Para que no seáis juzgados – Mateo 7:1-2

Meditación sobre Mateo 7:1-2 por el A.I. Marcos Mercado Estrada
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México

Transcripción…

Buenos días, como todos los jueves me da mucho gusto enviar a cada uno de ustedes un muy cordial saludo

El día de hoy vamos poner nuestra atención en los versículos 1 y 2 del capítulo 7 del evangelio de Mateo que dice de la siguiente manera:

1 No juzguéis, para que no seáis juzgados. 2 Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido.

INTRODUCCIÓN

Ya dijimos que en el capítulo 7 del evangelio de Mateo encontramos la sección final. del Sermón del Monte. En donde el tema subyacente en todo el capítulo es el del juicio.

Y el jueves pasado pusimos nuestra atención en el mandato de nuestro Señor, «No juzguéis» y lo que implica en la práctica. Ahora en los versículos 1-5 encontramos las razones que da para no juzgar.

Y, al leerlos, nos damos cuenta que esta enseñanza es irrefutable, su lógica ineludible y al mismo tiempo, nos muestra nuestra condición pecadora y lo terrible del pecado.

Ahora bien, en este pasaje encontramos 5 argumentos o razones para no juzgar y el día de hoy vamos a considerar únicamente dos de ellos, el primero dice: «No juzguéis, para que no seáis juzgados” Es decir, para que nosotros mismos no seamos juzgados.

Y al pensar en ser juzgados, tenemos la posibilidad de ser juzgados por los hombres y por Dios

1 En cuanto a ser juzgados por los hombres, casi siempre la persona que critica a las demás es a su vez criticada, y en consecuencia, si queremos evitar ser criticados, debemos ser menos críticos y censuradores de los demás.

También, podemos asegurar que la persona que critica menos es más querida, y no se ve sometida a tantas críticas como a los que les gusta criticar.

2 Pero en segundo lugar, estas palabras también se refieren al juicio de Dios y al pensar en su significado hay que recordar que el Señor Jesús las dirigió a sus discípulos, es decir están dirigidas a los creyentes y no a los incrédulos.

Entonces surge la pregunta: ¿De qué manera un creyente que juzga va a ser juzgado por Dios?

Hebreos 9:27 dice: Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio

Romanos 14:10 donde Pablo dice, Porque todos compareceremos ante el tribunal de Cristo. Y esto incluye a creyentes y no creyentes, o sea todos

Ahora bien, todos sabemos que va a haber un juicio final que es importante, definitivo y eterno, es un juicio en el cual, así como un pastor separa las ovejas de las cabras, se van a separar los que van a ir cielo y los que van a ir a la perdición, es decir al infierno.

Será un estado futuro de recompensa y de castigo

Mateo 25:31 Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria, 32 y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. 33 Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda. 34 Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo.

41 Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles.

46 E irán estos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna.

El juicio final es un acontecimiento futuro concreto en el que finalmente quedará determinado y públicamente manifestado el destino eterno de los hombres y de los ángeles

Ahora bien, nosotros tenemos nuestra fe y confianza en las palabras que Jesús dijo en Juan 5:24 que dicen: De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, más ha pasado de muerte a vida

Entonces, por ello los creyentes en Cristo Jesús no vamos a un juicio condenatorio

Pero en la Biblia, encontramos otro aspecto de este juicio final, para el pueblo de Dios después de la muerte; al que algunos han llamado el juicio de recompensa.

Y esto implica que los hombres seremos juzgados conforme a nuestras obras y los secretos del corazón serán sacados a la luz

2 Corintios 5:10 “Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo’

Mateo 12:36 Mas yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio

Apocalipsis 20:12

Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras

Y ciertamente, hay algunos que tienen mucho temor del juicio final, pero el juez que viene a juzgar es el mismo que murió por nosotros y para los creyentes no será un juicio que decidirá si iremos al cielo o al infierno, sino que decidirá la recompensa que tendremos en el reino de los cielos.

Y a todos y cada uno de nosotros Dios nos ha dado talentos, que en mayor o menor grado hemos puesto a su servicio, por lo que todos nosotros esperamos las palabras de bienaventuranza cuando en aquel día final nuestro Señor nos dirá:

23 Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.

Pero continuando con nuestro pasaje bíblico vayamos ahora al versículo 2 que nos da un segundo argumento para no juzgar y dice de la siguiente manera:

«Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido».

Entonces, la segunda razón que encontramos en estos cinco versículos para no juzgar es que, si lo hacemos, no sólo provocamos juicio contra nosotros mismos, como ya lo vimos, sino que también establecemos la pauta para nuestro propio juicio ya que el Señor dijo: “Con la medida con que medís, ¡os será medido!’

Romanos 2:1, «Por lo cual eres inexcusable, oh hombre, quienquiera que sea tú que juzgas; pues en lo que juzgas a otro, te condenas a ti mismo; ¡porque tú que juzgas haces lo mismo!’

O sea, uno será juzgado con el mismo criterio que usa. Hay algunos que se colocan delante de los demás como autoridad. Muy bien; pues aquí dice que esta será la medida que se le aplicará a ellos en su propio juicio.

Según lo que pretendemos ser, seremos juzgados. Y si ponemos mucho empeño en examinar la vida de otras personas, la misma norma se nos aplicará, y no tendremos motivo para quejarnos.

Esta es una de las afirmaciones más alarmantes de toda la Biblia y nuestro Señor la dijo muy claramente: «Con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, ¡os será medido!’

CONCLUYO

Crisóstomo dijo que al corregir a alguien que ha pecado, No debemos verlo como a enemigo, ni como adversario exigiendo castigo, sino como el médico que provee las medicinas’:

John Stott dijo: En realidad, lo que hacemos a menudo es ver nuestras propias faltas en otros y juzgarlas de manera muy dura y exigente, severa y exagerada. De esa manera, experimentamos el placer de la rectitud propia sin el dolor de la penitencia.

En todas nuestras actitudes y conducta hacia otros no debemos actuar ni como jueces (volviéndonos severos, censuradores y condenatorios), ni como hipócritas (culpando a otros mientras nos excusamos nosotros), sino como hermanos, cuidando de otros a tal punto que primero nos culpamos y corregimos nosotros y luego debemos buscar ser constructivos en la ayuda que les damos a ellos.

En resumen, la razón principal por la que los cristianos no debemos juzgar, es para no ser juzgados por el Señor y no debemos juzgar si primero no nos juzgamos a nosotros mismos

Repito los dos versículos en los que enfocamos nuestra atención en este día:

1 No juzguéis, para que no seáis juzgados. 2 Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido.

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