LA LUCHA ESPIRITUAL: MÁS ALLÁ DE LA CARNE Y LA SANGRE | EFESIOS 6:12

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Vamos a meditar el libro de Efesios capítulo 6, el verso 12, que dice de la siguiente manera,

Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.

El libro de Efesios fue escrito por el apóstol Pablo mientras estaba en la cárcel en Roma.

En ese momento la iglesia de Éfeso estaba pasando por un momento difícil, enfrentando oposición y persecución. Pablo escribió esta carta para animar a los creyentes a mantenerse fuertes en su fe y a entender quiénes son en Cristo. Efesios 6:12 dice,

Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.

La lucha que enfrentamos como creyentes no es contra personas, sino contra fuerzas espirituales malignas que se oponen a Dios. Estas fuerzas, llamadas principados y potestades, son seres espirituales malvados que tienen el poder en el reino de las tinieblas. Nuestra lucha es espiritual, no es física.

La lucha que enfrentamos no es contra carne y sangre, es decir, no es contra seres humanos, sino contra fuerzas espirituales malignas que buscan destruir nuestra fe y nuestra relación con Dios. Y esto nos recuerda que nuestra lucha no es contra personas, sino contra las fuerzas del mal que las manipulan y las utilizan para sus propios fines. En conclusión, Efesios 6:12 nos recuerda que como creyentes estamos en una lucha espiritual constante contra las fuerzas del mal.

Pero no estamos solos en esta lucha. Tenemos la armadura de Dios que nos protege y nos da la victoria en Cristo. Debemos ser conscientes de esta lucha y ponernos la armadura de Dios para poder resistir los ataques del enemigo y vivir victoriosamente en Cristo.

¿Cómo puedo ser más consciente de que la lucha espiritual enfrento cada día? ¿Qué puedo hacer para ponerme la armadura de Dios y resistir los ataques del enemigo? ¿Cómo puedo confiar en la victoria de Cristo sobre las fuerzas del mal y vivir victoriosamente en Él?

Dios les bendiga, mis queridos hermanos y amigos.

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