
COMPAÑERISMO
Es la tarea del compañerismo construir comunidad. El compañerismo es el ingrediente básico e indispensable de toda comunidad. Sin compañerismo no habrá comunidad, aunque puede haber organizaciones y agrupaciones que la asemejan en algunos puntos, pero sin compañerismo no son comunidad.
En nuestra época de extremo individualismo, tenemos la tendencia de pensar en el compañerismo en términos demasiado personales. El compañerismo no es lo mismo que tener un amigo íntimo. La experiencia de tener tal amigo es grata, beneficiosa y llena algunas de nuestras necesidades más profundas, pero no es lo mismo del compañerismo, y no lo, puede sustituir. Necesitamos las dos cosas.
Si hay un grupo en una sociedad, en que los miembros de este grupo tienen lazos especiales, que excluyen otros que no son de estos dos o tres, o bien murmuran unos contra otros, esta sociedad no tiene compañerismo. En alguna ocasión anterior decíamos que el compañerismo es uno de los propósitos de las sociedades de la iglesia. En algunos casos puede ser el propósito principal, y en otros casos aunque no sea el principal, sigue siendo un propósito de destacada importancia. (Los otros dos propósitos son edificación, o instrucción, y servicio).
Para el bien de la sociedad, entonces, es importante que los miembros se esfuercen tanto en la asimilación de los nuevos integrantes como en la tolerancia y comprensión de aquellos que ya tienen tiempo en el grupo. Aun en las sociedades (grupos, clases) en que la enseñanza es el propósito principal, el esfuerzo para promover el compañerismo es un requisito. No basta con reconocer los nuevos miembros, esto es muy necesario y hay que hacerlo sinceramente y de un modo efusivo, pero todos, sobre todo los que han estado por algún tiempo, tienen que sentirse integrados en el grupo, y en todos los casos es importante el evitar la crítica, los rumores y la descalificación.
A veces, hay personas que, a pesar de una asistencia fiel por algún tiempo, todavía no se sienten asimilados en el grupo. (Esto no pasa solamente en las sociedades; pasa también en la iglesia -¡en nuestra iglesia!- que algunas personas, después de meses de asistencia, todavía no se sienten como parte de la iglesia.)
Pero, estamos hablando de las sociedades. Si la vida de una sociedad va a prosperar, esta sociedad tiene que poner énfasis en este propósito de las sociedades en la iglesia: la de constituir comunidad, o sea, la de construir un compañerismo, honesto y sincero.
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith, boletín Buen Óleo, domingo 17 de octubre de 2004.