Noe: Obediencia paciente – Génesis 6–9

Meditación bíblica sobre Génesis 6–9 (Gen. 6:22) por el A.I. Saulo Murguía A.
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México

 “E hizo Noé conforme a todo lo que le mandó Dios; así lo hizo.” Génesis 6:22

¡Hola a todos! Hoy quiero invitarles a sumergirse en una historia que probablemente conocen, pero que encierra mucha sabiduría que a veces pasamos por alto: la historia de Noé y el arca.

La narración completa está en Génesis 6 al 9, donde se relata el llamado de Dios, la construcción del arca, el diluvio, y el nuevo pacto. Pero más allá del drama y el milagro, encontramos dos virtudes que brillan en medio de un mundo caído: la paciencia y la obediencia.

Fe en lo invisible: la historia de Noé como llamado a la fidelidad

En tiempos donde la corrupción llenaba la tierra y -dice en Génesis 6:5- “todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal.”, En ese contexto Dios decide purificar su creación.

Pero en medio de esa oscuridad, resplandece un nombre: Noé, de quien dice en Génesis 6:9 “varón justo, era perfecto en sus generaciones” y que “con Dios caminó Noé”

Imagina esto: Dios le habla a Noé y le pide construir un arca gigantesca, en tierra seca, sin rastro de lluvia, rodeado de una generación corrupta que vivía ajena a cualquier advertencia divina. Noé no tenía precedentes ni modelos a seguir. Solo tenía la voz de Dios y su fidelidad.

Obediencia sin aplausos

Noé obedeció.

En Génesis 6:22 leemos:

“E hizo Noé conforme a todo lo que le mandó Dios; así lo hizo.”

Se puso manos a la obra, día tras día, año tras año… sin evidencia de lo que vendría. Algunas estimaciones dicen que pasaron entre 70 y 100 años desde que Dios le ordenó hacer el arca hasta el inicio del diluvio.

¡Imagina dedicar toda una vida a algo invisible, inaudito y, para muchos, absurdo!

Pero la paciencia de Noé no fue pasiva. Fue una paciencia activa, perseverante y silenciosa. Cortaba madera, clavaba tablas, hacía cálculos de dimensiones de acuerdo con las instrucciones de Dios… todo mientras enfrentaba burlas, miradas incrédulas y soledad. ¿Y por qué? Porque creía que Dios cumple lo que promete, aun cuando no vemos el cumplimiento.

A lo largo de cien años, Noé martilla, predica y espera. Hebreos se refiere a Noé como un “heredero de la justicia que viene por la fe”.

Dice en Hebreos 11:7,

Por la fe Noé, cuando fue advertido por Dios acerca de cosas que aún no se veían, con temor preparó el arca en que su casa se salvase; y por esa fe condenó al mundo, y fue hecho heredero de la justicia que viene por la fe.

Además vemos aquí dos cosas que debemos notar, dice “cuando fue advertido por Dios acerca de cosas que aún no se veían, con temor preparó el arca en que su casa se salvase”

La fe se pone en evidencia por esas dos cosas: paciencia y obediencia.

Paciencia que transforma: el legado silencioso del constructor del arca

La paciencia no es simplemente “esperar”, es cultivar la fe en medio del silencio. Y la obediencia no siempre se celebra con aplausos externos, sino con la aprobación divina que ve lo secreto.

Del diluvio a la promesa: la esperanza que renace bajo el arco

Y finalmente, el diluvio llegó, y con él, la reversión simbólica de la creación: las aguas cubren todo, como al inicio del Génesis, devolviendo el caos donde antes hubo orden. Pero en esa barca flotante, sostenida por la mano invisible de Dios, subsiste el germen de una nueva humanidad y la promesa de restauración.

Después de 40 días de lluvia y meses de espera, la paloma con un ramo de olivo marca el inicio de algo nuevo (Génesis 8:11): vida y esperanza renacen. Noé desciende del arca y ofrece un sacrificio que agrada a Dios, quien pronuncia un compromiso renovado: nunca más destruirá la tierra por agua, y sella su palabra con el arco iris como “señal del pacto eterno” (Génesis 9:16).

En un mundo acelerado, donde medimos el éxito por la inmediatez y el reconocimiento, Noé nos recuerda que la fidelidad a largo plazo es la que deja legado.

Como dice 2 Pedro 2:5, Noé fue “pregonero de justicia”: su vida fue mensaje, sermón y testimonio en sí mismo.

Si hoy estás esperando, trabajando, orando por algo que parece lejano o imposible… esta historia es para ti.

A veces, mientras más larga es la espera, más grande es el propósito. Dios no se olvida. Dios observa. Y Dios honra a quienes perseveran cuando nadie más ve.

Hoy, como entonces, Dios busca corazones pacientes y obedientes que caminen con Él en fidelidad. En medio de las tormentas culturales, familiares o personales, hay un arca de gracia.

Gracias por acompañarme en este espacio. ¿Te ha tocado construir algo en fe, sin ver resultados inmediatos? Cuéntamelo en los comentarios. Tu testimonio también puede inspirar a otros. ¡Nos vemos en el próximo video!

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