Somos suyos – Éxodo 30:11-16
Meditación sobre Éxodo 30:11-16 por el A.I. José Antonio Velázquez
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México
Habló también Jehová a Moisés, diciendo: Cuando tomes el número de los hijos de Israel conforme a la cuenta de ellos, cada uno dará a Jehová el rescate de su persona, cuando los cuentes, para que no haya en ellos mortandad cuando los hayas contado. Esto dará todo aquel que sea contado; medio siclo, conforme al siclo del santuario. El siclo es de veinte geras. La mitad de un siclo será la ofrenda a Jehová. Todo el que sea contado, de veinte años arriba, dará la ofrenda a Jehová. Ni el rico aumentará, ni el pobre disminuirá del medio siclo, cuando dieren la ofrenda a Jehová para hacer expiación por vuestras personas. Y tomarás de los hijos de Israel el dinero de las expiaciones, y lo darás para el servicio del tabernáculo de reunión; y será por memorial a los hijos de Israel delante de Jehová, para hacer expiación por vuestras personas.
Nuestro Dios, el único y verdadero Dios, prosigue en su plan de salvación y nos integra en él, alejándonos del pecado. En aquel tiempo, más que ahora, existían en los otros pueblos falsos dioses a quienes tenían que ofrecer sacrificios humanos como ofrenda para la expiación o para obtener una relación pacífica con ellos, llegando hasta el sacrificio de niños como ofrenda a los dioses falsos siendo esto una atrocidad, como lo es hasta la actualidad ciertos ritos paganos, que ofenden a Dios de muchas formas y que nosotros, como sus hijos, debemos evitar.
En contraste a tantas atrocidades nuestro Dios pide a su pueblo ofrendas que lo hacen presente en las vidas de los creyentes pues al ofrendar al Señor una porción de lo que Él nos da, tenemos siempre presente su sustento, y al ofrendar un bien material reconocemos su provisión y nuestra dependencia total, ya que Él es el dueño de todo, vemos que Dios enseña al pueblo que todo le pertenece, aún las personas, en este caso los varones de veinte años hacia arriba, los varones con la fuerza para trabajar, para proteger, son suyos y para expiación de ellos pide una ofrenda en efectivo, podemos observar que para el Señor todos son iguales pues el precio es el mismo para el rico como para el pobre, no hay distinción, todos ante Dios tienen el mismo valor y siendo una ofrenda de expiación todos deben cumplirla para estar bien con Él; así mismo al ofrendar se sostiene el Tabernáculo asegurando su provisión, Dios no nos pide hacer cosas crueles ni desalmadas, para reconocerlo como nuestro Creador y dueño, pues de lo que nos da, solo tenemos que darle una mínima parte, la ofrenda a su Iglesia sirve para que ésta siga proclamando el evangelio y nos hace participes de su obra redentora, proclamando su Palabra hasta el último rincón de la tierra, guardando con celo su verdad, siendo la fuente de vida eterna para todo aquel que cree en el Señor. Sigamos adorando y esperando la segunda venida de su Hijo amado, nuestro Señor y Salvador quien ha de venir por nosotros sus elegidos. AMEN.