Alguien está a la puerta – Apocalipsis 3:20-22

Meditación sobre Apocalipsis 3:20-22 por el Diác. Gonzalo Peña
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México

Transcripción…

Buenos días. Hermanos y amigos, es un gusto poder abrir la escritura y compartir en esta mañana, el título de esta reflexión es “Alguien está a la puerta”

 En el libro de Apocalipsis 3:20-22 dice: He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo. 

 Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono.

 El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.

En el Nuevo Testamento hay muchas descripciones gráficas de Nuestro Señor Jesucristo, en el evangelio de Mateo nos presenta a Jesús sentado en una ladera de un monte rodeado de sus discípulos enseñándoles los principios del reino en el sermón del monte (Mateo 5).

Marcos nos habla de un Jesús como el trabajador, el realizador, el hacedor. Es el Salvador que atiende las necesidades de los demás, por citar algunos ejemplos: la hija de Jairo, la mujer que toco el manto de Jesús (Mr 5:21-43), la fe de la mujer sirofenicia Mr. 7:24-37

Lucas nos describe a Jesús preocupado por las personas oprimidas, desheredados, de distintas razas y naciones.

Este texto de Apocalipsis 3: 20, ha sido usado para sermones evangelísticos. Dios viene en busca del pecador necesitado e inmerecedor, a través de Jesucristo. Dios el Padre se acerca al pecador para perdonarlo y darle vida abundante. Dios viene al hombre como el pastor que busca una oveja perdida. En este texto nos describe a Jesucristo que viene al corazón del ser humano.

Pero si vemos el contexto de las palabras de Jesús son la conclusión de los siete mensajes a las iglesias de Asia Menor. Estas palabras les dicen a los que creen en él que esta a la entrada de sus vidas, a la entrada de diferentes situaciones de la vida y esta ansioso de dar a conocer su presencia.

¿Le habremos cerrado la puerta por nuestra falta de fe? ¿Le habremos excluido por nuestra falta de participación obediente? ¿Le habremos cerrado la puerta por nuestro descuido u olvido? ¿O por nuestra irreverencia?

CRISTO ESTA A LA PUERTA DESEANDO ENTRAR EN NUESTRAS HORAS DE TRISTEZA

Hay ocasiones en que la tristeza nos invade nuestro círculo familiar (Jn. 11), la muerte de Lázaro, y algunos de nosotros nos olvidamos de lo que Jesucristo ha hecho por nosotros. Hay momentos que tenemos tristeza y amargura. Abramos la puerta de nuestro corazón para que Jesús tome el control en estas situaciones.

CRISTO ESTA A LA PUERTA Y QUIERE AYUDARTE EN LOS MOMENTOS DE DEBILIDAD

El Apóstol Pablo permitió que Jesucristo participara en todas sus situaciones de su vida. Descubrió que con la ayuda de Jesús podía adaptarse a las circunstancias desfavorables y adversas. En necesidades, en angustias; en azotes, en cárceles, en tumultos, en trabajos, en desvelos, en ayunos (2 Cor. 6:1-13). Todo lo podemos en Cristo que nos fortalece (Fil. 4:13). Por la gracia de Dios hoy podemos hacer lo mismo.

CRISTO ESTA A LA PUERTA Y QUIERE ENTRAR Y OCUPARSE DE NUESTRAS DUDAS Y VACILACIONES

Luego de su muerte en la cruz y su resurrección, hubo muchas interrogantes que intrigaban y atormentaban las mentes de los discípulos. Nosotros no somos los únicos en tener preocupaciones y sufrir turbación. Los primeros discípulos eran hombres de carne y hueso como nosotros. Ellos necesitaban dirección y ayuda. Leemos que después que resucito, durante un período en ellos estaban sumidos en confusión, miedo “Jesús se puso en medio de ellos” y les dijo Paz a vosotros (Jn. 20:19-21). El Cristo resucitado y vivo vino a impartirles consejo compresión, y consuelo a sus mentes y corazones. Hoy Dios quiere seguir haciéndolo.

Muchos de nosotros hemos perdido de vista el tremendo impacto de esta promesa.

El Señor Jesús desea entrar en nuestras mentes y corazones y participar en todas las circunstancias de nuestra vida. ¡Abrámosle la puerta!

Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono.

 El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. ¡Amen!

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