
NUESTRAS NECESIDADES RESUMIDAS
En la oración que nos enseñó Jesús: El Padre Nuestro, encontramos seis suplicas, tres pidiendo por Dios y tres por nosotros. Las tres peticiones con referencia a Dios, son las primeras ya que este es el orden correcto para la vida: primero Dios y luego nosotros. Debemos recordar y practicar este orden en toda oración y en toda a vida.
Aquí, quiero llamar la atención sobre el hecho de que en el segundo grupo de suplicas tenemos una suma de todas nuestras necesidades: ‘Danos hoy nuestro pan cotidiano; Perdónanos nuestras deudas’, y ‘No nos dejes caer en tentación y líbranos del mal’. Toda nuestra vida se halla contenida en estas peticiones: esto hace que esta oración sea tan asombrosa. Ahí se encuentran en resumidas, todas nuestras necesidades físicas, mentales y especialmente las espirituales.
Cuando se pide por el pan de cada día, se recuerda el cuerpo, del cual somos más sensibles; el alma pide perdón ya que nuestra conciencia está cargada de culpabilidad y esto llena todos nuestros pensamientos; queremos vivir para el Señor y tener paz con Él, pero no podemos, pues las tentaciones nos ganan, entonces, urgentemente viene la súplica, “no nos dejes caer en tentación y líbranos del mal”.
Si pensamos en todas las actividades actualmente en proceso, tenemos deseos y metas para satisfacerlos, hay intentos de organización y buscamos dirección, desde la vida personal, en familia hasta la organización del Estado, la empresa y la sociedad, la vida es un frenesí de actividades confusas. Por eso, planeamos, marcamos estrategias, definimos objetivos y tenemos proyectos, pero nos encontramos corriendo en círculos.
He aquí la tragedia de la cosmovisión de este mundo. Nos impele, nos motiva, nos hace sentir nuestras necesidades, pero no las podemos organizar ni consolidar, porque siempre es parcial y momentánea, pues nos preocupamos con el aquí y el ahora. Nuestras necesidades no están resumidas en una sola relación. En el Padre Nuestro, pues, en la oración, todo está relacionado.
Jesús nos dijo que nuestro Padre Celestial sabe que tenemos necesidades. Isaías lo había dicho muchos años antes (Is.65:24): “Antes que clamen, responderé yo, mientras aun hablan, yo habré oído”. Por eso no tenemos que afanarnos por ellas (Mat.6:32), más bien, buscar primeramente el Reino de Dios (v.33). Tenemos que orar según el orden del Padre Nuestro, y después de las primeras tres peticiones, orar por las siguientes tres, las que resumen todas nuestras necesidades.
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith, boletín Buen Óleo, domingo 22 de enero de 2023.