La historia de Rut – Parte 4 – Rut 3

Meditación bíblica sobre el libro de Rut por el Hno. Alfonso Abascal
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México

La semana pasada hablamos de la forma extraordinaria en la que Dios cuida de los pobres y las viudas, y lo hizo estableciendo leyes que les permitieran recoger lo que quedaba de la cosecha, de tal manera que tuvieran que comer, lo que es una clara manifestación de la gracia y misericordia de Dios. Comprobando que cuando se deposita la fe en Jesús y confiamos en las promesas de nuestro Dios, seremos testigos del favor de Dios.

Ahora daremos lectura a Rut, capítulo 3:

1 Después le dijo su suegra Noemí: Hija mía, ¿no he de buscar hogar para ti, para que te vaya bien? ¿No es Booz nuestro pariente, con cuyas criadas tú has estado? He aquí que él avienta esta noche la parva de las cebadas. Te lavarás, pues, y te ungirás, y vistiéndote tus vestidos, irás a la era; mas no te darás a conocer al varón hasta que él haya acabado de comer y de beber. Y cuando él se acueste, notarás el lugar donde se acuesta, e irás y descubrirás sus pies, y te acostarás allí; y él te dirá lo que hayas de hacer. Y ella respondió: Haré todo lo que tú me mandes.

Descendió, pues, a la era, e hizo todo lo que su suegra le había mandado. Y cuando Booz hubo comido y bebido, y su corazón estuvo contento, se retiró a dormir a un lado del montón. Entonces ella vino calladamente, y le descubrió los pies y se acostó. Y aconteció que a la medianoche se estremeció aquel hombre, y se volvió; y he aquí, una mujer estaba acostada a sus pies. Entonces él dijo: ¿Quién eres? Y ella respondió: Yo soy Rut tu sierva; extiende el borde de tu capa sobre tu sierva, por cuanto eres pariente cercano. 10 Y él dijo: Bendita seas tú de Jehová, hija mía; has hecho mejor tu postrera bondad que la primera, no yendo en busca de los jóvenes, sean pobres o ricos. 11 Ahora pues, no temas, hija mía; yo haré contigo lo que tú digas, pues toda la gente de mi pueblo sabe que eres mujer virtuosa. 12 Y ahora, aunque es cierto que yo soy pariente cercano, con todo eso hay pariente más cercano que yo. 13 Pasa aquí la noche, y cuando sea de día, si él te redimiere, bien, redímate; mas si él no te quisiere redimir, yo te redimiré, vive Jehová. Descansa, pues, hasta la mañana.

14 Y después que durmió a sus pies hasta la mañana, se levantó antes que los hombres pudieran reconocerse unos a otros; porque él dijo: No se sepa que vino mujer a la era.

15 Después le dijo: Quítate el manto que traes sobre ti, y tenlo. Y teniéndolo ella, él midió seis medidas de cebada, y se las puso encima; y ella se fue a la ciudad.

16 Y cuando llegó a donde estaba su suegra, esta le dijo: ¿Qué hay, hija mía? Y le contó ella todo lo que con aquel varón le había acontecido. 17 Y dijo: Estas seis medidas de cebada me dio, diciéndome: A fin de que no vayas a tu suegra con las manos vacías.

1Entonces Noemí dijo: Espérate, hija mía, hasta que sepas cómo se resuelve el asunto; porque aquel hombre no descansará hasta que concluya el asunto hoy.

Ciertamente Noemí sabía que Booz era el pariente que podía redimir a Rut, así como casarse con ella.

Entonces Noemí instruye a Rut para encontrarse con Booz.

En la ley de Moisés, el lavamiento constituía una ceremonia especial; el lavarse y cambiarse de vestimenta era algo que se hacía antes de ciertos acontecimientos importantes.

Cuando buscamos entrar en una relación más profunda con el señor, debemos “limpiarnos de toda contaminación de carne y espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios”. Así mismo, cada vez que pecamos debemos decir: “lávame más y más de mi maldad y límpiame de mi pecado” Salmo 51:2.

Pero también a veces Dios nos dice: “lavaos y limpiaosIsaías 1:16. Esto es que nos alejemos de todo aquello que nos ensucia y entristece al padre celestial.

Así Rut se preparó para encontrarse con Booz, no estaba siendo nada inapropiado (de acuerdo con todas las instrucciones que le dio Noemí) esta era la forma en la que Rut podía insinuarse a su pariente redentor, “tenía que ponerse a los pies del señor de la mies” y el haría el resto, lo que nos remite a la forma en la que Dios ha dado instrucciones en su ley de cómo acercarnos a Él; ya sea en una comunión privada o en una adoración o culto público, y no tenemos derecho a alterar los principios que Él ha establecido.

Así lo hizo Rut, escuchó el plan de Noemí y lo puso por obra.

En obedecer al señor en lo que Él quiere que hagamos está el secreto de ser bendecidos en el proceso.

Resulta interesante la respuesta de Rut a Booz, pues ya no se identifica más como la moabita, sino que le dice: Soy Rut, tu sierva. Aquí hay un nuevo comienzo, y en este sentido, el extender el borde del manto sobre otra persona era una forma de reclamar aquella persona para sí en matrimonio. La palabra “borde” traducida significa también, alas, Rut se refugió bajo las alas de Jehová y ahora estaba bajo las alas y el cuidado de Booz; en este nuevo comienzo, Rut ya no tiene que preocuparse más de su situación, pues Booz le hace una promesa, le dice: “No temas, hija mía, yo haré como tú me digas” ¡Que maravilla que cuando Dios comienza algo, siempre lo termina, y lo que él hace, lo hace bien!

La preocupación de Booz por la redención de Rut, nos remite sin duda a nuestra redención en Jesucristo; pues él también busca redimirnos, y por la fe otorgarnos la salvación; Hechos 4:12 dice:

“Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo dado a los hombres en que podamos ser salvos”.

Así podemos notar que es por medio de la fe y la paciencia que se heredan las promesas de Dios, cuando aguardamos pacientemente, sin buscar echarle una mano a Dios, evitaremos que las cosas se compliquen.

Termino con esta promesa:

“Encomienda a Jehová tu camino y confía en Él; y Él hará”Salmo 37:5

Me despido, mi nombre es Alfonso Abascal; Bendiciones.

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