Y LLAMARÁS SU NOMBRE JESUS – MATEO 1:21

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Meditación bíblica sobre MATEO 1:21 por el A.I. Saulo Murguía A.
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México

Mas allá de lo que muchos piensan, el nombre de Jesús encierra un profundo significado. A lo largo de la historia, este nombre ha transformado vidas y ha sostenido la fe de cada creyente.

Hoy vamos a reflexionar sobre el sentido y la relevancia de llamar Jesús al Hijo de Dios. Nos vamos a adentrar en las raíces bíblicas que nos muestran claramente por qué el nombre de Jesús está inseparablemente unido a su obra redentora, su obre de salvación.

Y vamos a hacerlo viendo lo que dicen las Escrituras. Voy a empezar leyendo lo que dice en Mateo 1:21

“Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.” (Mateo 1:21)

Este no es solo un anuncio de nombre; es la primera proclamación del Evangelio. El nombre Jesús no es casual. Es profético, poderoso y tiene un propósito.

Entonces aquí surge la pregunta: ¿por qué el ángel afirma que debe llamarse Jesús “porque él salvará a su pueblo de sus pecados”? ¿Qué relación tiene el nombre con la obra de salvar?

Para responder, debemos comenzar por el significado del nombre Jesús.

EL SIGNIFICADO DEL NOMBRE JESÚS

El nombre Jesús proviene del hebreo Yehoshua (יהושע), del cual también deriva Josué. Significa “Yahvé es salvación” o “Yahvé salvará”. Procede de la raíz hebrea יֶשַׁע (yeshá), que expresa la idea de salvar, ayudar o liberar.

En arameo, su forma abreviada y más común es Yeshua (ישוע), de donde proviene directamente el nombre Jesús.

Este es precisamente el nombre que el ángel ordenó dar al hijo de María:
“Y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.” (Mateo 1:21)

El nombre Jesús, entonces, declara y anticipa la obra de Dios: Él es la salvación.

¿QUÉ SIGNIFICA SALVACIÓN?

La salvación (no la superación personal ni la reforma moral) es el núcleo del Evangelio. Jesús no vino a darnos una vida mejor, sino a darnos la vida misma: rescatados del pecado y restaurados para Dios.

Así como Dios libró a Israel de la muerte en Egipto y rescató al salmista del peligro (Éxodo 15:2; Salmo 116:6), así también promete salvar del pecado y a todos los que confían en Jesús.

Esta salvación es completamente obra de Dios. Efesios 2:8 lo afirma con toda claridad:

Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios;

SALVACIÓN EN EL ANTIGUO TESTAMENTO

Las palabras hebreas que expresan la idea de salvación en el Antiguo Testamento tienen el sentido general de liberación del peligro físico o la angustia moral, protección y seguridad. Por ejemplo, יֶשַׁע (yeshá) aparece en textos como:

Salmo 85:9 “Ciertamente cercana está su salvación a los que le temen…”

Isaías 62:11 “He aquí viene tu Salvador…”

En la Septuaginta (es decir, la traducción griega del hebreo del Antiguo Testamento) utiliza la palabra griega σωτηρία (sotería) que significa salvar de la muerte o de los peligros, así como preservar o sanar.

SALVACIÓN EN EL NUEVO TESTAMENTO

En Mateo 1:21 se usa el verbo σώσει, derivado de σώζω (sózo), que significa librar o proteger (literal o figuradamente) hacer salvo, librar, misericordia, preservar, salvar, sanar.

El Nuevo Testamento desarrolla esta idea mostrando que la salvación:

Libera de la ira de Dios. La salvación libera al creyente de la ira de Dios, del dominio del pecado y del poder de la muerte 1 Tesalonicenses 5:9 dice:

“Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo,”

Libera del temor. Libera a los creyentes de los temores que genera una vida pecaminosa. En Romanos 8:15 leemos:

“Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! “

Rompe hábitos que esclavizan. Y también libera a los creyentes de los malos hábitos que los esclavizan. En Efesios 4:17–24 dice:

“Esto, pues, digo y requiero en el Señor: que ya no andéis como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su mente, teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón; los cuales, después que perdieron toda sensibilidad, se entregaron a la lascivia para cometer con avidez toda clase de impureza. Mas vosotros no habéis aprendido así a Cristo, si en verdad le habéis oído, y habéis sido por él enseñados, conforme a la verdad que está en Jesús. En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.”

Aunque ya hemos recibido la salvación, su plenitud se manifestará cuando Cristo regrese. En Hebreos 9:28, podemos leer:

“así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan.”

¿CÓMO REALIZA JESÚS ESTA SALVACIÓN?

La salvación se fundamenta en lo que Jesús hizo en la historia (su vida perfecta, su muerte en la cruz y su resurrección) y en lo que continúa haciendo en nosotros por medio del Espíritu Santo.

Jesús vive en nosotros y estamos unidos a Él (Juan 15:4)

“Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.” 

Esta unión es obra del Espíritu y se basa en la elección eterna de Dios. Y nosotros fuimos elegidos para ser llamados, transformados y glorificados (Efesios 1:4–6).

“según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado”

EL TESTIMONIO DEL CATECISMO DE HEIDELBERG

El Catecismo de Heidelberg expresa esta verdad con una sencillez hermosa. En la pregunta 29 se plantea:

“¿Por qué se llama al Hijo de Dios ‘Jesús’, que significa ‘salvador’?”

Y responde:

“Porque nos salva de nuestros pecados. La salvación no se encuentra en nadie más; es inútil buscarla en otra parte.”

Esto coincide con Hechos 4:12:

“Y en ningún otro hay salvación…”

Jesús mismo lo afirmó en Juan 14:6:

“Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.”

No hay múltiples caminos hacia Dios. No hay varios salvadores. Solo Jesús.
Quienes confían plenamente en Él descubren que es suficiente, perfecto y completo para su salvación.

Por eso el ángel dijo:
“Lo llamarás Jesús, porque Él salvará…” Ese es el significado del nombre Jesús: Jesús es el Salvador.

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