Sociedad Femenil Lidia – 22 de junio, 2022

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“Génesis un Análisis Profundo del Texto”

Sesión 16

Génesis 3 “La Caída” (tercera parte)

En la sesión 15 estudiamos el texto de los versículos 6 al 15 del capítulo 3 y concluimos que el ser humano es capaz de dominar el pecado y hacer la voluntad de Dios.

Por otra parte, hacemos la voluntad de Dios, no por miedo a la muerte eterna, sino por amor a Dios, nuestro Señor Jesús nos enseñó:

Juan 14:21

El que tiene mis mandamientos y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi padre y yo le amaré y me manifestaré a él.

Continuamos con el texto de Génesis 3, hoy estudiaremos los versículos del 16 al 24, en esta parte del texto vienen las consecuencias de haber actuado en contra de la voluntad de Dios, debemos saber que aun cuando Dios, por su gracia perdona nuestro pecado y nos ofrece vida eterna, y aun cuando la salvación no se pierde a pesar de nuestro pecado; las consecuencias del pecado, de actuar en contra de la voluntad de Dios, si las experimentamos.

Debemos comprender que la voluntad de Dios es perfecta y la voluntad de Dios en nuestra vida es para nuestro bien, para nuestro beneficio, para tener una vida plena, con paz y armonía.

Cuando actuamos en contra de la voluntad de Dios (pecado), sufrimos las consecuencias, se rompe el estado de equilibro en nuestra vida, se rompe la paz, la armonía y la comunión con Dios.

16 “A la mujer dijo: Multiplicaré en gran manera los dolores en tus preñeces; con dolor darás a luz los hijos; …”

El dar a luz los hijos, fue una bendición que Dios concedió a la mujer en Génesis 1:28 Dios dijo: “Fructificad y Multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla…” La voluntad de Dios era que el ser humano se multiplicara y llenara la tierra, y dio a la mujer la capacidad de dar a luz los hijos para cumplir con la voluntad de Dios, pero ahora esa capacidad otorgada por Dios a la mujer, iba a causar dolor, sufrimiento; como ya mencionamos se rompe el equilibrio.

Por otra parte, la mujer fue creada subordinada al varón, y esto no es cuestión de jerarquías, sino de orden, Pablo nos lo explica en la carta a los Efesios 5:23 y lo reitera en la primera carta a los Corintios 11:3:

Efesios 5:21-23

“Someteos unos a otros en el temor de Dios.  las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor, porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es el cuerpo, y él es su Salvador.”

Como se mencionó desde que iniciamos el estudio de Génesis y vimos la creación, Dios puso orden en todo lo que creó, y todo lo que creó funciona porque hay un orden, establecido por Dios que no se pierde.

Así en las relaciones humanas tiene que haber un orden y la mujer fue creada del varón (de su costado) y debía someterse y estar sujeta a su marido, para conservar el orden, la armonía, la paz en la relación.  El hecho de que en el orden establecido por Dios la mujer debía estar sujeta a su marido, no significaba que el hombre dominara a la mujer, o la sometiera como esclava.

Pero al escuchar, la mujer, a la serpiente y actuar en contra de la voluntad de Dios, se emancipó de su marido, pues no acudió a él para pedir su opinión o su consejo; no sólo eso sino que lo condujo al pecado, a actuar en contra de la voluntad de Dios.  

No minimizamos la responsabilidad del hombre, pero hay que reconocer que fue la mujer la que “…  comió, y dio también a su marido, el cual comió, así como ella.” Génesis 3:6b

Por ello Dios dice: “y tu deseo será para tu marido,” Esta frase significa “tu voluntad será sujeta a tu marido” y termina el versículo “y él se enseñoreará de ti.” 

Es decir, derivado del pecado, se rompe el orden establecido por Dios y el hombre domina a la mujer y la somete de una forma inadecuada, que va en contra de la voluntad de Dios.

 Solamente los hombres redimidos y sujetos a la voluntad de Dios, han podido volver al plan original de Dios y ser cabeza de su esposa sin enseñorearse sobre ella, y la mujer temerosa de Dios es capaz de someterse a su marido, ambos en amor, para respetar el orden establecido por Dios, conforme al plan original de Dios y en obediencia a Su voluntad.

En lo que se refiere al varón, vemos en el versículo 17 que Dios establece claramente su responsabilidad, Dios le dijo: “Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer y comiste del árbol del que te mandé diciendo: no comerás de él”; es decir el varón actuó conforme a la voluntad de su mujer, por encima de actuar conforme a la voluntad de Dios.  Por lo cual hubo también una consecuencia.

Originalmente Dios le dijo: “toda planta que da semilla, que está sobre la tierra, y todo árbol en que hay fruto y que da semilla, os serán para comer (Génesis 1:29); y la voluntad de Dios fue poner al hombre en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase (Génesis 2:15), pero…

Ahora, la consecuencia de su pecado fue que la tierra ya no iba a ser aquella tierra fértil, que Dios creó, que de suyo producía, daba semilla, árbol que daba fruto (Génesis 1:11) sino que ahora con dolor y con el sudor de su rostro, el hombre comería de ella todos los días de su vida. Génesis 3:17-19

En el versículo 20 encontramos que Adán puso nombre a su mujer, al igual que a todos los demás seres vivos creados por Dios (Génesis 2:19), y llamó Adán a su mujer Eva, que en hebreo es una palabra que tiene las mismas letras (raíz) de vida, lo cual apunta a que Adam entendió que Dios en su misericordia cumpliría su voluntad y se multiplicarían sobre la tierra, así que Eva sería la que daría vida a todos los seres vivientes que llenarían la tierra. 

En el versículo 21 encontramos la manifestación de la providencia de Dios para sus hijos (sus criaturas), después de establecer las consecuencias del pecado, Dios muestra su amor y su misericordia haciendo túnicas de pieles para vestir a Adam y Eva y con este acto, también le enseña al ser humano que puede servirse de toda la creación para satisfacer sus necesidades de alimento y protección.

También Dios, por amor al ser humano, lo sacó del huerto de Edén y lo alejó del árbol de la vida, porque una vez que conocía lo que es conforme a la voluntad de Dios (el bien) y lo que no es conforme a la voluntad de Dios (el mal), tendría una vida sin comunión con Dios, con su creador, lo que podemos llamar muerte eterna.  Hemos dicho que, al actuar en contra de la voluntad de Dios, rompe la comunión con el creador.  (Génesis 3:22-24)

La expulsión del “Gan Edén” fue para bendición del hombre, de esta manera se le concedió la muerte temporal, y se le preservó de la muerte eterna.

En conclusión

Las cosas que suceden y causan sufrimiento al ser humano son producto del pecado, de no actuar conforme a la voluntad de Dios, lo cual rompe la comunión con nuestro Creador.  Pero Dios es bueno, misericordioso, a pesar del pecado del hombre, Dios sigue cuidando de sus hijos y por su gracia nos concede perdón y vida eterna. 

Elaboró:

Noemi Mendoza

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