su adoración a Dios sin ser judía y Dios obró en su conversión.

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