Profecías de Jacob
Meditación sobre Génesis 49:1-28 por el A.I. José Antonio Velázquez
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México
Transcripción…
LECTURA GÉNESIS 49:1-28 Y llamó Jacob a sus hijos, y dijo: Juntaos, y os declararé lo que os ha de acontecer en los días venideros. Juntaos y oíd, hijos de Jacob, Y escuchad a vuestro padre Israel. Rubén, tú eres mi primogénito, mi fortaleza, y el principio de mi vigor; Principal en dignidad, principal en poder. Impetuoso como las aguas, no serás el principal, Por cuanto subiste al lecho de tu padre; Entonces te envileciste, subiendo a mi estrado. Simeón y Leví son hermanos; Armas de iniquidad sus armas. En su consejo no entre mi alma, Ni mi espíritu se junte en su compañía. Porque en su furor mataron hombres, Y en su temeridad desjarretaron toros. Maldito su furor, que fue fiero; Y su ira, que fue dura. Yo los apartaré en Jacob, Y los esparciré en Israel. Judá, te alabarán tus hermanos; Tu mano en la cerviz de tus enemigos; Los hijos de tu padre se inclinarán a ti. Cachorro de león, Judá; De la presa subiste, hijo mío. Se encorvó, se echó como león, Así como león viejo: ¿quién lo despertará? No será quitado el cetro de Judá, Ni el legislador de entre sus pies, Hasta que venga Siloh; Y a él se congregarán los pueblos. Atando a la vid su pollino, Y a la cepa el hijo de su asna, Lavó en el vino su vestido, Y en la sangre de uvas su manto. Sus ojos, rojos del vino, Y sus dientes blancos de la leche. Zabulón en puertos de mar habitará; Será para puerto de naves, Y su límite hasta Sidón. Isacar, asno fuerte Que se recuesta entre los apriscos; Y vio que el descanso era bueno, y que la tierra era deleitosa; Y bajó su hombro para llevar, Y sirvió en tributo. Dan juzgará a su pueblo, Como una de las tribus de Israel. Será Dan serpiente junto al camino, Víbora junto a la senda, Que muerde los talones del caballo, Y hace caer hacia atrás al jinete. Tu salvación esperé, oh Jehová. Gad, ejército lo acometerá; Mas él acometerá al fin. El pan de Aser será substancioso, Y él dará deleites al rey. Neftalí, cierva suelta, Que pronunciará dichos hermosos. Rama fructífera es José, Rama fructífera junto a una fuente, Cuyos vástagos se extienden sobre el muro. Le causaron amargura, Le asaetearon, Y le aborrecieron los arqueros; Mas su arco se mantuvo poderoso, Y los brazos de sus manos se fortalecieron Por las manos del Fuerte de Jacob (Por el nombre del Pastor, la Roca de Israel), Por el Dios de tu padre, el cual te ayudará, Por el Dios Omnipotente, el cual te bendecirá Con bendiciones de los cielos de arriba, Con bendiciones del abismo que está abajo, Con bendiciones de los pechos y del vientre. Las bendiciones de tu padre Fueron mayores que las bendiciones de mis progenitores; Hasta el término de los collados eternos Serán sobre la cabeza de José, Y sobre la frente del que fue apartado de entre sus hermanos. Benjamín es lobo arrebatador; A la mañana comerá la presa, Y a la tarde repartirá los despojos. Todos estos fueron las doce tribus de Israel, y esto fue lo que su padre les dijo, al bendecirlos; a cada uno por su bendición los bendijo.
En el capítulo anterior vimos como José presenta a Efraín y Manasés, sus hijos, ante Jacob y él les da la bendición para que reciban la nacionalidad del pueblo de Dios, ya que ambos nacieron en territorio egipcio, más en este país, como bien lo declara Israel, son peregrinos.
Después de insertar a sus nietos como parte de sus hijos y herederos del pacto de Dios va anunciar ahora el lugar que le corresponde a cada uno de ellos, de su partida y, lo más álgido de esto, es que no habla como hombre sino que lo hace como mensajero de Dios.
Habla como un profeta del Señor, y menciona a sus hijos como principales cabezas de las tribus que se convertirán en la nación de Israel.
Sus profecías no son del todo ni para todos positivas, pues a su hijo Rubén quien es el primogénito le dice que no será el primero, puesto que corrompió el lecho matrimonial de Jacob al allegarse a su concubina y por tal motivo Rubén es aquí despojado de su primogenitura en la sabiduría y juicio de Dios.
Y siguiendo la línea descendente, están Simeón y Levy, a los cuales tampoco les va bien, pues les recuerda la matanza tan terrible de inocentes que hicieron al amparo de la deshonra de su hermana Dina. Ellos no recibirán una tierra sino que serán esparcidos entre las otras tribus.
Y notoriamente se aprecia que es el Espíritu de Dios quién lo dirige, pues da a cada uno lo justo por sus obras sin miramientos actuando más como mensajero de su Señor que como padre.
A pesar de que menciona a todos sus hijos, hace resaltar a unos por encima de otros como lo es en el caso de Judá, quien ya hemos notado que ha sobresalido de los demás como portavoz en varias ocasiones, hoy declara y profetiza que Judá recibirá la alabanza de sus hermanos y que reinará hasta la llegada Siloh, es decir, el Mesías.y le profetiza grandes riquezas y que a él será dada la obediencia de los pueblos.
Para Zabulón profetiza que habitará en las rutas comerciales y le asigna un territorio cerca del mar.
A Isacar lo reconoce como trabajador. De Dan habla como un juez, pero a la vez parece ser que no siempre impartirá la justicia como se debe. Para Gad hay una profecía que habrá una lucha contra él pero vencerá. Aser será prosperado y tendrá tan buena comida que la compartirá con el rey. A Neftalí le atribuye belleza.
Cuando llega con José hace como una reseña de los acontecimientos de su vida y después pronuncia una serie de bendiciones recordándole que es Dios quien lo sustenta y todo el tiempo lo ha guardado.
Al comparar a Benjamín como un lobo está hablando de que será una tribu guerrera.
El versículo 28 es comomla conclusión de lo que Jacob ha hecho para sus hijos, les ha bendecido, pero más que como un padre, como un profeta de Dios.
Podemos ver qué todos formarán parte de la gran nación que se convertirá el pueblo de Israel, el pueblo de Dios, sin embargo cada uno tendrá consecuencias de su actuar, no dejan de pertenecer al pueblo elegido y seguramente recibirán bendiciones y ellos son bendición para el resto de las naciones pues esa fue la promesa que el Señor le hizo a Abraham.
Si el Espíritu Santo ha tocado nuestro corazón y nos ha hecho su pueblo recibimos grandes e innumerables bendiciones mas debemos cuidar que nuestro andar sea digno de un ciudadano del reino de Dios.