Solo dos amos: Somos esclavos – Romanos 6:15-16

Meditación bíblica sobre Romanos 6:15-16 por el A.I. Saulo Murguía A.
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México

5 ¿Qué, pues? ¿Pecaremos, porque no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia? En ninguna manera. 16 ¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia? 17 Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados; 18 y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia. 19 Hablo como humano, por vuestra humana debilidad; que así como para iniquidad presentasteis vuestros miembros para servir a la inmundicia y a la iniquidad, así ahora para santificación presentad vuestros miembros para servir a la justicia.

20 Porque cuando erais esclavos del pecado, erais libres acerca de la justicia. 21 ¿Pero qué fruto teníais de aquellas cosas de las cuales ahora os avergonzáis? Porque el fin de ellas es muerte. 22 Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna. 23 Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.

Introducción

En este pasaje que acabamos de leer, Pablo enseña que sólo hay dos amos en el mundo espiritual, y que los cristianos son esclavos -felices esclavos- de la obediencia.

Hoy hablaremos de los primeros dos versículos de este pasaje. (15 y 16)

La pregunta

Pablo comienza con una pregunta en el versículo 15:
“¿Qué, pues? ¿Pecaremos, porque no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia?”

Aquí Pablo está anticipando a la conclusión a la que algunas persona llegan:
«como somos receptores de la asombrosa gracia de Dios, ahora podemos pecar libremente».

La respuesta

La respuesta que Pablo da es contundente y es inequívoca, dice: “En ninguna manera”

Es un NO absoluto, no deja lugar a duda. La mera sugerencia de que la gracia de Dios es una licencia para pecar es contradictoria en sí misma, un absurdo tanto lógico como moral y espiritual.

El propósito mismo de la gracia de Dios es liberar a las personas del pecado.

¿Cómo podría entonces la gracia de Dios justificar la continuación del pecado?

La gracia no sólo justifica a los pecadores, sino que también los santifica. La gracia transforma a los pecadores.
Pablo lo deja claro: una vida que no da evidencia de transformación no da evidencia de salvación.

Ahora, en el versículo 16 continúa con otra pregunta:
Esa pregunta inicia con “¿No sabéis?”
Entonces eso nos indica claramente que es una pregunta retórica, lo que implica que sus lectores pueden deducir fácilmente lo que estaba a punto de decir.
Entonces dice:
«¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia?»

La frase “os sometéis” indica la elección voluntaria de obedecer a un amo en particular.

Además, Pablo dice que, en relación con la voluntad de Dios, sólo tenemos dos opciones: somos esclavos de aquel a quien obedecemos, o del pecado, que lleva a la muerte, o de la obediencia a Dios, que lleva a la justicia.

En este mundo sólo hay dos amos: el pecado y la obediencia a Dios.
Si nuestra vida se caracteriza por el pecado, que se opone a la voluntad de Dios, entonces somos esclavos del pecado.

Pero si nuestra vida se caracteriza por la obediencia, que refleja la voluntad de Dios, entonces somos esclavos de la obediencia.

Éstas son las únicas dos opciones que presenta el apóstol Pablo. No hay alternativa, no hay terreno neutral. Todas las personas son esclavas, o del pecado, lo que significa que Satanás es su amo, o son esclavas de la obediencia, lo que significa que Cristo es su amo.

El conocido comentarista Matthew Henry, habla de este versículo y dice lo siguiente:

Todos los hijos de los hombres son siervos de Dios o siervos del pecado; éstas son las dos familias. Ahora bien, si queremos saber a cuál de estas familias pertenecemos, debemos preguntarnos a cuál de estos amos rendimos obediencia. Nuestra obediencia a las leyes del pecado será una evidencia en contra nuestra de que pertenecemos a esa familia a la que está ligada la muerte. Y, por el contrario, nuestra obediencia a las leyes de Cristo evidenciará nuestra relación con la familia de Cristo.Matthew Henry

La mayoría de las personas se creen dueños de si mismos. Satanás engañó a Adán y Eva en el Jardín del Edén haciéndoles creer que podían ser independientes de Dios y como Dios (Génesis 3:5) y por lo tanto ser los dueños de sus propias almas. A lo largo de los siglos, la gente todavía cree en esta mentira.

Toda persona en este mundo es, en un sentido espiritual, un esclavo. Toda persona es esclava del amo del pecado, o esclava del amo de la obediencia a Dios.

Pablo está diciendo exactamente lo que dice el apóstol Juan en 1 Juan 3:9-10:
“Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios. En esto se manifiestan los hijos de Dios, y los hijos del diablo: todo aquel que no hace justicia, y que no ama a su hermano, no es de Dios.”.

En otras palabras, el pecado no es lo que caracteriza a un cristiano. El haber tenido un estilo de vida pecaminoso no sigue caracterizando a un verdadero creyente. La obediencia a Dios es la característica de un cristiano.

Pero, como el pecado no ha sido erradicado de la vida de un cristiano, éste sigue pecando. No obstante, la dirección de la vida de un creyente no es hacia el pecado sino hacia la obediencia.

En el video de la próxima semana veremos como el apóstol Pablo explica las dos esclavitudes.

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