Santificados, útiles al Señor – 2 Timoteo 2:19-26

Meditación sobre 2 Timoteo 2:19-26 por el A.I. Nelson Daniel Miranda Giles
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México

CDMX, viernes 18 de febrero de 2022

Cuántas veces hemos desechado un aparato electrónico de nuestra casa o un instrumento que no funciona en nuestro taller u oficina, cambiamos o desechamos lo consideramos inútil o que no sirve a nuestro propósito. Lo mismo sucede algunas veces con las personas en una empresa o compañía cuando alguien no entra en sus planes.

En la biblia en Sn. Juan 12:26 leemos:

26 Si alguno me sirve, sígame; y donde yo estuviere, allí también estará mi servidor. Si alguno me sirviere, mi Padre le honrará.

Estas palabras son de nuestro señor Jesús que nos invita a servirle, a seguir sus pasos y ser útiles en su obra, además nos asegura que donde él esté ahí estaremos nosotros sus servidores con él y que nuestro Dios nos honrará.

En el versículo 19 de nuestro pasaje en de 2ªTimoteo 2 leemos:

19 Pero el fundamento de Dios está firme, teniendo este sello: Conoce el Señor a los que son suyos; y: Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo.

El Apóstol Pablo deja en claro que el reino de Dios no puede ser conmovido.

Dios conoce a los que son suyos y esto no depende de los eventos cambiantes de nuestro mundo, sino que descansan en la base sólida e inamovible de su divina voluntad.

El plan de nuestro Dios tiene un propósito eterno desde la fundación del mundo y no va a fracasar. El Señor conoce a quienes le pertenecen porque puede discernir todo lo que está en el corazón humano.

En la antigüedad el sello era una señal de autenticidad y propiedad de algún objeto o algún bien. Por ello dice el Señor que Él conoce a los que son suyos, porque tienen su sello.

Todos los que no creen que Jesucristo es nuestro señor y salvador, están a nuestro derredor y pueden observar nuestra conducta, cómo nos comportamos, como vivimos o la vida que llevamos en el exterior, los cristianos debemos ser ejemplo.

Las personas pueden saber si una persona pertenece a Dios, por medio de su conducta, de su testimonio, es cuando dicen esta persona es diferente, porque si estamos en la misma condición él es feliz y yo no.

Hermanos ser santos significa que somos apartados para Dios, consiste en la separación de aquellas cosas que interfieren en nuestra comunicación con Dios, con las cosas que contristan al espíritu santo que está en nosotros, nos separamos del mal para servir a Cristo con todo nuestro ser.

Algunas personas pueden decir, “yo le pertenezco al Señor, yo sé que soy de ÉI. Me voy a ir al cielo. No importa mucho cómo viva.” Sin embargo, hay dos razones importantes, que son el fundamento de lo que Dios nos dice en este pasaje.

Los que son suyos tienen el deseo, la voluntad de agradar a Dios y por tanto en todas sus acciones en su vida diaria tratan de apartarse del pecado.

Charles Spurgeon comento a este respecto “Quiero que todo el que se profese cristiano tenga esta doble marca, y sea así un hombre de Cristo, siendo reconocido por todos por salir de lo inmundo, y haber sido apartado para el Señor.”

En el versículo 20 y 21 del pasaje leemos:

20 Pero en una casa grande, no solamente hay utensilios de oro y de plata, sino también de madera y de barro; y unos son para usos honrosos, y otros para usos viles.
21 Así que, si alguno se limpia de estas cosas, será instrumento para honra, santificado, útil al Señor, y dispuesto para toda buena obra.

El Apóstol Pablo nos compara con los utensilios de una casa grande, podemos decir que es la iglesia universal, donde hay utensilios de oro, plata, madera y barro.

Tal vez pensemos que los utensilios de uso honroso serian de oro y plata y que otros son para usos viles.

Pero más adelante nos dice que si alguno se limpia será instrumento de honra; si tenemos un vaso sucio así sea de oro, plata, no será un instrumento de honra, pero un vaso de limpio y fragante lleno de agua limpia y transparente si será un instrumento de honra.

En 1ª Juan 1: 9 dice:

9 Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.

El deseo de cambiar nuestra vida y servir a nuestro Dios comienza cuando estamos dispuestos a reconocer que somos pecadores, nuestras debilidades, nuestras faltas, y oramos a nuestro Dios por medio de la gracia que es en Cristo y pedimos perdón.

El reconocer que solo él puede limpiarnos y hacer que nuestra vida cambie totalmente para que sea una vida santa, útil, al servicio de nuestro señor Jesucristo. Solo entonces seremos instrumentos o utensilios para honra.

En los versículos 22 y 23 del pasaje leemos:

22 Huye también de las pasiones juveniles, y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que de corazón limpio invocan al Señor.
23 Pero desecha las cuestiones necias e insensatas, sabiendo que engendran contiendas.

Las religiones de moda en Éfeso en aquel tiempo eran conocidos por exaltar las pasiones y sus excesos, el Apóstol Pablo le pide a Timoteo y a nosotros también que esté estrictamente en guardia contra todos los vicios de la juventud.

El Apóstol nos recomienda enfocarnos en los sentimientos opuestos, en buscar las cosas buenas, primero menciona la justicia, es decir, la forma correcta de vivir; y luego agrega fe y amor, y recomienda que busquemos estar en constante comunión con todos los verdaderos adoradores de Dios, con nuestros hermanos en la fe y que evitemos y nos alejemos de disputas inútiles.

En los versículos 24 al 26 del pasaje leemos:

24 Porque el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido;
25 que con mansedumbre corrija a los que se oponen, por si quizá Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad,
26 y escapen del lazo del diablo, en que están cautivos a voluntad de él.

El Apóstol nos invita a que como cristianos tengamos una actitud amable con todos, pero más hacia nuestros hermanos en la fe, dispuestos a aprender y enseñar con paciencia.

Dando oportunidad de que, si alguien está en un error, tratarlo con amor para que reflexione y pueda corregirse, recordemos que solo el poder de Dios y su gracia salvadora es la que cambia nuestras vidas.

Hermanos, estemos en comunión con nuestro Dios, y que nuestra vida que sea una vida santa, útil, al servicio de nuestro señor Jesucristo.

A. I. Nelson Daniel Miranda Giles.

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