LO MEJOR ESTÁ POR VENIR
La celebración de la navidad es mucho más que una tradición marcada por regalos y reuniones familiares; representa un momento de profunda reflexión sobre la esperanza y la fe que nos acompañan día a día. Este tiempo especial nos invita a mirar no solo al pasado, recordando el nacimiento de Jesús; la navidad también tiene una dimensión que apunta hacia el futuro. Jesús ha venido, sí, pero su primera venida no constituye nuestra única fuente de esperanza.
En la narración bíblica, figuras como Ana, son una muestra de la espera y la confianza en la salvación de Dios, y se establecen como testigos de una esperanza que trasciende el tiempo y el dolor. A través de su historia, descubrimos que la navidad es un llamado a mantener la fe y a esperar con alegría aquello que está por venir.
En el templo, los padres de Jesús se encontraron con Ana, una mujer de edad avanzada que había dedicado toda su vida a la adoración y a esperar las señales de la salvación de Dios. El evangelio de Lucas nos dice que era hija de Fanuel, de la tribu de Aser, y que había quedado viuda después de solo siete años de matrimonio. Desde entonces, había permanecido en el templo, sirviendo día y noche con ayunos y oraciones (Lucas 2:36-37).
Ana era una mujer había experimentado dolor y pérdida, pero Dios le había dado una fe perseverante. Su vida se convirtió en un testimonio de esperanza constante; no se apartó del templo, no dejó de orar, no dejó de esperar. Cuando vio al niño Jesús, inmediatamente reconoció en Él la respuesta a sus oraciones y la confirmación de las promesas de Dios. Dio gracias al Señor y empezó a hablar del niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén (Lucas 2:38).
Aunque Ana sabía que el niño aún no había culminado la obra de redención, su corazón se llenó de esperanza, pero una esperanza que es certeza. Muy posiblemente no iba a vivir para ver la cruz ni la resurrección, pero confiaba firmemente en que Dios cumpliría lo que había prometido. Vemos aquí claramente que la navidad es mucho más que el presente, porque el nacimiento de Jesús apunta hacia la redención completa del pueblo de Dios.
Más aún, mediante su muerte y resurrección, Cristo consumó la obra de salvación a nuestro favor. Y así como Ana esperaba con fe la primera venida del Salvador, nosotros hoy aguardamos con esperanza su regreso glorioso (Apocalipsis 21–22). ¡Lo mejor aún está por venir!
IGLESIA NACIONAL PRESBITERIANA BERITH, BOLETIN BUEN ÓLEO Domingo 21 de Diciembre 2025
