UNA PLOMADA DE ALBAÑIL

La plomada es un símbolo de la rectitud. El albañil de confianza trabaja constantemente con su plomada, para estar seguro de que el muro que construye vaya recto. La plomada siempre es una norma externa; se pone al lado del muro para ver si el muro va recto o chueco. El muro se mide y se juzga por la plomada.
Amós vio una visión. En la visión el Señor estaba sobre un muro, hecho a plomo, y Amós vio en la mano de Dios una plomada de albañil. Jehová pregunta a Amós: ¿Qué ves? Amós responde: Una plomada de albañil. (Amos 7:7-9). El texto de Amós, de esta manera, nos llama la atención a la plomada.
Luego dice que va a poner en medio de su pueblo la plomada. Seguramente los va a medir, quiere mostrarles si andan rectos o no.
Seguramente, Jehová sabe la condición del pueblo. No necesita Él una plomada para confirmar lo que ya sabe. Está perfectamente enterado de la condición de su pueblo. El que ha de saber de su condición es el pueblo, ya que aparentemente no sabe.
En la visión de Amós, el Señor estaba sobre el muro con la plomada de albañil en su mano. La plomada de albañil es una cuerda con un peso en uno de sus extremos, normalmente de plomo. El otro extremo de la cuerda está sostenido por la mano del que la emplea. La cuerda, desde la mano del que la sostiene hasta el peso abajo, marca lo que es perfectamente perpendicular. Esto sirve, entonces, para ver si el muro presenta una inclinación equivocada, que no sea perfectamente perpendicular.
Los niveles están determinados a raíz de la perpendicularidad, pues cualquier nivel ha de ser precisamente grados para ser recto. A partir de la plomada del albañil, entonces, se determina la corrección de toda la construcción, pues, revela todos los desniveles y todas las pendientes equivocadas o desproporcionadas.
No cabe duda, que el Señor, en su revelación a Amós, aplica la ilustración analógicamente. Se aplica teológicamente; la «plomada del albañil» la medida de rectitud se aplicará a las doctrinas en que cree, para ver si se inclinan hacia la fe en que creen los que van a los lugares altos, donde adoraban a los dioses falsos.
No cabe duda, Jehová se refiere a su revelación, a la ley que es la revelación de su voluntad. Esta es la norma del juicio. Dios nos revela esta norma, a fin de que sepamos de nuestra condición y nos arrepintamos, confesemos y huyamos de los errores revelados, o sea, de las falsas doctrinas entre nosotros.

Gerald Nyenhuis H. | Originalmente publicado el 15 de Junio de 2014 en| Boletín Buen Óleo

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