La revelación especial de Dios – Hebreos 1:1-3

Meditación basada en Hebreos 1:1-3 por el A.I. Fernando Acevedo P.
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México

Buenos días estimados hermanos y amigos. En el amor de Cristo, reciban un saludo de parte de la Iglesia Berith y un servidor.

 El tema de hoy es: «La revelación especial de Dios». El texto base está en el libro de Hebreos 1: 1 – 3.

 La semana pasada estuvimos hablando acerca de cómo Dios se revela al hombre. Revelando a través de su creación, su gloria y el poder de su Palabra. Esta revelación la conocemos como revelación general mediata. ¿Por qué le llamamos mediata? Porque la naturaleza y todo lo creado, es el medio por el cual Dios se revela al hombre. Pero hay otra revelación general conocida como inmediata. En el libro de Romanos 2: 15 encontramos:

Mostrando la obra de la ley escrita en sus corazones, dando testimonio de su conciencia, y acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos.

 En este versículo, vemos a Pablo afirmando a los romanos que los gentiles, a pesar de que no tienen la ley de Dios escrita, hacen por naturaleza las cosas conforme a la ley, porque la ley está escrita en sus corazones; es decir, que todos, desde nuestro nacimiento, traemos una conciencia de la divinidad de Dios, por ser creados a su imagen. Esta revelación puesta en nuestro corazón, no la recibimos a través de ningún medio, sino que la recibimos directamente de Dios; por lo que, esta revelación se conoce como revelación general inmediata. 

 Pero a pesar de estas dos revelaciones, no recibimos mayor detalle acerca de Dios. No nos informan nada acerca de que es un Dios trino, ni nos dice nada acerca de sus atributos; y tampoco nos habla acerca de la venida de Cristo; de nuestra salvación; y de cómo, por medio de la obra salvadora de Jesús al entregar su vida por nosotros, tenemos acceso al reino de Dios. Para saber todo esto, necesitamos de otro tipo de revelación, una revelación especial que nos enseñe más acerca de Él.

 En el libro de Mateo 4:4 vemos a Jesús en el desierto respondiéndole a satanás:«No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.»

 Estas palabras han resonado en la mente de la Iglesia a lo largo del tiempo, quien tiene la plena certeza de que por medio de la Biblia, podemos escuchar la voz de Dios; de manera que para nosotros, todas y cada una de las palabras que se encuentran en las Sagradas Escrituras, es la Palabra de Dios. Pero esto no quiere decir que fueron escritas directamente por la mano de Dios; sino que su Palabra llegó a nosotros por medio de muchos escritores de diferentes épocas. Todos ellos fueron usados por Dios para que nosotros conozcamos lo necesario para glorificarle y para nuestra salvación.

 La Biblia fue escrita por más de 40 personas, y si estudiamos con mucho cuidado cada uno de los libros para conocer algo de ellos, veremos que cada uno utilizó su propio estilo, y cómo cada uno llevó a cabo la tarea de escribir sólo lo que el Espíritu Santo inspiró en sus mentes.

 Entonces, si la Biblia fue escrita por manos humanas, ¿cómo podemos asegurar que es la Palabra de Dios? La Biblia misma afirma que es la Palabra de Dios, y esta afirmación la Iglesia lo cree por fe, que es un don que Dios dio a su pueblo; creemos que todos y cada uno de los escritores escribieron sólo aquello que el Espíritu Santo les hizo saber, plasmando en las escrituras únicamente lo que Dios quería comunicar a su pueblo, por tanto, el único autor de la Biblia es Dios. En 2 Timoteo 3:16, Pablo le dice a Timoteo: «Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia». 

 Cuando afirmamos que las escrituras fueron inspiradas por Dios -palabra griega que significa respirado- estamos diciendo que las escrituras las respiró Dios, de la misma manera como cuando nosotros exhalamos el aire que respiramos. Por tanto, todo lo escrito en la Biblia es Dios hablando. El Pastor Gerald Nyenhuis decía, que cuando leemos la Biblia, estamos leyendo los pensamientos de Dios. 

 El pasaje bíblico de hoy dice: 1 Dios habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, 2 en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo; 3 el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la  imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas.

 El autor de Hebreos afirma que Dios se comunicó a los padres, de muchas formas y muchas maneras; es decir, que Él se comunicaba por medio de sueños, visiones, y muchas veces a través de una teofanía. Esta palabra compuesta por la palabra tehos, que significa Dios, y la raíz phan que viene de la palabra phaneros, que significa manifestación, nos dice que Dios se manifestó a su pueblo de manera visible: en la zarza ardiendo cuando apareció a Moisés, la columna de nube y la columna de fuego que guiaron a Israel en el desierto, la antorcha ardiente que pasaba en medio de los animales que Abraham partió por la mitad, para afirmar el pacto que Dios le dio a conocer, son algunos ejemplos de ésta manifestación de Dios. Otro medio que utilizó Dios para comunicarse con su pueblo, fueron los profetas, que dieron a conocer Su Palabra, profetizando la venida de Cristo. Y, por último, por medio de su Hijo a quien constituyó heredero de todo, quien nos dio una revelación clara y precisa de la Palabra de su Padre… Cuando Felipe, en aquel aposento alto, le dijo a Jesús: Muéstranos al Padre, y nos basta; Jesús le respondió ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a Mí, ha visto al Padre. La revelación más clara de la gloria de Dios, la tenemos en Jesús.

 En el Evangelio de Juan 12: 49 Jesús dice: Porque yo no he hablado por mi propia cuenta; el Padre que me envió, Él me dio mandamiento de lo que he de decir, y de lo que he de hablar. Así que, hermanos, en nuestro Señor Jesucristo encontramos la plenitud de la revelación de Dios el Padre, revelación que no deja lugar a dudas de que la Escritura es la Sagrada Palabra de Dios.

Muchas gracias por su atención. Dios los bendiga

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