La regla de oro para las relaciones humanas – Mateo 7:12

Meditación sobre Mateo 7:12 por el Diác. Gonzalo Peña
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México

MATEO 7:12

Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas.

Debemos permitir que las palabras de Cristo permanezcan en nosotros como sus principios y directrices para una vida abundante en este mundo pasajero. Porque somos peregrinos.

La enseñanza de nuestro texto se le suele llamar como la regla de oro, la regla de oro es la llave para tener relaciones humanas positivas y creativas. Si de veras siguiéramos el principio directivo que el texto nos menciona, se resolverían muchos problemas sociales difíciles del mundo hoy en día (en la familia, en el trabajo, en la escuela en donde nos estemos desarrollando).

En este texto Jesús nos enseña como tratar a nuestros semejantes, en esto incluye todo en cuanto a la ley y los profetas sobre el mismo tema. Esto resolvería distintos puntos de desacuerdo que surgen constantemente para trastornar las relaciones humanas. Quienes no se han enfrentado en distintos desacuerdos en la familia.

Esta regla de oro exige actuar en constancia con el segundo mandamiento “Amaras a tu prójimo como a ti mismo”

Veamos cómo Jesús ataca el problema:

El desafío del versículo 12 está basado en la bondad de Dios expresada en el versículo que dice: “Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?”

Nuestro Padre celestial es bueno y derrama sobre nosotros lo mejor del cielo, así nosotros tenemos que dar cosas buenas a nuestro prójimo.

Debemos tratar a nuestros semejantes como nosotros anhelamos que Dios nos trate o nos trata.

Las palabras piadosas, amorosas o actitudes que nos lleven a tratar a nuestros semejantes con cordialidad, con amor.

Debemos nosotros ser ese canal de bendición donde demostremos, reflejemos el amor, la gracia y misericordia de Dios eso va a fluir y obviamente va a reflejar que Dios está con nosotros

Dice la palabra de Dios en esto conoceréis que son mis discípulos que os améis unos a otros.

La regla de oro no permite el egoísmo en el trato con otros

El hombre es, por naturaleza, un ser egoísta. La mayoría de los problemas personales son debidos ya sea por la ignorancia o al egoísmo.

Muchas desavenencias matrimoniales son debidas al egoísmo de parte de uno o ambos cónyuges. No nada mas en el aspecto matrimonial, en el laboral también tenemos diferentes opiniones, queremos imponer nuestro propio pensamiento, nuestra propia sabiduría y pasamos encima de otros, sin importar lo que ellos piensan.

La regla de oro no solo sirve de guía de conducta sino nos revela la presencia del pecado en la vida del creyente o discípulo de Jesús.

Cuando empieza a ver ese egoísmo, ese egocentrismo o tener un concepto alto de mí mismo. Estamos quebrantado este principio de una relación personal que debo tener los demás porque no estoy de acuerdo en la forma de pensar. Y nos hacemos culpables de quebrantar este mandamiento del Señor.

Debemos entrar en acción y actuar.

 Fíjense bien lo que dice:

Colosenses 3:13 dice: “soportándonoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros.”

Soportar, perdonar, a veces no soportamos el insulto porque hemos sido heridos, pero recordemos que en la cruz Jesús dijo: Padre perdónalos porque no saben lo que hacen.

Dice este pasaje: De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros

Mateo 6:14-15 que dice: “Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; más si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas”

Ofensas por la forma de pensar por la forma de actuar que ofendemos a nuestro prójimo

El segundo mandamiento dice: “amaras a tu prójimo como a ti mismo”.

¿Como me amo? ¿cómo amo a mí prójimo?

Si no le perdono sus ofensas, si no lo soporto por su forma de pensar, en su forma de actuar

Esto me lleva a reflexionar en mi vida, en mi comunión con Dios, para serle fiel a Dios y doblegar mi orgullo, tal vez mi alto concepto de mí mismo, mi propia sabiduría, es una dura lucha que tenemos con nuestro ego, por eso hoy en día hay tantas disensiones, tantos problemas.

Que he hecho yo, para poder vivir una vida que le agrade a Dios. Si realmente quiero vivir como un discípulo de Jesús debo dejar de morir mi ego, mi carne mi yo

Y dejar que el Espíritu Santo tome el control de mi vida. Es lo que debe ser un verdadero discípulo para no afectar mi relación con mi prójimo.

Cuantas cosas hemos vivido y hemos visto en el caminar, en este largo caminar que él nos permite vivir en paz con los unos con los otros.

Esto nos lleva a reflexionar que he hecho yo, para, amar a mi prójimo como a mí mismo.

Cuando empieza abundar mi ego, mi forma de pensar, quiero imponer mi forma de pensar a las personas, que no piensan como yo, realmente estoy dejando que el Espíritu Santo tome el control de mi vida.

 Reflexionemos en esto: que hemos hecho como hijos de Dios para tener una buena relación humana con mi prójimo y ¿quién es tu prójimo? el más cerca

Dios les bendiga en este día.

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