El hijo mayor – Lucas 15:25-32

Meditación bíblica sobre Lucas 15:25-32 por el Hno. Alfonso Abascal
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México

Hemos estado hablando de la parábola del hijo pródigo y a través de esta parábola hemos notado el gran amor del padre que él es rico en misericordia y gracia, así mismo también pudimos ver que cuando hay un sincero arrepentimiento, también junto con el arrepentimiento hay un cambio en nuestra actitud.

Hoy reflexionaremos sobre la segunda parte de esta parábola, en donde el Señor Jesús nos habla del hermano mayor, dice así Lucas 15: 25 al 32

Y su hijo mayor estaba en el campo; y cuando vino, y llegó cerca de la casa, oyó la música y las danzas; y llamando a uno de los criados, le preguntó que era aquello.
Él le dijo: tu hermano ha venido; y tu padre ha hecho matar el vecero gordo, por haberle recibido bueno y sano.
Entonces se enojó, y no quería entrar. Salió por tanto su padre y le rogaba que entrase. Más él, respondiendo, dijo al padre: he aquí, tantos años te sirvo, no habiéndote desobedecido jamás, y nunca me has dado ni un cabrito para gozarme con mis amigos.
Pero cuando vino éste tu hijo, que ha consumido tus bienes con rameras, has hecho matar para él el becerro gordo.
Él entonces le dijo: hijo, tu siempre estas conmigo, y todas mis cosas son tuyas. Más era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque éste tu hermano era muerto, y ha revivido; se había perdido, y es hallado.

Jesús siguió la historia introduciendo en ella al hermano mayor, quien en sus actitudes externas parecía hacerlo todo bien, pero sus actitudes internas eran reprochables.

No buscaba gozarse con su padre, todo lo contrario, solo con sus amigos.

El mismo padre que corre al encuentro del hijo menor, ahora sale a buscar al hijo mayor para suplicarle que entre y se goce con él.

El hijo mayor no pudo entender que la fiesta era una expresión del gozo que experimentaba su padre, por el hijo que antes estaba muerto, pero que ahora había revivido.

Nuevamente podemos ver el gran amor de nuestro padre celestial, su condescendencia y paciencia; y cómo trata con nuestras debilidades.

El hijo mayor no pudo ver que su padre le tenía reservado lo mejor “una vida tranquila como hijo fiel en la casa de su padre” así como el privilegio de disponer de todos los bienes, y de su herencia como el hijo mayor.

En esta parábola, el hijo menor tuvo el gozo de ser recibido nuevamente como hijo. El padre el gozo de ver que aquel hijo muerto había revivido, y ahora está en casa sano y salvo.

Mientras tanto el hijo mayor no experimentó ningún gozo pues no quiso perdonar a su hermano ni entrar a la fiesta.

Termino con una pregunta a manera de reflexión personal: ¿te identificas con alguno de los dos hijos de esta parábola?

Para ver otros capítulos de esta serie (Parábola del hijo pródigo):
PARABOLA DEL HIJO PRÓDIGO

Comparte con tus amigos