Alabar, glorificar y agradecer a Dios – PARTE 2 Lucas 2:8-20

Meditación bíblica sobre Lucas 2:8-20 por el Hno. Alfonso Abascal
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México

La semana pasada hablamos de una y quizá la más grande razón por la que alabar, glorificar y agradecer a Dios, en este sentido hablamos de cómo unos humildes pastores fueron los portadores de las nuevas de gran gozo “el nacimiento del Salvador, Cristo el Señor”.

Hoy retomaremos este pasaje de Lucas 2 a partir del versículo 8 que dice así:

Había pastores en la región que guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño. Y he aquí, se les presentó un ángel del Señor y la gloria del Señor los rodeó de resplandor; y tuvieron gran temor. Pero el ángel les dijo: no temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que os ha nacido hoy en la ciudad de David un salvador, que es Cristo el Señor.

Esto os servirá de señal: hallareis al niño envuelto en pañales acostado en un pesebre. Y repentinamente apareció con el ángel una multitud de las huestes celestiales que alababan a Dios y decían: ¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz buena voluntad para con los hombres!

Sucedió que cuando los ángeles se fueron de ellos al cielo, los pastores se dijeron unos a otros: pasemos, pues, hasta Belén, y veamos esto que ha sucedido y que el Señor nos ha manifestado.

Vinieron, pues, apresuradamente, y hallaron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Y al verlo, dieron a conocer lo que se les había dicho acerca del niño. Y todos los que oyeron, se maravillaron de lo que los pastores les decían. Pero María guardaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón. Y volvieron los pastores glorificando y alabando a Dios por todas las cosas que habían oído y visto, como se les había dicho.

En aquella noche se dio un gran acontecimiento que no solo estaba considerado en el cielo, ahora también en la tierra, por medio de este canto angelical se manifiesta primeramente la gloria a Dios por el Salvador recién nacido, quien habría de traer paz. Él habría de ser el Príncipe de Paz (Isaías 9:6).

Jesús trajo paz y toda otra paz como resultado de su misión suprema; y junto con la paz “la buena voluntad del cielo para con los hombres”.

La palabra Shalom que traducida es paz, significa mucho más que una tregua en las batallas de la vida, también quiere decir bienestar, salud, prosperidad, seguridad, satisfacción. Tiene que ver más con el carácter que con las circunstancias. En aquel tiempo al igual que hoy había desempleo, altos impuestos y una moral decaída y además un estado militar que lo controlaba todo, ni la ley romana ni la filosofía griega, ni la religión judía podían satisfacer las necesidades de los corazones de los hombres, entonces Dios envió a su hijo para traernos paz, una paz que sobrepasa todo entendimiento. Esta es la paz que Cristo nos brinda.

Me despido deseándoles Shalom, bendiciones y hasta la próxima.

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