Hambre y sed de justicia (PARTE 2) – Mateo 5:6

Meditación bíblica sobre Mateo 5:6 por el A.I. Saulo Murguía A.
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México

INTRODUCCIÓN

La semana pasada empezamos a hablar de la cuarta bienaventuranza que dice:
«Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.» Mateo 5:6

Como hemos visto, ser “justo” significa estar en “buena posición” ante Dios.
Eso es lo que todos queremos. Tenemos un deseo innato de querer estar “bien” con Dios.
El problema es que, por nosotros mismos, no estamos en buena posición ante Dios – ninguno de nosotros lo está.
Dios originalmente nos hizo para que lo conociéramos y estemos satisfechos con Él en Su presencia para siempre.
Pero el problema es que a través de nuestro pecado nos volvemos injustos con Dios .
Romanos 3:10 dice: “No hay justo, ni aun uno”.
Cada uno de nosotros nació con una inclinación a pecar, y cuando llegó el momento de tomar nuestras propias decisiones, todos elegimos pecar.
Como resultado, ninguno de nosotros es “justo” ante Dios.
Si has sentido que algo anda mal en tu relación con Dios; algo “anda mal” entre tú y Dios, ¡tienes razón! Tus pecados han causado esto y ¡continuaría así para siempre!. Pero Dios ha previsto algo para remediar esto.

La persona que tiene “hambre y sed de justicia” es la que no se contenta con dejar las cosas como están entre él y Dios.
Tiene hambre de volver a estar bien con Dios.
Jesús dice que alguien con ese tipo de hambre es “bienaventurado”, porque la llevará a hacer lo que sea necesario para volver a estar “bien” con Dios nuevamente.

Una vez teniendo en mente este concepto bíblico de justicia, veamos de que manera se aplica la cuarta bieneventuranza a nosostros:

Nuestra salvación

Quizá tu hambre espiritual te ha llevado de un lugar a otro, buscando setisfacerla.

Quizá sabes que has pecado contra Dios y tienes hambre de reconciliarte con Él. ¡Y tal vez, fue tu “hambre” de “rectitud” con Dios lo que te trajo a ver este video hoy! Si es así, eres «bienaventurado» porque has venido al lugar correcto, donde puedes escuchar que Jesús murió en la cruz y pagó por tus pecados, de modo que, si miras a Jesús ahora mismo en tu corazón — no tienes que esperar la invitación — mira a Jesús ahora mismo en tu corazón y pídele que te salve, Él te perdonará; Él te hará estar bien con Dios, y tu “hambre y sed de justicia” serán “satisfechas” hoy, tal como dijo Jesús.

Eso es lo que Dios tenia previsto para tí.

Pero además, ésta bienvanturanza aplica a quienes ya son creyentes:

Nuestra vida cristiana

¡Bienaventurados aquellos creyentes que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos, incluso ya siendo creyentes, quedarán satisfechos!
Las palabras de esta bienventuranza hablan no sólo de nuestra “hambre y sed” inicial de Dios, sino también del hambre y la sed continuas que tenemos en nuestras vidas todos los días como Sus seguidores.

El salmista expresa esto en el Salmo 63:1-5, donde David, que ya conocía a Dios, expresaba su deseo de estar satisfecho con Él. Escribió:

Dios, Dios mío eres tú; de madrugada te buscaré;
Mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela,
En tierra seca y árida donde no hay aguas,

Allí expresa su anhelo por Dios. Dice:

“mi alma tiene sed de ti; mi carne te anhela”.

Es justo de lo que Jesús habla en Mateo 5:6, el «hambre» y la “sed” de justicia.

Pero luego David continúa diciendo “Para ver tu poder y tu gloria, así como te he mirado en el santuario.”
Y también dice:
“Porque mejor es tu misericordia que la vida; mis labios te alabarán. Así te bendeciré en mi vida; en tu nombre alzaré mis manos.”
Aquí está hablando de adoración.
Y entonces dice “Como de meollo y de grosura será saciada mi alma, y con labios de júbilo te alabará mi boca”.
Entonces vemos aquí en el Salmo 63 que:

  • David tiene hambre y sed de la presencia de Dios;
  • entonces va a adorar a Dios en el santuario,
  • y cuando lo hace, esa hambre queda satisfecha con Dios.

Esto es precisamente de lo que Jesús está hablando aquí en Mateo 5:6: ¡el que tiene hambre y sed de justicia, queda satisfecho! El “hambre y sed” de David por Dios fue bienaventurada, porque lo impulsó a encontrarse con Dios en adoración, donde estaba satisfecho con Su presencia.

Mientras caminamos con Dios, tenemos esa “hambre” inicial de Dios que nos lleva a Él para ser salvos. Pero todavía tenemos una especie de “hambre constante” de adorarlo todos los días, todas las semanas. Mira, originalmente fuimos creados con el deseo de estar con Dios, adorarlo y estar satisfechos con Él.

Pero hay algo más.

La eternidad

Por mucho que nos dediquemos a adorar a Dios en esta vida, todo lo que experimentamos con Dios aquí es sólo un anticipo de lo que disfrutaremos perfectamente con Él en el cielo.

¡Toda el “hambre y la sed” que tengamos será total y plenamente satisfecha en el cielo para siempre!

El Salmo 16:11 nos dice:

“Me mostrarás la senda de la vida; en tu presencia hay plenitud de gozo; delicias a tu diestra para siempre.”

La Biblia dice allí que en la presencia de Dios, nuestro gozo será totalmente cumplido por Él, y nos dará deleites de Su diestra para siempre.
Toda el “hambre y sed” que tuvimos de “algo” durante toda nuestra vida (y tratamos de llenarla con otras cosas) quedará perfecta y totalmente satisfecha en la presencia de Dios en el cielo para siempre.

Salmo 17:15 , dice:

“En cuanto a mí, veré tu rostro en justicia; estaré satisfecho cuando despierte a tu semejanza.”
Allí, la Biblia nos dice que en el momento en que despertemos en el cielo, estaremos satisfechos, y con lo que estaremos satisfechos es con la gloria del rostro de Dios. En Su rostro experimentaremos la gloria para lo cual fuimos diseñados.

“Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados”.

Para ver le capítulo anterior sobre este tema Hambre y sed de justicia

Comparte con tus amigos