
La paciencia en tiempos de prueba – Santiago 5:7-11
Meditación bíblica sobre Santiago 5:7-11 por el A.I. Saulo Murguía A.
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México
¿Alguna vez has orado pidiendo a Dios paciencia?
Casi todos anhelamos desarrollar nuestra paciencia, pero pocos desean atravesar las pruebas necesarias para obtenerla. Sin embargo, la Escritura nos enseña que la paciencia no se hereda ni se impone: se forma.
El apóstol Santiago, con la sabiduría inspirada por el Espíritu Santo, nos ofrece una receta para forjar esta virtud. Vamos a meditar paso a paso en su enseñanza.
El consejo sabio de Santiago
Texto base: Santiago 5:7-11
“Tened también vosotros paciencia, y afirmad vuestros corazones; porque la venida del Señor se acerca.” (v.8)
Santiago nos llama a la makrothymía, y se refiere a esa paciencia que no se limita al aguante pasivo, sino que implica una perseverancia activa, llena de esperanza. Él utiliza la imagen del agricultor que, dependiendo completamente de factores externos como la lluvia temprana y tardía espera con confianza. Veamos, por ejemplo, en Deuteronomio 11:14, dice: “yo daré la lluvia de vuestra tierra a su tiempo, la temprana y la tardía; y recogerás tu grano, tu vino y tu aceite.”
Esta metáfora resuena con la sabiduría del Eclesiastés 3:1: “Todo tiene su tiempo…”
Así como el agricultor confía en que las estaciones del año llegarán, nosotros debemos confiar en la fidelidad del Dios que las diseñó. No somos llamados a manipular los tiempos y planes de Dios, sino a descansar en su soberanía.
El tiempo de Dios es perfecto
El corazón de esta exhortación es Cristo-céntrico: “la venida del Señor se acerca.” (Santiago 5:8)
Esta verdad escatológica no es solo una promesa futura, sino una fuente de consuelo presente. Nos recuerda que la historia tiene un Autor y una culminación gloriosa. Romanos 8:18 dice: “Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse.”
¿Te irritas con los contratiempos diarios? ¿Con el tráfico, los retrasos, las frustraciones del trabajo?
Santiago nos recuerda que incluso esas situaciones son terreno fértil para fortalecer el carácter cristiano. En Romanos 5:3-4, leemos:
“Y no solo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia”
Nada es inútil en manos del Dios soberano.
Ejemplos vivos de paciencia
Santiago ilustra su enseñanza con dos figuras bíblicas: los profetas y Job.
Los profetas (como Jeremías, Ezequiel o Elías) sufrieron aflicción por causa de la fidelidad a la Palabra de Dios (Hebreos 11:32-38). No buscaron reconocimiento, sino obediencia, aun en medio del rechazo.
Y luego está Job, arquetipo de paciencia. Aunque perdió a su familia, su salud y sus bienes, nunca abandonó su fe. Su testimonio nos recuerda lo que dice Santiago 5:11: “He aquí, tenemos por bienaventurados a los que sufren. Habéis oído de la paciencia de Job, y habéis visto el fin del Señor, que el Señor es muy misericordioso y compasivo.”
El final no es tragedia, sino restauración (Job 42:10-17).
La paciencia en lo cotidiano
¿Dónde se manifiesta hoy esta paciencia? En los momentos comunes: la cola del supermercado, las interrupciones, los proyectos truncados. Pero también en las pruebas profundas: una enfermedad, una pérdida, una oración sin respuesta inmediata.
Santiago nos advierte: “no os quejéis unos contra otros” (v.9). La impaciencia alimenta la murmuración, el juicio y el desánimo. Pero la paciencia redirige nuestra mirada hacia Cristo, nuestro Juez y Salvador.
En el taller del Maestro
La paciencia es una obra de gracia y de fuego. No se construye con teorías, sino en medio de las batallas. Pero es allí donde Dios actúa como el alfarero, moldeando nuestro carácter (Jeremías 18:4-6).
Santiago cierra esta sección con una promesa: bienaventurado el que persevera. (cf. Santiago 5:11; Mateo 5:10-12)
La próxima vez que enfrentes una prueba, respira profundo, levanta tu mirada y recuerda: estás siendo transformado. Estás en el taller del mejor Artesano, y su obra en ti no será en vano.
“Estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo;” Filipenses 1:6