
PRIMER VIAJE MISIONERO – Hechos 13:1-12
Meditación bíblica sobre Hechos 13:1-12 por Alfonso Abascal
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México
El día de hoy seguiremos meditando sobre el Libro de los Hechos. La semana pasada hablamos acerca de la muerte de Herodes, un rey tirano y que sólo buscaba su autocomplacencia. Y el día de hoy hablaremos del inicio de los viajes misioneros de Pablo, es decir, Saulo de Tarso.
Recordemos que Saulo fue escogido por el Señor cuando iba camino a Damasco, y él sería quien llevaría el Evangelio a los gentiles (Hechos 9:15: “Instrumento escogido me es este”)
Ahora daremos lectura a Hechos 13:1-12. Dice así:
Había entonces en la iglesia que estaba en Antioquía, profetas y maestros: Bernabé, Simón el que se llamaba Niger, Lucio de Cirene, Manaén el que se había criado junto con Herodes el tetrarca, y Saulo. Ministrando estos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado. Entonces, habiendo ayunado y orado, les impusieron las manos y los despidieron. Ellos, entonces, enviados por el Espíritu Santo, descendieron a Seleucia, y de allí navegaron a Chipre. Y llegados a Salamina, anunciaban la palabra de Dios en las sinagogas de los judíos. Tenían también a Juan de ayudante. Y habiendo atravesado toda la isla hasta Pafos, hallaron a cierto mago, falso profeta, judío, llamado Barjesús, que estaba con el procónsul Sergio Paulo, varón prudente. Este, llamando a Bernabé y a Saulo, deseaba oír la palabra de Dios. Pero les resistía Elimas, el mago (pues así se traduce su nombre), procurando apartar de la fe al procónsul. Entonces Saulo, que también es Pablo, lleno del Espíritu Santo, fijando en él los ojos, dijo: ¡Oh, lleno de todo engaño y de toda maldad, hijo del diablo, enemigo de toda justicia! ¿No cesarás de trastornar los caminos rectos del Señor? Ahora, pues, he aquí la mano del Señor está contra ti, y serás ciego, y no verás el sol por algún tiempo. E inmediatamente cayeron sobre él oscuridad y tinieblas; y andando alrededor, buscaba quien le condujese de la mano. Entonces el procónsul, viendo lo que había sucedido, creyó, maravillado de la doctrina del Señor.
Antes de iniciar esta meditación, vale la pena mencionar que a partir de este capítulo trece, a Saulo se le empieza a llamar Pablo.
Así que ahora Pablo, quien ya había sido llamado, como lo mencionamos al inicio, sería un instrumento escogido, y acompañado por Bernabé, iniciaron su primer viaje misionero.
Y la iglesia confirmó el llamamiento de ambos, y una vez que ayunaron y oraron, les impusieron las manos, es decir, los comisionaron y los enviaron.
El ayuno era una forma de confirmar su llamado, y la oración para prepararse y obedecer.
Así, el ayuno no es un fin en sí mismo, es una acción negativa, se abstiene de comida y de otras distracciones, en favor de una acción positiva, adorar y orar.
Así entonces navegaron a Chipre, anunciando el Evangelio por toda la hasta Papos, en donde encontraron a un hechicero y falso profeta judío llamado Barjesús, que quiere decir hijo de salvación, quien era asistente del procónsul Sergio Paulo, y a este procónsul Lucas lo describe como un hombre inteligente, aunque con un particular interés por las prácticas supersticiosas y ocultas.
Sin embargo, él deseaba oír la palabra, así que Pablo y Bernabé acudieron a su llamado, y compartieron las buenas nuevas del Evangelio de Jesucristo. Pero este hechicero, que ahora Lucas llama Elimas, se les oponía.
Seguramente fue porque vio amenazado su prestigio y sus ingresos, intentando apartar al procónsul de la fe en Jesucristo.
Pablo pudo ver en este hechicero un ataque directo por parte del diablo, de modo que lo confrontó, lo que nos recuerda lo hecho por el apóstol Pedro en Samaria (Hechos 8:20).
Así Pablo, lleno del Espíritu Santo, dotado de un poder sobrenatural, condena a Elimas diciéndole, hijo del diablo y enemigo de toda justicia, nunca dejarás de torcer los caminos rectos del Señor, he aquí la mano del Señor estará contra ti, serás ciego.
Elimas en ningún sentido refleja el significado de su nombre como hijo de salvación, todo lo contrario, buscó torcer los caminos del Señor, haciéndose enemigo del bien y la verdad.
Por esto Pablo lo llama ahora hijo del diablo, padre de mentira y de maldad, y lo condena a una ceguera temporal.
Este hecho dejó al procónsul profundamente impresionado y convencido del poder de las palabras del apóstol, la señal, es decir la ceguera y la derrota del hechicero, por lo que creyó en la doctrina del Señor Jesús.
El escritor John Stott dice que en esta lucha de poderes el Espíritu Santo venció al diablo y derrotó al hechicero, y nuevamente el Evangelio triunfó sobre el ocultismo.
Este pasaje nos enseña la gran importancia del ayuno y la oración como primer paso al llamado a una tarea de evangelización, y segundo al realizar dicha tarea pedir la llenura del Espíritu Santo y que el Señor reciba la honra y la gloria. Isaías 55:11 dice,
Así será mi palabra que sale de mi boca, no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero y será prosperada en aquello para que la envié.